Campbell, George (1918-2002).
Poeta y dramaturgo jamaicano, nacido en Kingston en 1918 y fallecido en Nueva York, Estados Unidos el 20 de noviembre de 2002. Figura destacada de la Letras antillanas del siglo XX, está considerado como uno de los máximos exponentes de la poesía de protesta.
Se dio a conocer como escritor en el seno del grupo Focus, un colectivo de artistas, escritores e intelectuales jamaicanos que, en la década de los cuarenta, editaron la revista homónima con la intención de divulgar los trabajos más recientes de los creadores de la bella isla antillana. La nota más característica de este grupo de autores y promotores culturales es su manifiesta inclinación hacia el compromiso político, plasmado en una tenaz defensa del nacionalismo jamaicano. En este sentido, la aparición de la poesía directa, aguerrida y combativa de George Campbell vino a coincidir con su período más bullicioso como miembro activo de la política independentista de su pueblo.
En efecto, el único poemario que dio a la imprenta el autor jamaicano apareció, bajo el título de First poems (Kingston: City Printery, 1945), a mediados de los años cuarenta, justo un año después de que la Corona británica hubiese promulgado una nueva constitución para la isla. Este valioso documento legal fue valorado no sólo en Jamaica y en el Reino Unido, sino en todas las naciones ligadas aún -de uno u otro modo- a la Corona británica como una concesión inevitable de la vieja metrópolis a la que ya se veía como inminente independencia de la isla de Jamaica.
En este contesto de avance imparable hacia la emancipación, George Campbell se convirtió, con sus versos de alto contenido socio-político, en la voz que clamaba en defensa de los más desfavorecidos. Sus poemas son un grito de denuncia contra la desigualdad y la injusticia social; un alegato airado contra la explotación del colonialismo decimonónico que aún seguía manteniendo su vigente y anacrónico dominio en muchos territorios del mundo (como la propia Jamaica); y, en definitiva, una llamada al nacionalismo jamaicano que, entre otras tareas pendientes, tenía en aquel momento -siempre según Campbell- la obligación de luchar por la independencia de su pueblo, la abolición de leyes racistas y, en general, la supresión de toda injusticia y opresión.
En esta línea de trabajo, George Campbell consiguió, como poeta, recuperar la tradición abierta en la poesía jamaicana por el genial vate Claude McKay, maestro indiscutible de la poesía social y de la literatura de denuncia (especialmente, de la que pone de manifiesto la necesidad de establecer un frente común entre los creadores e intelectuales de raza negra). Campbell -que, al igual que McKay, pasó buena parte de su vida en los Estados Unidos de América, sin renunciar por ello en ningún momento al firme compromiso social, cultural e ideológico que le ligaba a su isla antillana- heredó esa voz airada y reivindicativa del gran maestro y, en cierto modo, se convirtió a su vez en estímulo y guía para otros autores posteriores que retomaron -ya fuera en parte, ya en la totalidad de su producción literaria- esas mismas inquietudes temáticas e ideológicas. Así, la producción de Campbell ha sido catalogada por la crítica especializada como el eslabón de engarce entre el mensaje inicial de Claude McKay y los recientes clamores de identidad antillana proclamados por los versos de Derek Walcott, el gran poeta de la isla de Santa Lucía (galardonado con el Premio Nobel en 1992).
Frente a este mérito innegable del autor jamaicano, otros lectores más críticos de su obra le afean ese tono excesivamente beligerante y panfletario, que en opinión de dichos detractores devalúa en gran parte su obra (al menos, en lo que a los factores estéticos se refiere). Resulta obligado reconocer que la voz clara, rotunda, directa y airada de Campbell está, primordialmente, al servicio de sus ideales de justicia e igualdad, por lo que el poeta no ve inconveniente alguno a la hora de sacrificar la belleza o el virtuosismo técnico en aras de la claridad y la contundencia de su mensaje. Sin embargo, ello no impide que, en muchas ocasiones, su indudable aliento creador le permita remontarse a altas cotas de calidad lírica sin renunciar, por ello, a su reivindicaciones combativas, como ocurre en el poema "Holy" -reconocido unánimemente como su obra maestra-. En estos casos, Campbell demuestra que el grito de protesta no está reñido con la hondura espiritual; y que sus anhelos de igualdad racial admiten una solemnidad poética cercana a veces a la intensidad religiosa.
Otra de las censuras más agrias que han recaído sobre George Campbell es la que incide en su escaso acierto a la hora de intentar incorporar, al lenguaje literario de algunas de sus poesías, la lengua criolla jamaicana. Este fracaso no basta para empañar, empero, la brillantez de su poemario First poems, ni la incuestionable calidad de su pieza teatral A play without scenary, publicada por la revista Focus en su número 2 (1948, págs. 257-279) y estrenada con éxito en Jamaica a finales de los años cuarenta.
Bibliografía
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ASEIN, S. O. "The 'protest' tradition in West Indian Poetry, from George Campbell to Martir Carter", en rev. JJ (Kingston), nº 6 (1972), págs. 40-45.
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WALCOTT, Derek. "The poetry of George Campbell", en Public Opinion (Kingston), nº 20 (1957), pág. 7.
J. R. Fernández de Cano