Carbet, Marie-Magdeleine (1902-?).
Poetisa, narradora y ensayista francesa, nacida en la isla de Martinica en 1902. Autora de una obra literaria de gran riqueza y variedad, que abarca temas y géneros tan diversos como la lucha contra el racismo, la exaltación de la identidad antillana, la poesía infantil y los recetarios de cocina, está considerada como una de las voces más relevantes de la literatura caribeña escrita por mujeres.
Aunque su verdadero nombre era el de Anne-Marie Magdeleine, se hizo célebre en los foros literarios francófonos por su pseudónimo literario de Marie-Magdeleine Carbet, formado por su segundo nombre (Marie), su apellido (Magdeleine) y el topónimo de una bella localidad (Carbet) de su isla natal.
Cursó estudios de Letras en Francia, donde, una vez licenciada, emprendió una brillante trayectoria profesional por el sendero de la docencia (lo que le permitió conocer a la perfección el mundo de la infancia, al que luego habría de consagrar algunas de sus obras). Durante aquel período inicial de su carrera docente, la joven Anne-Marie conoció a otra profesora oriunda de Martinica, con la que se asoció para escribir y publicar a medias algunas obras centradas en su patria común. Ambas decidieron, entonces, adoptar ese topónimo de Carbet como pseudónimo literario; y así, su compañera firmó con el nombre de Claude Carbet las obras que escribió en colaboración con ella.
Se trata de libros que, aparecidos durante varios años en París dentro de la prestigiosa colección "Ceux d'Outre-Mer" ("Los de Ultramar"), granjearon un merecido prestigio a ambas escritoras de Martinica. Entre ellos, cabe destacar los titulados Féfé et Doudou, martiniquaises (París, 1936), Piment rouge (París, 1938), Cà et là dans le Caraïbe (1939) y Braves gens de la Martinique (1939).
Al margen de estas obras escritas en colaboración con Claude Carbet, Marie-Magdeleine Carbet dio a la imprenta otros muchos libros escritos íntegramente por ella, como Point d'orgue (París, 1958), Ecoute, Soleil-Dieu (París, 1961), Viens voir ma ville (París, 1963), Questions sur l'histoire de la Martinique (Fort-de.France, 1965), Rose de grâce (París, 1970), Au péril de ta joie (Montreal, 1972), D'ue rive à l'autre (Montreal, 1975) y Au village en temps longtemps (Montreal, 1977).
En su creación poética (tanto la destinada al público adulto como la consagrada a los jóvenes lectores), la escritora martiniqueña cultivó un tema bien presente también en el resto de su obra: la exaltación de la belleza de su tierra natal. Además, escribió cuentos y novelas en los que subrayaba también estos valores estéticos de Martinica, al tiempo que contribuía a perfilar, con el habla, las costumbres y la idiosincrasia de sus personajes, la especificidad de la identidad antillana (y, en particular, la singularidad cultural de su isla y de otros territorios antillanos pertenecientes a Francia). En esta línea de trabajo, recurrió en algunos pasajes de su prosa de ficción al idioma creole, con el que logró dar un innegable tono de autenticidad a la recreación de temas y argumentos propios de la tradición oral martiniqueña. En reconocimiento a este esfuerzo por elevar el idioma y la cultura del ámbito geo-cultural antillano a la categoría literaria, en 1971 Marie-Magdeleine Carbet fue galardonada en 1971 con uno de los premios más prestigiosos de dicho entorno (el "Prix des Caraïbes").
En su faceta de ensayista, amén de ocuparse también de aspectos específicos de la realidad social y cultural del Caribe -como, por ejemplo, la gastronomía antillana, a la que consagró una recopilación de recetas típicas presentada bajo el título de Le bon manger antillais (1978)-, Marie-Magdeleine Carbet se distinguió por su firme compromiso en pro del movimiento anti-racista. Como adalid de esta causa, desempeñó un papel determinante no sólo entre la comunidad antillana radicada en París, sino también en otros muchos lugares del mundo, y especialmente en el Continente Negro. Precisamente de su estancia en África (que le permitió recorrer Níger, Malí y Costa de Marfil, cumpliendo así el viejo sueño de tantos otros intelectuales antillanos: visitar el continente de donde procedían sus ancestros), la escritora martiniqueña se trajo numerosas ideas y sensaciones que enriquecieron profundamente su creación literaria (particularmente, su poesía).
JRF