Candelas, Luis (1805-1837).
Bandolero español, nacido y muerto en Madrid. Son escasos los datos ciertos que se tienen sobre su vida, aunque se sabe que desde su infancia estuvo en contacto con los ambientes más marginales de Madrid. Su carrera delictiva comenzó muy precozmente, ya que fue en 1823, apenas con dieciocho años de edad, cuando sufrió su primer proceso por robo. A partir de entonces, y al mando de una partida de ladrones especializada en robar en casas acomodadas y en pequeños negocios, se convirtió en el más temido y célebre delincuente de Madrid. Entre los miembros de su cuadrilla cuyos nombres son conocidos figuraban Mariano Balseiro, Juan Mérida, José Sánchez, Pablo Maestre, Ignacio García, Julián Villena, Leandro Postigo, Paco Villena "El Sastre" y Pablo Luengo. Según parece, contaba además con una amplia red de colaboradores y de cómplices que le daban cobijo después de cada delito, y con innumerables simpatizantes entre el pueblo llano, que le veía como una figura justiciera, enfrentada con quienes más poseían, y repartidor de bienes entre los pobres. Él mismo cultivó no sólo esta imagen, sino también la de hombre pacífico, cuyos robos se desarrollaban por lo general sin violencia física, e incluso la de persona distinguida, galante y relativamente cultivada.
Su carrera culminó en los inicios del año en que fue ejecutado, cuando realizó tres célebres asaltos en el plazo de quince días. El primero fue en la casa del presbítero don Juan Bautista Tárrega, en la calle de Preciados 57, el día 28 de enero de 1837. El segundo fue en la espartería de Cipriano Bustos, en la calle de Segovia 10, el día 10 de febrero. Y el tercero, en casa de doña Vicenta Mormín, modista de la Reina, en la calle del Carmen 32, el día 12 de febrero. Su popularidad aumentó entonces en paralelo con la alarma de las autoridades frente a sus actos.
La intensificación de su búsqueda dio resultado. Luis Candelas fue capturado el 18 de julio de 1837 en la posada de Alcazarén, que se encontraba en las cercanías de Olmedo (Valladolid). Pese a la extraordinaria defensa que de él hizo su abogado, don José Juan Navarro, el día 17 de octubre de ese mismo año fue condenado a la sentencia capital mediante garrote vil. Tras la apelación de la sentencia y su confirmación el 4 de noviembre, el célebre bandolero fue ejecutado en público dos días después, en un cadalso levantado fuera de la Puerta de Toledo. Según el diario El Español del día siguiente, Luis Candelas declaró sobre el patíbulo: "He sido pecador como hombre, pero nunca se mancharon mis manos con la sangre de mis semejantes. Digo esto, porque me oye el que va a recibirme en sus brazos. Adiós, patria mía, sé feliz". Una leyenda que circuló posteriormente, y que decía que, en vez de realizar ejercicios piadosos en las fechas previas a su ejecución, pidió leer un libro de Voltaire, estigmatizado entonces por la Iglesia, debe ser, sin duda, una de las muchas que, con escasa base real, circularon a partir del momento mismo de su muerte.
Poco después del ajusticiamiento de Luis Candelas fueron condenados también a la pena del garrote vil otros miembros de su partida, entre ellos Mariano Balseiro y Paco Villena "El Sastre", ejecutados en el mismo lugar en que lo había sido su jefe en julio de 1839.
En Luis Candelas convergen muchos de los tópicos y leyendas que adornaron a los bandoleros románticos. Su imagen de bandido galante y generoso, que acaso no se correspondió tanto con la realidad, fue muy cantada por los ciegos que vendían sus coplas en ferias y plazas. Y las leyendas sobre sus correrías, sobre el cariño popular que le rodeaba, sobre sus colaboradores y sus cómplices, le sobrevivieron durante muchas décadas.
Bibliografía
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HERNÁNDEZ GIRBAL, F., Bandidos célebres españoles (Madrid, 1968).
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TUDELA, M., Luis Candelas: un bandido y su leyenda (Madrid, 1973).
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CARAVANTES, J., Luis Candelas y consortes (Madrid, 1982).
JMP
