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ArquitecturaBiografía

Brunelleschi, Filippo (1377-1446).

Arquitecto y escultor italiano, nacido en Florencia en 1377 y muerto en la misma ciudad en 1446. Junto con Donatello, Masaccio y Alberti, es uno de los iniciadores del Renacimiento y uno de los primeros artistas que unifica en su persona algunos de los principios del Humanismo. Su actividad se centra principalmente en la arquitectura pero también fue escultor, inventor de máquinas e ingeniero, interesado sobre todo por el arte de las matemáticas, será el que definirá con toda precisión los principios fundamentales del sistema y las leyes de la perspectiva.

No recibió una formación típicamente renacentista como Alberti, sino que su formación se realizó en el ámbito del taller, como es característico de los artistas del Trecento, como orfebre y escultor. Él la completaría con un apasionado estudio de la antigüedad clásica y con los viajes a Roma en 1402, junto a su amigo Donatello. A diferencia de Alberti no dejó ningún tratado de teórico escrito.

Su obra más importante es, sin duda, la cúpula de Santa María de las Flores de Florencia, que supone una ruptura con toda la arquitectura que se estaba realizando en el momento y una vinculación con la antigüedad clásica. Pero además crea una nueva visión del arquitecto que deja de ser el maestro de obras medieval, para convertirse en proyectista y creador que resuelve los problemas desde la reflexión intelectual. A él se debe la invención del sistema de perspectiva, hecho por el que fue ensalzado por sus contemporáneos como el iniciador de una nueva era. Elaboró dos tablas de vistas de edificios florentinos, hoy perdidas, con las que formuló las leyes de la visión según el método de la perspectiva, que aplicado a sus obras consigue una medición racional del espacio. Creó una arquitectura a la medida del hombre en la que cada parte está armónicamente coordinada y proporcionada con el todo.

Catedral de Santa María de las Flores. Florencia (Italia).

Cúpula de Santa María de las Flores

En 1418, Brunelleschi gana un concurso convocado para la terminación de la catedral de Florencia, a la cual le faltaba por construir la cúpula. El primer problema con el que se tiene que enfrentar el arquitecto es el reto de trabajar en un edificio prácticamente terminado en un estilo anterior, el gótico. Brunelleschi con su solución consigue una integración del edificio anterior con la nueva estructura, al mismo tiempo plantea algo completamente novedoso.

Pero la construcción de la cúpula suponía ante todo un problema técnico: no era fácil cubrir un espacio de más de cuarenta metros de diámetro. El libro de Vasari nos cuenta multitud de anécdotas sobre los problemas de la construcción de la cúpula, desde los viajes de Brunelleschi a Roma para estudiar el problema hasta una reunión de arquitectos llegados de toda Italia para proponer una solución o la imposición de una serie de colaboraciones con viejos maestros. Realmente no es hasta 1423 cuando Brunelleschi es nombrado inventore e governatore della cuppole maggiore, momento a partir del cual puede desarrollar su plan con independencia.

Hasta no hace mucho tiempo, se había aceptado sin discusión la tradición recogida por Vasari, según la cual Brunelleschi buscó la solución en las antiguas cúpulas romanas, encontrando, en uno de sus viajes para el estudio de las ruinas, el secreto del sistema de los antiguos. Como modelo de la cúpula de Florencia se citaba la cubrición del Panteón de Roma. Sin embargo, la semejanza entre ambas cúpulas estriba sólo en sus dimensiones, ambas tienen casi el mismo diámetro. En el Panteón, su cúpula se apoya sobre los enormes muros cilíndricos en los que se encuentra medio empotrada, mientras que la cúpula de Florencia se tenía que levantar en medio de una iglesia y Brunelleschi la sitúa en un tambor octogonal, dejándola completamente al aire. La construcción también es distinta. La cúpula del Panteón de Roma es un macizo de hormigón y ladrillo, mientras que la de Florencia va a subdividir su peso con una cúpula interior más baja y semiesférica y una cúpula externa de arcos apuntados que reparte los empujes de la interior. Esta combinación permite contrarrestar los empujes horizontales de la bóveda interior, con el peso, en sentido contrario de la cúpula exterior. El modelo inspirador de este sistema es la arquitectura medieval, las cúpulas románicas cistercienses, siendo esféricas, se encontraban dentro del cimborrio, torre cuadrada u octogonal que por medio de su peso actuaba como fuerza vertical, contrarrestando el empuje horizontal de la bóveda. Pero Brunelleschi va más allá, reune las dos cúpulas en los ángulos por medio de cestillas y cincha la cúpula interior con grandes anillos de madera que se unían entre sí con vigas de hierro. Lo que más asombro causó en el momento de su construcción fue el que no se utilizó el sistema de cimbras, sólo se usó un castillo de madera para que pudieran trabajar los operarios, mientras que la cúpula se cerraba a medida que iba subiendo.

