Calixto I. Papa y Santo (¿-222)
Fue el XVII papa, elegido en el año 218 y muerto en el 223. La historia dice que fue esclavo de un cristiano clandestino llamado Carpóforo, que se empleaba en negocios de cambio y que había confiado en el joven Calixto la administración de su dinero; a pesar de la confianza depositada en él, Calixto malversó los fondos, que pertenecían a viudas y huérfanos. Por temor a las consecuencias fue a embarcarse a Porto, y allí se echó al agua para evitar ser descubierto por su amo, lo que no consiguió. En castigo fue destinado al pristino (a mover la rueda del molino) y, posteriormente, a las minas de Cerdeña. Gracias a la esposa del emperador Cómodo, alcanzó la libertad, y el papa Víctor le destinó a Antium con una pensión. Allí estuvo hasta la muerte de este papa, que fue sucedido por el papa Ceferino, a quien Calixto dominó por completo. A la muerte del papa eligieron a Calixto, que contaba ya sesenta y dos años, para sucederle en el solio pontificio. Allí supo hacerse un partido fuerte; pactó con los herejes y permitió la entrada en la Iglesia de diáconos y obispos trígamos. Además, favoreció el adulterio y el asesinato, y permitió el concubinato a las mujeres nobles.
Hasta aquí llega la relación de sus principales cargos, pero hay que advertir que muchas de las acusaciones no parecen tener fundamento. La mayor parte de la historia ha sido conocida por un escrito titulado Philosophoúmena que se encontró en un convento del monte Athos, obra seguramente de Hipólito, contemporáneo de Calixto y gran adversario suyo a lo que parece. Desgraciadamente, la parte de verdad y de fábula que haya en ella no puede precisarse hoy día por falta de otros testimonios.
Recibió la corona del martirio de manos de un grupo de paganos que lo tiraron a un pozo, a la edad de sesenta y siete años, el año 222, y su cuerpo fue sepultado en la vía Aurelia de Roma. Le sucedió san Urbano I. Su fiesta se celebra el 14 de octubre.
