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PeriodismoLiteraturaBiografía

Caparrós, Martín (1957-VVVV).

Narrador y periodista argentino, nacido en Buenos Aires en 1957. Aficionado desde muy temprana edad a la escritura, con apenas dieciséis años de edad inició una precoz andadura periodística en el actualmente desaparecido diario Noticias, donde se curtió en la dureza del oficio y, al mismo tiempo, entabló contactos que luego resultarían decisivos en su posterior dedicación profesional tanto al periodismo como a la creación literaria.

Siempre impulsado por ese vivo talante humanístico que se había manifestado en él desde su infancia, aprovechó la necesidad de abandonar su país natal tras la subida al poder del general Jorge Rafael Videla para exiliarse en Europa y cursar estudios superiores de Historia en la Sorbona de París, de donde egresó con el titulo de licenciado en dicha materia. Posteriormente viajó a España y se instaló en Madrid, donde subsistió ejerciendo el periodismo hasta que, en 1983, la instauración de un régimen democrático en Argentina le permitió regresar a su país natal.

La mayor parte de su trayectoria profesional como periodista se había desarrollado, hasta entonces, en suelo europeo, donde tocó aspectos tan variados como la información deportiva, la taurina, la cultural, la gastronómica, la política e, incluso, la del mundo de sucesos, sin dejar de frecuentar ningún medio de comunicación que demandase su colaboración, ya fuera impreso, radiofónico o televisivo. Con este amplio bagaje profesional a sus espaldas, a su regreso a Buenos Aires pronto se convirtió en uno de los jóvenes periodistas más sobresalientes de su tiempo, lo que le permitió asumir la dirección de algunas publicaciones tan difundidas como El Porteño, Babel, Página/30, Sal y Pimienta y Cuisine & Vins.

Al tiempo que desplegaba esta intensa y fecunda actividad periodística, Martín Caparrós se entregó a una no menos feraz dedicación literaria que le permitió presentarse como escritor a mediados de los años ochenta, con la publicación -sólo un año después de haber retornado de su largo exilio europeo- de la novela titulada Ansay o los infortunios de la gloria (1984). Tras la aparición de esta opera prima, la crítica especializada descubrió en el periodista bonaerense a una de las grandes promesas de la narrativa argentina de finales del siglo XX, estimación compartida por los lectores y pronto refrendada por el propio Martín Caparrós por medio de su segunda novela, publicada al cabo de dos años bajo el título de No velas a tus muertos (1985). Consagrado, a partir de entonces, como uno de los grandes narradores de su generación, el escritor de Buenos Aires ha ido enriqueciendo su interesante producción impresa con otras novelas tan dignas de consideración como las tituladas El tercer cuerpo (1990), La noche anterior (1990) y La historia (1999), sin dejar por ello de seguir ejerciendo esa brillante actividad periodística que le ha surtido de abundante material para publicar otros volúmenes, como los libros de crónicas Larga distancia (1992), Dios mío (1994) y La patria capicúa (1995).

Martín Caparrós es autor también de libros de viajes y volúmenes ensayísticos, entre los que resulta obligado destacar el escrito en colaboración con Eduardo Anguita, que vio la luz en tres volúmenes bajo el título de La Voluntad (2000). Se trata de un espléndido ejercicio de reconstrucción histórica y memoria literaria en el que ambos escritores han intentado rescatar el tortuoso mundo de la militancia revolucionaria argentina de los años setenta. El primer volumen analiza el origen y la preparación de este movimiento revolucionario entre 1966-1973; el segundo estudia el proceso en toda su dureza, coincidiendo con la toma del poder en Argentina por parte de las Fuerzas Armadas (1973-1976); el tercero y último relata la violenta represión de los militares entre 1976 y 1978.

