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FilosofíaReligiónBiografía

Buenaventura, San (1221-1274).

Considerado por el papa Sixto V inter eximios egregiosque sanctos catholicae Ecclesiae doctores, San Buenaventura es el máximo representante de la filosofía franciscana medieval, y su doctrina inspirará notablemente tanto la mística como la filosofía de dicha escuela.

Vida y obras.

Filósofo , teólogo italiano y santo que nació en Bagnorea (Viterbo) hacia el año 1217. Su nombre original era Giovanni (Juan) Fidanza. Siendo niño fue curado de una enfermedad por San Francisco de Asís, quien ante la presentida bondad de Juan, exclamó: ¡Cuanta bona ventura!. De este suceso le vino el nombre con el que sería posteriormente conocido. Entrado en la orden franciscana hacia el año 1240, realizó los estudios en el convento de su ciudad natal y luego en París, donde tuvo por maestro a Alejandro de Hales. En esta ciudad enseñó al mismo tiempo que Santo Tomás y junto con él defendió el derecho de los mendicantes al acceso a las cátedras universitarias. Al ser nombrado general de la Orden, tuvo que dejar su cátedra y, en 1273, fue cardenal y obispo de Albano. Murió poco después en Lyon, durante el concilio que se celebraba en esta ciudad, tras haber participado intensamente en el mismo. Es conocido también como "Doctor Seraphicus".
Sus obras principales son: Commentarii sententiarum (cuatro vols., 1250-54), Quaestiones disputatae: De Scientia Christi (1254), De mysterio Trinitatis (1254), De perfectione evagelica (1255), Breviloquium (1254-57), Reductio artium ad Theologiam (1254-55). Escribió también contra los averroístas: Collationes de decem praeceptis (1267), Collationes de septem donis (1268), y Collationes in Hexaëmeron (1273).

Pensamiento filosófico.

Filosofía y teoría del conocimiento.

Convencido de que Aristóteles comete un error cuando antepone el estudio de las realidades sensibles a la teología, Buenaventura se adhiere al tradicional neoplatonismo cristiano y desarrolla la posición filosófico-teológica de San Agustín y San Anselmo, aunque adoptando en ocasiones un lenguaje aristotélico. Parte Buenaventura del principio de que la fe se halla por encima de la ciencia, lo que no impide que ambas coincidan en ciertas verdades. No distingue metodológicamente filosofía de teología, pero sí hace distinción dogmática, en el sentido de que la teología comienza por Dios, punto en que termina la filosofía. Igual que para la escuela victorina, también para Buenaventura la filosofía se halla supeditada a la teología. No todo conocimiento viene de los sentidos, puesto que nuestro conocer comienza por la innata luz, directamente recibida de Dios (lumen directivum), y esta luz es la que capacita y permite la certeza de los conocimientos. Acepta, sin embargo, la necesidad de los datos de los sentidos para conocer los cuerpos, pero se mantiene en el apriorismo teológico de San Agustín.

Dios y el mundo.

En cuanto al conocimiento de Dios, Buenaventura, aunque desciende a demostrar su existencia mediante pruebas racionales, prefiere el encuentro proyectivo de la propia alma, religada a Dios, su creador. Esta relación íntima no supone conocer a Dios en sí mismo, sino que se trata de un proceso aproximativo ascendente, en el que la elevación perfectiva equivale a conocimiento. Igual que San Anselmo, Buenaventura presupone en el alma la idea innata de Dios. Por eso, en la demostración objetiva, acepta el argumento ontológico anselmiano. Desde el punto de vista de la metafísica admite el hilemorfismo para todo lo creado, incluso para las almas y los ángeles, puesto que también ellos tienen materia, aunque se trata de materia espiritual. Discrepa, en esto, del tomismo, como también lo hará al proponer como principio de individuación, no la materia sola, sino la unión de materia y forma. En el caso del hombre, la unión de cuerpo y alma constituye su naturaleza, siendo el alma el motor del cuerpo. Un alma que, a imagen de Dios en su Trinidad, se compone de memoria, entendimiento y voluntad.
El mundo ha sido creado por Dios, pero no ab aeterno. El mundo emana de Dios, pero no necesariamente, sino amorosamente, por pura y libre donación divina.

Bibliografía.

  • GONÇALVES, J. C.: Homen e mundo en Sao Bueneventura, Braga, 1971.

  • VEUTHEY, L.: La filosofía cristiana di S. Bonaventura, Roma, 1971.

  • BOUGEROL, J. G.: San Bonaventura un maestro di sapienza, Vicenza, 1972.

Autor

  • CCG.