Al valor de su magnitud y su sistema técnico se une el de su belleza y su elegancia caracterizando el perfil de Florencia. La cúpula no sólo coordina, unifica y centraliza el espacio total del edificio, sino que repercute sobre todo el espacio urbano. Con sus ligeras curvas y su altura, se une al horizonte natural de las colinas que rodean Florencia convirtiéndose, no sólo en el exponente del orgullo ciudadano, sino en el símbolo de la ciudad estado y su territorio.

Brunelleschi, por su obra, recibió la unánime admiración de todos los intelectuales florentinos de su tiempo, admiración que le han seguido dispensado las generaciones sucesivas. Es indudable que para realizar esta obra tuvo que desarrollar una constancia y una disciplina de estudio, por la que consigue conjugar de una forma genial su saber sobre las antigüedades romanas, los cimborrios medievales y las cúpulas bizantinas, produciendo una obra original en todos los sentidos.

La Iglesia de San Lorenzo

En el año 1421, Brunelleschi inicia las obras de la Sacristía de la iglesia de San Lorenzo que terminó en el año 1428. En ella plantea un espacio unitario, cubriendo un espacio cuadradocon una cúpula sobre pechinas, en el que, en una de sus paredes, se abre una pequeña capilla, también cuadrada, que igualmente cubre con cúpula. Con esto, Brunelleschi consigue dos espacios perfectamente centralizados, además de la demostración casi matemática de uno de los principios fundamentales de la perspectiva, la pluridimensionalidad del espacio. Al dar al espacio mayor, la sacristía, y al espacio menor, la capilla, el mismo esquema cúbico y la misma cubierta, se pone de manifiesto que ambas unidades espaciales son iguales y que su diferencia, puramente cuantitativa, depende de la distancia aparente, es decir, de su relación exclusivamente de perspectiva. Los elementos constructivos: pilares, arcos y frisos, están construidos con la llamada piedra "serena" de color oscuro subrayando su presencia sobre el blanco liso de los muros.

Hacia 1423, mientras trabajaba en la sacristía, inicia las obras de la iglesia, en ella plantea una planta de cruz latina ordenada de forma basilical, con tres naves, la central más alta que las laterales. La separación de naves se realiza mediante dos arquerías, cuya disposición yejecución recuerda la de las primitivas basílicas romanas. El crucero se cubre con cúpula sobre pechinas, las naves laterales lo hace con bóvedas y la nave central se cubre de forma adintelada con casetones. Las naves laterales, sin ninguna abertura al exterior, repiten el esquema de sucesión de arcos, recibiendo una luz matizada procedente de los óculos. La nave central se ilumina de forma uniforme mediante sus amplias ventanas. Una curiosa novedad de esta iglesia que la dota de gran elegancia, es la disposición de trozos cúbicos de entablamento, ubicados entre los capiteles y los arcos, cuya disposición recuerda a los grandes ábacos románicos y bizantinos, guardando siempre el sentido de la proporción.

En esta obra, Brunelleschi se muestra como un auténtico renovador del estilo, adoptando todos los elementos arquitectónicos clásicos e inspirándose en las basílicas romanas, aunque acentúa el interés visual hacia el altar mayor. Es uno de los mejores ejemplos para comprender el sentido unitario de la arquitectura del Renacimiento.

Capilla Pazzi

Entre 1430 y 1444, Brunelleschi realiza la capilla de los Pazzi en el claustro de Santa Corce de Florencia. En ella se va a repetir la idea de espacio centralizado que se había ensayado en la sacristía de San Lorenzo, aunque aquí la cúpula no va a descansar en cuatro muros, sino en dos muros y dos arcos con casetones que cobijan unas prolongaciones laterales. Esta disposición hace que el espacio se haga rectangular.

El espacio cúbico destinado al altar repite el esquema de la capilla de la sacristía de San Lorenzo y la cúpula que lo cubre parece la reducción de la cúpula del espacio rectangular. Está decorado con los cuatro medallones cerámicos realizados por Brunelleschi y que representan a los Evangelistas.

Los muros de la capilla está decorados sobriamente con medallones realizados por Luca della Robbia, y ritmados con pilares acanalados. Se repite el juego cromático de presentar los elementos estructurales en piedra oscura sobre el fondo claro de los muros.
(Véase Luca Della Robbia).