Conviene destacar, por último, antes de concluir esta apresurada semblanza bio-bibliográfica del escritor bonaerense, la importancia adquirida por Martín Caparrós en su condición de animador y promotor cultural, sobre todo a raíz de asumir -en colaboración con Jorge Dorio- la dirección de Babel. Revista de Libros (1988). En torno a esta destacada publicación (sin duda alguna, una de las revistas literarias más importantes en las Letras hispanoamericanas de finales del siglo XX) se fue congregando un relevante plantel de jóvenes autores que pronto dio pie a la crítica especializada para hablar de una nueva generación en la literatura argentina, denominada en alguna ocasión "Generación sin padres", ya que -según el propio testimonio de uno de sus integrantes- "a nuestros mayores los mataron con muertes más crudas, personales, o con la eliminación de su entorno y sus premisas". Se trata de un grupo formado por el propio Martín Caparrós y otros escritores como Daniel Guebel (1956), Alan Pauls (1959), Charlie E. Feiling (1961-1997) y -entre otros- Luis Chitarroni (1958), Sergio Chejfec (1953), Sergio Bizzio (1956) y Matilde Sánchez (1958), todos ellos formados -puesto que carecían de "padres literarios"- en unas "hermandades electivas" que recogían la herencia de algunos grandes escritores argentinos cuyas obras habían discurrido por senderos ajenos a los de la literatura hispanoamericana de los años sesenta más difundida en todo el mundo (la del llamado Boom). Eran, en efecto, unos maestros o guías tan particulares como Alberto Laiseca (1941) -autor de Matando enanos a garrotazos (1982), Aventuras de un novelista atonal (1982), La hija de Kheops (1989) y La mujer en la muralla (1990)-, César Aira (1949) -que firmó, entre otras obras, Ema, la cautiva (1981), La luz argentina (1983), Canto castrato (1984), El vestido rosa (1984), Una novela china (1987) y Los fantasmas (1990)- Fogwill (1941) -responsable de títulos tan novedosos como Mis muertos punk (1979), Música japonesa (1982), Ejércitos imaginarios (1983), Los Pichy Cyegos (1983), Pájaros de la cabeza (1985) y La buena nueva de los libros del caminante (1990)-, y Marcelo Cohen (1951) -que dio a la imprenta El país de la dama eléctrica (1984), Insomnio (1985), El oído absoluto (1989 y El fin de lo mismo (1992)-, todos ellos nacidos pocos años antes que los miembros de la "Generación sin padres", y autores de unas narraciones -las recién citadas- que se convirtieron en el principal punto de referencia hallado, al volver los ojos hacia la tradición inmediatamente anterior, por sus "hermanos menores".

Al lado del ejemplo ofrecido por Laiseca, Aira, Fogwill y Cohen, el grupo de jóvenes narradores congregados en torno a Martín Caparrós y su revista Babel recuperó sin dudarlo el legado de Borges y proclamó su dominio absoluto en la república literaria argentina, ya que, entre otras señas de identidad comunes, los integrantes de la "Generación sin padres" compartían con el ciego universal esa concepción del hecho literario como un fenómeno autónomo con respecto a los factores políticos o sociales que operan a su alrededor. Profundizando aún más en los postulados estéticos de Caparrós y sus compañeros de andadura literaria, puede afirmarse que todos o casi todos parten en realidad de la historia como venero de argumentos, aunque se niegan a buscar en ella esa explicación que permita dilucidar la complejidad del momento presente. Se trata, en realidad, de invertir el proceso tradicional de creación novelesca para buscar en las historia temas, lugares, situaciones y personajes que permitan cuestionar la validez del presente y, al mismo tiempo, utilizar los mitos y tópicos del pasado desde un enfoque totalmente opuesto al tradicional (así, v. gr., el mito del desierto, que se extiende por numerosas obras de la tradición literaria argentina como símbolo de la oquedad y la barbarie opuestas a la densidad de la civilización, cobra en la novela Ansay o los infortunios de la gloria, de Caparrós -y, previamente, en Ema la cautiva y El vestido rosa, de Aira-, una nueva carga semántica que convierte el vacío pampeano en uno de los referentes de la civilización, un lugar demasiado lleno de contenidos actuales).

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.