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ZoologíaBiografía

Bru de Ramón, Juan Bautista (1740-1799).

Zoólogo español nacido en Valencia en 1742 y fallecido en Madrid en 1799. Pertenecía a una familia del estrato social acomodado de la ciudad de Valencia y su padre, Salvador Bru, desempeñó el cargo de "subdelegado de marina" durante más de medio siglo. Desde muy joven se dedicó al dibujo y pintura, siendo su primera obra conocida los frescos de la iglesia de la Virgen del Rosario, del poblado del Canyamelar. Aunque se carece de pruebas documentales, todo parece indicar que su formación como artista se inició en la Academia de Santa Bárbara, de Valencia. Para completarla se trasladó a Madrid, donde comenzó siendo alumno de la prestigiosa escuela particular de dibujo dirigida por Francisco Bayeu, en la que tuvo como condiscípulo, entre otros, a Goya. Sus progresos se reflejan en el hecho de que en 1766 se presentara a un concurso de la Academia de San Fernando "por la pintura de primera clase", el más elevado de los niveles establecidos por esta institución. La instauración en ella de la enseñanza de anatomía para artistas, el mismo 1766, fue decisiva para su trayectoria posterior, ya que durante más de un lustro se dedicó a formarse como "pintor anatómico", que fue, sin duda, el núcleo central de la personalidad de Bru y la clave explicativa de los aspectos más destacados de su biografía y de su obra.

Por razones seguramente económicas, Bru comenzó a trabajar como taxidermista en una fecha anterior a 1773, ya que consta documentalmente que en marzo de dicho año se encargó de disecar unas aves que Carlos III había enviado al Real Gabinete de Historia Natural. Durante el cuarto de siglo que transcurrió hasta su muerte, el 13 de diciembre de 1799, se dedicó a esta tarea, a la de "pintor anatómico" y a otras actividades artísticas ajenas a la historia natural. El conde de Floridablanca fue su principal valedor y el Real Gabinete, la institución en la que fundamentalmente se desarrolló su labor.

Tras algún fallo como principiante, su formación morfológica le permitió, a partir de 1773, no sólo ser un correcto taxidermista, sino dedicarse con rigor a la indagación zootómica, como lo demuestran ya las "observaciones anatómicas" que terminó en febrero de 1777 sobre un "raro pescado que había venido de Tarifa". Dos meses más tarde, tras el fallecimiento de del "disecador" del Real Gabinete, Floridablanca lo nombró para sucederle, indicando que "además de haber dado pruebas de habilidad en la disecación y preparación de los animales, es pintor anatómico". A finales de aquel mismo año, murió el "elefante grande de Aranjuez", que Bru disecó, montando además su esqueleto, sobre el que redactó una "descripción" anatómica, que incluyó, como luego veremos, en su atlas zoológico.

Bru estaba insatisfecho con un puesto meramente artesanal como el de "disecador", por lo que realizó desde el principio indagaciones zootómicas, no sólo aprovechando los animales que tenía que disecar, sino también otros, como los "monstruos" o ejemplares con alteraciones teratológicas conservados en alcohol. Por otra parte, hizo dibujos y grabados de las piezas, que fue reuniendo para publicarlos, con textos explicativos, en un atlas que comenzó a editar por fascículos en 1784. Todas las vertientes de la labor de Bru culminaron, tras la llegada en 1788 de un esqueleto de megaterio desde Buenos Aires, con su montaje, su descripción anatómica y el dibujo de cinco espléndidas láminas osteológicas destinadas a una publicación monográfica sobre el tema.

En las portadas de la Colección, Bru hizo constar asimismo su condición de "socio de mérito" de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. F. Jerez Moliner, principal estudioso de su labor como artista, ha demostrado que en octubre de 1780, "puso, con la anuencia del Sr. Conde de Floridablanca, una escuela de dibujo" gratuita, destinada a "promover el estudio de las flores y las plantas estampadas por el natural". En enero siguiente solicitó ser admitido en la Real Sociedad Económica Matritense para impartir en su seno esta enseñanza, solicitud que fue admitida, siendo nombrado "socio de mérito por la clase de oficios". La importancia del título se refleja en el hecho de que tuviera como compañeros de dicha "clase" a Bernardo de Iriarte, presidente del Consejo de Indias, y a Antonio Sáñez Reguart, autor de un tratado ictiológico del que nos ocuparemos a continuación con motivo de su relación con Bru. Durante más de una década, y seguramente hasta su muerte, realizó esta tarea docente, publicando antes de 1784 un cuaderno de Flores para principios de dibujos.