La capilla Pazzi, que es la única obra de Brunelleschi que tiene fachada exterior, está resuelta con un gracioso pórtico, cuyas columnas lisas con capiteles corintios sostienen un entablamento, excepto en la parte central, donde se abre un arco. El pórtico se cubre con bóveda de cañón con casetones, interrumpida por una cúpula en su parte central. La función de esta fachada es separar el espacio ilimitado y lleno de sol del exterior, del universo geométrico interno. La bóveda y la pequeña cúpula del pórtico crean una zona de penumbra entre ambas partes, permitiendo que sólo pueda llegar una luz alta y uniforme que no proyecta sombras, la luz serena de la razón de los renacentistas.
La capilla supone el esquema de lo que será la arquitectura renacentista. Planta cuadrada, cubierta con cúpula sobre pechinas, a lo que se antepone un pórtico con un arco central que rompe el dintel.

Otras obras

En la Iglesia del Santo Espíritu, Brunelleschi vuelve a plantear la solución dada en San Lorenzo, pero consigue un espacio más centralizado mediante la disposición de una planta de cruz latina que, mediante la inclusión de una gran cúpula en un pronunciado crucero, ofrece una sensación de unidad. En alzado se mantiene el sistema ya adoptado de nave central más alta que las laterales y separada de éstas mediante una rítmica arquería, cuyos arcos se corresponden con los vanos, utilizando los elementos de enlace, a modo de ábacos, entre capitel y arcos y el bicromatismo. El conjunto se muestra como un ejemplo de sobriedad y proporción.

El paso definitivo hacia el espacio centralizado es la capilla Pazzi, ya comentada.
En arquitectura civil, Brunelleschi realiza dos modelos para las nuevas tipologías de edificios: el hospital y el palacio. En El Hospital de los Inocentes, presenta un edificio desligado de edificios religiosos y lo organiza de una forma totalmente novedosa. Plantea un edificio porticado, en el cual el pórtico sirve de transito entre el espacio ciudadano y el propiamente habitable. En él se sucede el mismo ritmo de arquerías y vanos separados por cornisa, que ya había utilizado en la nave central de la iglesia de San Lorenzo. En las enjutas de los arcos se incluye decoración mediante tondos de cerámica vidriada. Se mantiene el doble juego de color entre elementos estructurales y paramentos.

En el Palacio Pitti, edificio atribuido a Brunelleschi, se plantea el palacio urbano con un concepto que difiere de lo que hasta ese momento se había hecho en arquitectura civil europea, que tenía sobre todo un carácter defensivo. Este edificio insertado en el ámbito ciudadano, se entiende como parte del paisaje urbano. La fachada se organiza en tres pisos, separados por cornisas y rematados por una balaustrada. En él se introduce el sistema clásico de sucesión de órdenes, dórico en el primer piso, jónico en el segundo y corintio en el tercero. Igualmente se decora con el almohadillado, que se hará típico en la arquitectura civil florentina, aquí se presenta a la rústica, sin desgastar. Este mismo esquema será seguido en el palacio Storzzi y en el Médici-Ricardi.

Sin duda otra de sus obras de gran trascendencia es La rotonda de los Angeles, que no fue concluida. En ella se plantea un edificio de planta poligonal, heredero de los baptisterios, totalmente centralizado y cuyo alzado se ordena en dos alturas, en su planteamiento se llega a la auténtica monumentalidad romana.

En su actividad como escultor, mucho menor que la de arquitecto, y en parte abandonada por ésta última, se sabe que participó en 1401, en el concurso para la segunda puerta del Baptisterio, con el panel El sacrificio de Isaac, conservado en el Museo Bargello de Florencia, por el que obtuvo el premio compartido con Ghiberti, pero renunció a realizar la obra conjuntamente. A partir de este momento abandona la escultura, actividad que no retoma hasta 1420 con la realización del Crucifijo de madera para la capilla Gondi en Santa María Novella que, como narra Vasari, fue producto de una competición con su amigo Donatello que realizó el Crucifijo de Santa Corce. Igualmente realizó los medallones en bajorrelieve de los Evangelistas situados en las pechinas de la capilla Pazzi.

Muere en 1446, en Florencia, siendo enterrado en Santa María del Fiore, donde su tumba permaneció olvidada durante siglos hasta que fue descubierta en 1972.

Brunelleschi. Planta del palacio Pitti de Florencia.

Brunelleschi. Fachada de la Capilla Pazzi de Florencia.

Brunelleschi. Sacrificio de Isaac.

Bibliografía

  • ARGAN, G.C.: Brunelleschi. Madrid, 1981.

  • BATTISTI, E.: En lugares de vanguardia antigua. De Brunelleschi a Tiépolo. Torrejón de Ardoz, 1993.

  • BENEVOLO, L.: Historia de la Arquitectura del Renacimiento. Madrid, 1973.

  • TAFURI, M.: La arquitectura del Humanismo. Madrid, 1958.

  • WITTKOWER, R.: La Arquitectura en la Edad del Humanismo. Buenos Aires, 1958.

Autor

  • Esther Alegre Carvajal