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HistoriaPolíticaBiografía

Carlos II de Anjou, Rey de Nápoles (1254-1309).

Rey de Nápoles desde el año 1285 hasta la fecha de su muerte. Nacido en 1254 y muerto en Nápoles el 5 de mayo de 1309. Durante su reinado se enfrentó en varias ocasiones a los reyes de Aragón por el control de Sicilia.

Hijo de rey de Nápoles Carlos I de Anjou y de la esposa de éste Beatriz de Provenza, apenas disponemos de datos biográficos sobre los primeros años de su vida, aunque debió recibir una educación esmerada, puesto que además de ser nieto del monarca francés Luis VIII, tras la muerte de su hermano Luis, al que Carlos no llegó a conocer; en el año 1248, éste se convirtió en el heredero de las posesiones de su padre, el cual por entonces ostentaba los títulos de conde de Anjou y de Provenza.

Aproximadamente cuando Carlos contaba con 12 años de edad, el citado Carlos I de Anjou, fue proclamado rey de Nápoles y Sicilia, gracias al apoyo que obtuvo del papa Urbano VII, tras haber realizado una serie de campañas militares para arrebatar estos territorios a los descendientes del emperador Federico II Hohenstaufen. Así cuando en el año 1269 éste derrotó definitivamente a los ejércitos de Conradino, obteniendo el control de Sicilia, su hijo Carlos obtuvo el título de duque de Salerno y fue nombrado caballero, tras lo cual se selló su compromiso con María de Hungría. La boda de ambos jóvenes tuvo lugar un año después (1270), cuando el heredero al trono de Nápoles contaba con 16 años. Dicho matrimonio tuvo como fruto el nacimiento de 8 varones y 5 mujeres, entre los que podríamos destacar al heredero del trono de Nápoles Roberto I de Anjou; a María que contrajo matrimonio con Sancho I de Mallorca; a Blanca que casó en 1295 con Jaime II de Aragón; a Leonor casada con el rey Federico II de Sicilia y por último habría que mencionar a Luis de Anjou, el cual fue canonizado tras su fallecimiento.

A pesar de su juventud muy pronto demostró Carlos tener grandes dotes para el manejo de los asuntos de Estado, aunque en ningún momento se mostró tan inclinado a guerrear como su padre. En opinión de algunos investigadores esto se debió a una cierta minusvalía que sufría desde su más tierna infancia, a causa de la cual fue conocido con el sobrenombre de Carlos el Cojo.

El 15 de febrero de 1271 con motivo de un viaje de su padre a Roma, Carlos ocupó el puesto de vicario general del reino por primera vez, cargo que volvería a ocupar desde marzo hasta junio de 1272 y desde el 3 de marzo de 1276 hasta el mes de marzo de 1277. Así podemos afirmar que desde 1275 Carlos de Anjou participó activamente en los asuntos del reino y se convirtió en uno de los principales colaboradores del monarca napolitano, que tenía notables problemas para reafirmar su autoridad entre sus súbditos, motivo por el cual se encomendaron a Carlos importantes misiones diplomáticas, como lo demuestra el hecho de que en el año 1282, cuando dieron comienzo las llamadas Visperas Sicilianas, éste se encontrara en Provenza, desde donde tras recibir instrucciones precisas de su padre, se trasladó a la corte del monarca francés Felipe III. La estancia de Carlos en Francia fue muy beneficiosa para los intereses de su familia, puesto que en octubre de ese mismo año, regresó a Nápoles acompañado por un importante contingente militar financiado por el mencionado monarca.

Desde ese momento Carlos participó de forma activa en las campañas militares desarrolladas por Carlos I, pero la suerte no le fue favorable, ya que en el año 1284 su barco fue apresado por Roger de Lauría, el cual le condujo al castillo de Mattagnfone. Poco tiempo después el futuro Carlos II fue conducido al parlamento de Palermo, donde tras ser sometido a juicio fue condenado a muerte, aunque gracias a la intervención de la reina Constanza, la esposa de Pedro III de Aragón, le fue conmutada la pena y se le trasladó a la ciudad de Barcelona, donde permaneció cautivo durante cuatro años. Proclamado monarca en el año 1285, tras la muerte de su padre, durante los años que Carlos permaneció en Barcelona, se hicieron cargo del gobierno de Nápoles Gerardo de Parma y Roberto de Artois, los cuales continuaron luchando contra el citado Roger de Lauría y Jaime de Aragón, con la intención de obtener de nuevo el control de Sicilia.

Finalmente Carlos II fue liberado tras pagar un cuantioso rescate, tras la firma del tratado de Canfranc, el 27 de octubre de 1288, por el cual el monarca se comprometía a respetar la autonomía de los sicilianos, aunque obtenía algunas ventajas. De este modo antes de abandonar definitivamente Barcelona, Carlos debía entregar como rehén a su hijo y heredero Roberto de Anjou, que llegó a la ciudad en 1289. Los años siguientes el rey de Nápoles decidido a mantener la paz con los aragoneses, se dedicó fundamentalmente a poner en orden los asuntos de su reino y en el año 1290 cedió el condado de Anjou a Carlos de Valois, el esposo de su hija Margarita, el cual gobernó Francia en la sombra con el nombre de Carlos III de Anjou. Un año después (1291) firmó con Alfonso III el Liberal el tratado de paz de Bignoles, con el cual ambos monarcas pretendían acabar con los enfrentamientos entre el reino de Nápoles y el de Aragón, pero muy pronto este tratado fue revocado, puesto que tras la llegada al poder de Jaime II el Justo, se reanudaron las hostilidades.

Las acciones de guerra se prolongaron hasta el año 1295, momento en el que Carlos II y Jaime II llegaron a una solución de compromiso para terminar con el conflicto. De este modo el reino de Sicilia tras la renuncia de éste último, pasó a estar bajo el control de Carlos de Anjou, el cual concertó el matrimonio de su hija Blanca con el rey aragonés. Pero dicho compromiso no fue visto con buenos ojos por los sicilianos, que deseosos de salvaguardar su independencia ofrecieron la corona a Federico de Aragón, que muy pronto ocupó el trono, por lo que se reanudaron las hostilidades hasta el año 1302. Carlos II cansado de las continuas luchas finalmente decidió renunciar a sus aspiraciones, por lo que como prueba de su deseo de mantener la paz concertó el casamiento de su hija Leonor con el mencionado monarca.

Los últimos años de su vida Carlos II pudo desarrollar una política netamente pacifista, gracias al apoyo incondicional que recibió del Papado; con la que pretendía asegurar su influencia en los Balcanes, en Europa Central y en la península itálica, donde tuvo algunas diferencias con Felipe de Saboya, por el control del Piamonte, aunque este conflicto muy pronto fue solucionado. Por lo que respecta al interior Carlos II se ganó el respeto de sus súbditos, gracias a las reformas que emprendió en la administración, que contribuyeron, entre otras mejoras, a reducir la presión fiscal.

Carlos II de Anjou murió el 5 de mayo de 1309 en Nápoles a la edad de 55 años. Recordado con cariño por todos sus súbditos, gracias a la labor que desarrolló sobre todo al final de su reinado, pudo ser sucedido sin problemas por su hijo Roberto I.

Bibliografía

  • LADERO QUESADA, M. A. Historia Universal. Edad Media. (Madrid, Vicens Vives, 1992).

  • VALDEÓN, J., ALVIRA, M., SÁNCHEZ, R., LADERO, M. A., ÁLVAREZ, A. CLARAMUNT, S. Manual de Historia Universal. Baja Edad Media. (Madrid, Historia 16, 1996).

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  • 0212 CGS