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HistoriaPinturaBiografía

Carderera y Solano, Valentín (1796-1880)

Pintor, arqueólogo y escritor español, nacido en Huesca el 14 de febrero de 1796 y muerto en Madrid el 25 de marzo de 1880. Inició estudios eclesiásticos en la Universidad Sertoriana de su ciudad natal, aunque su predilección por el dibujo lo llevó a descuidar las asignaturas teóricas. Protegido por el general Palafox, pasó a estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, donde fue alumno de Buenaventura Salesa. En 1816, tras la guerra, partió para Madrid, donde estudió con Maella y, en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, con José de Madrazo. Seis años después, el duque de Villahermosa le concede una pensión para viajar a Roma, donde permaneció nueve años y donde se dio a conocer como retratista y gran conocedor de los monumentos históricos, que plasmó en cuadros y grabados. Algunos de los retratos de este período italiano son los del Cardenal Pacca, la Princesa Doria, el Conde Marsciano, el Cardenal Fransoni o el Marqués Fransoni. También pintó en Italia varios lienzos de tema religioso e histórico que envió a los duques de Villahermosa para decorar su palacio madrileño, hoy sede del Museo Thyssen-Bornemisza. Son estos lienzos una Santa Marcelina, una Cleopatra y Los Reyes Católicos recibiendo a Colón. Ya en Madrid, su labor como retratista le dio encargos de nobles como los marqueses de Malpica o los Condes de Toreno y de la propia casa real, para la que pintó a la regente María Cristina de Borbón y a la propia Isabel II. También los reyes de Francia, Luis Felipe y Amalia, posaron para él. Asimismo, algunas de sus acuarelas fueron seleccionadas por su amigo Pérez-Villaamil para ilustrar su obra La España Artística y Monumental .

Con todo, la faceta más importante de Carderera no es la de pintor, sino la de arqueólogo, investigador y coleccionista. En este aspecto, le fue de gran ayuda su facilidad para el dibujo, en labores como el catálogo de la Armería Real o los estudios arqueológicos encargados en 1836 y 1850 por el conde de Toreno y la Casa real, respectivamente, sobre varias provincias castellanas la primera, y sobre Andalucía la segunda. En su infatigable labor en este campo, llegó a reunir más de ciento treinta carteras de apuntes que a su muerte legó a la Biblioteca Nacional. Destacó también como crítico y teórico del arte. Fue uno de los mejores conocedores de la obra de Goya de todo el XIX y redactó numerosos artículos a favor de la estética romántica en los años de eclosión de este movimiento en la vida española, años en los que participó Carderera en la vida artística madrileña que frecuentaba la tertulia del Parnasillo, el Ateneo y el Liceo Artístico. También se ocupó personalmente de impulsar los museos provinciales de Huesca y Zaragoza (a los que legó parte de sus colecciones) y de la restauración de monumentos como el claustro de San Pedro de Huesca (para el que llegó a poner dinero de su propio peculio) o los monasterios de San Juan de la Peña y Santa Cruz de la Serós. Fue director del Museo del Prado, para el que trabajó con tesón en la tarea de restaurar y disponer sus ricos fondos.

Algunas de sus obras de carácter investigador son Historia de la pintura en Aragón, su Memoria sobre el retrato, traje y escudo de armas de Cristóbal Colón, la colección de grabados junto a una exposición erudita en su Ensayo sobre los monumentos, sepulcros y panteones reales de España o su fundamental Colección de noticias, documentos y estudios para la historia del grabado en España. A estos trabajos, hay que unir un larguísimo número de artículos, que lo convierten en uno de los eruditos más notables del siglo XIX. Además, catalogó los fondos de la Real Armería y desempeñó varios cargos académicos. Por fortuna, nos quedan tres retratos de Carderera: dos pintados por Federico de Madrazo y otro más de Alejandro Ferrant.

Autor

  • Gerardo Fernández San EmeterioÁngel Gómez Moreno