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HistoriaBiografía

Cárdenas, Bernardino de (1579-1668).

Obispo de Asunción del Paraguay nacido en 1579 en La Paz y muerto en Arani en 1668; persiguió a los jesuitas y promovió uno de los conflictos más graves y escandalosos de la historia eclesiástica colonial de América.

Era criollo de La Paz y estudió en Lima. Ingresó muy joven en la orden franciscana, en la que llegó a ser definidor, vicario provincial y visitador. En 1629 asistió al concilio platense y en 1638 fue propuesto para obispo de Asunción; fue confirmado por el Papa en 1640. Ante la tardanza de la llegada de las bulas para la consagración, preguntó en 1641 a los jesuitas de Salta si podría consagrarse obispo, ya que la Curia papal ya las había expedido. Los jesuitas respondieron afirmativamente, pero el Rector de la Universidad de Córdoba, Diego de Boroa, negó tal posibilidad. Cárdenas se guardó el veredicto del Rector y presentó al obispo de Tucumán el dictamen favorable de los jesuitas salteños; se consagró en dicha ciudad ese mismo año. Cárdenas pidió luego al Rector que avalase su consagración por escrito, a lo que se negó. Antes al contrario, Boroa avisó a sus hermanos del Paraguay sobre el particular y les aconsejó no comentar la consagración del nuevo Obispo. Éste empezó a ejercer de tal y visitó la reducción de Iguazú en 1643. Posteriormente surgió un diferendo entre Cárdenas y los jesuitas de Paraguay por una estancia, lo que removió el asunto de la consagración, hecho al que respondió Cárdenas con excomuniones y poniendo a la ciudad de Asunción en entredicho. El gobernador Gregorio de Hinestrosa tuvo que intervenir: pidió informes a los dominicos, que fueron contrarios a la consagración, y el 5 de noviembre de 1644 convocó en la catedral al clero y fieles para resolver el asunto. En la reunión se acordó declarar vacante el Obispado; se posesionó del mismo, con carácter transitorio, el Provisor y Vicario General Cristóbal Sánchez. Sin embargo, Cárdenas se negó a aceptar este veredicto y acusó a los jesuitas de animadversión hacia su persona por haber visitado sus reducciones y por haber controlado el tráfico de oro. Reiteró su legitimidad y lanzó la excomunión sobre el Provisor y los jesuitas, poniendo además en entredicho la iglesia de la Compañía. Hinestrosa se vio obligado a expulsar al Obispo, que partió de Asunción para Corrientes el 19 de noviembre, donde siguió ejerciendo sus funciones y atacando a los jesuitas.

En 1647 murió el gobernador Hinestrosa y le sucedió Diego de Escobar, a quien Cárdenas presentó un auto falso de la Audiencia de Charcas que lo restituía como obispo de Asunción. El nuevo mandatario lo aceptó y Cárdenas volvió a su sede, a la vez que acusaba a los jesuitas de tener ocultas en sus reducciones minas de oro y armas. En febrero de 1649 murió Escobar y el Obispo asumió el gobierno interino de la Provincia, en espera de real provisión. El Obispo y Gobernador expulsó a los jesuitas del Paraguay el 7 de marzo de 1649 y, ante sus protestas, mandó quemar su Colegio. El escándalo repercutió en toda América, por lo que intervinieron la Audiencia de Charcas (que solicitó la presencia del Obispo a fines de 1649) y el virrey del Perú. Se nombró nuevo gobernador interino del Paraguay a Sebastián de León y Zarate y se comisionó al oidor Andrés Garavito de León a Asunción para restablecer la legalidad. Garavito declaró nulas todas las medidas adoptadas contra los jesuitas, encargó la iglesia asunceña al licenciado Andrés Cornejo y mandó preso a Cárdenas a un convento de Chuquisaca (1651). El conflictivo obispo se fugó del convento y se trasladó a la Paz, donde en 1655 se dedicó a ejercer en sede vacante. Tuvo que intervenir el Rey, que ordenó a Cárdenas presentarse en la Corte para explicar su conducta o a renunciar al nombramiento eclesiástico. El Obispo no hizo ninguna de las dos cosas y, ante la magnitud del problema, se decidió echar tierra sobre el asunto. El Rey concedió una pensión a Cárdenas y lo nombró obispo auxiliar del Paraguay. El Papa dio también su veredicto, declaró válida su consagración, pero no la toma de posesión. Le absolvió, sin embargo, de todas las irregularidades cometidas (1657). Más tarde, el Consejo de Indias propuso trasladar a Cárdenas como obispo a Popayán, pero rehusó. En vista de esto, fue enviado en 1664 al obispado de Santa Cruz de la Sierra, pero tampoco quiso ir a dicha plaza. En 1666 fue nombrado obispo de La Paz.

Todo este conflicto, sin duda, uno de los más graves que afrontó la Iglesia indiana, revela la lucha por el poder entre las autoridades eclesiásticas y las órdenes religiosas, de gran importancia en algunas zonas, como en el Paraguay. En el mismo mediaron también problemas de xenofobia, pues la Compañía pretendió reclutar sacerdotes para sus misiones en Italia, Alemania y Flandes, tras la Congregación General de 1645. Ante las protestas de los religiosos españoles, la Corona dio una cédula el 15 de junio de 1654 prohibiendo el paso de todo jesuita extranjero a las colonias españolas. En cuanto a Paraguay, quedó seriamente afectado por estos sucesos, como lo demuestra el hecho de que durante los cincuenta últimos años del siglo XVII pasaran por Asunción cuatro obispos que no llegaron a consagrarse ni a posesionarse de su sede.

Bibliografía

  • ASTRAIN, Antonio de, S.J.: Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, Madrid, 1902-25, 7 vols.

  • BORGES MORAN, Pedro: El envío de misioneros a América durante la época española. Salamanca: Universidad Pontificia, 1977

  • LOPETEGUI, León, S.J. Y ZUBILLAGA, Félix, S.J.: Historia de la Iglesia de la América Española desde el Descubrimiento hasta los comienzos del siglo XIX, Madrid: 1965, 2 vols.

  • YBOT LEÓN, Antonio: La Iglesia y los eclesiásticos españoles en la empresa de Indias, Madrid, Salvat, 1962, 2 vols.

MLS

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