Esta enseñanza en la Sociedad Económica y la labor que realizó en el Real Gabinete no fueron las únicas actividades artísticas de Bru relacionadas con la historia natural. En diciembre de 1784, como era habitual en la época, formó un equipo de "grabadores de segunda clase" y acuarelistas, al hacerse cargo del grabado e iluminado de los dibujos de Miguel Cros para el tratado ictiológico de Sáñez al que acabamos de aludir, titulado Colección de producciones de los mares de España, encargo que atravesó por muy complejas peripecias. Su equipo estaba integrado por dos grabadores, que eran el zaragozano Manuel Navarro y el también valenciano Miguel Gamborino, ambos entonces con poco más de veinte años, y y seis "iluminadores". Navarro colaboró más tarde en otros trabajos de Bru, especialmente en su monografía sobre el megaterio. Este grupo u otro semejante debió colaborar en las quince láminas y más de cinco mil estampas de tema botánico entregadas por Bru a la Real Calcografía en 1790, así como en su atlas zoológico, sobre todo en la serie adicional que, como veremos, no llegó a editarse con textos explicativos. También resulta evidente que participó en el dibujo de las ilustraciones del Diccionario de los Artes de la Pesca Nacional (1791-1795), la principal obra de Antonio Sáñez Reguart. Además de estas tareas relacionadas con la historia natural, Bru y su equipo realizaron otros trabajos artísticos de carácter heterogéneo, entre ellos, una Colección de estampas que representan los trages de las Naciones Asiáticas (1787).

En 1786 fue nombrado vicedirector del Real Gabinete José Clavijo Fajardo, pintoresco personaje literario, carente de formación como naturalista, principalmente recordado por su turbulenta relación amorosa con una hermana de Beaumarchais, que motivó, entre otras, la obra de Goethe Clavijo (1774). Desde entonces se enfrentó frontalmente con Bru, enfrentamiento que se convirtió en un auténtico acoso cuando, tras la destitución de Floridablanca en 1792, se sintió plenamente respaldado por Godoy. Sus continuas trabas y arbitrarias descalificaciones, que también padecieron científicos de primer rango, como Félix de Azara, Carlos de Gimbernat e Hipólito Ruiz al relacionarse con el Real Gabinete, obstaculizaron casi por completo el trabajo de Bru durante los últimos cinco años de su vida.

La última iniciativa de Juan Bautista Bru antes de morir corresponde a la que, como hemos dicho, era el núcleo central de su personalidad y la clave explicativa de su biografía y de su obra. En octubre de 1795 presentó a la Real Academia de San Fernando un memorial, acompañado de una serie de pinturas anatómicas sobre el cuerpo humano, algunas de las cuales acababa de terminar, solicitando el título de "académico de mérito por la anatomía". A pesar de que Francisco Bayeu, su antiguo maestro y director de la Academia había fallecido el agosto anterior, en la correspondiente junta obtuvo casi la mitad de votos favorables. Volvió a insistir en enero y la respuesta de la junta manifestó esta vez de modo explícito que el problema residía en la valoración de la anatomía artística, por "no acostumbrar la Academia graduar a ningún pintor ni escultor sino por pruebas del género historiado, quedando excluidos por esta razón los estudios positivos que la pintura requiere, como son la anatomía externa, la perspectiva lineal y aérea, etc.". Algunos miembros de la junta de mentalidad más avanzada propusieron concederle "el grado de académico supernumerario por la pintura anatómica", pero como ello no se ajustaba a la petición de Bru, la propuesta no prosperó. Terminó así la que podía haber sido la última y principal satisfacción de su vida.

La primera publicación del Real Gabinete fue precisamente el atlas de Bru, titulado Colección de láminas que representan los animales y monstruos del Real Gabinete de Historia Natural de Madrid, con una descripción individual de cada uno. Apareció entre 1784 y 1786 en cuadernos que, reunidos, formaron dos tomos, el primero de los cuales incluye treinta y cinco láminas y el segundo, treinta y seis, todas ellas acompañadas de "descripciones" de los animales representados. El primer tomo se inicia con una dedicatoria al conde de Floridablanca, en la que Bru menciona expresamente, como objetivos de su política ilustrada, la "utilidad" y la "felicidad de los vasallos de Su Majestad", dentro de los cuales encuadra "la presente obra que, de paso que facilita la instrucción de los que frecuentan este Real Gabinete, la proporciona a todo el Reino". En las numerosas citas que incluye destaca la ausencia casi completa de autores de la Antigüedad clásica y la Edad Media, la mayoría de los cuales considera "que sólo han escrito sobre lo que han oído" y, dentro de las modestas pretensiones de una obra destinada a "los aficionados a la historia natural", subraya la objetividad como su meta principal: "Puedo decir con verdad que mis láminas son exactas, porque no pongo en ellas sino lo que he visto". Por otra parte, intenta ofrecer la terminología de forma rigurosa, tiene una actitud racionalista ante las fábulas y fantasías relativas a los animales e incluye escasísimas alusiones a sus aplicaciones terapéuticas, características que diferencian claramente la Colección de las misceláneas de "curiosidades", recopilaciones de "secretos" y "maravillas" de la naturaleza durante los siglos XVI y XVII y buena parte del XVIII. La convierten, por el contrario, en un temprano título de divulgación zoológica con un enfoque moderno, acorde con la mentalidad ilustrada, y en el primero de este género editado en España.

Su fundamento terminológico es la decimotercera edición del Systema naturae de Linneo (1767-1770), cuya nomenclatura binomial aparece en la práctica totalidad de las especies e, incluso, de los "monstruos" o ejemplares con alteraciones teratológicas que figuran en el atlas. Utiliza, además, otras obras de medio centenar de autores, en su mayoría del siglo XVIII, siendo las más citadas la Histoire naturelle, de Buffon, cuyos últimos volúmenes no habían todavía aparecido, la ornitología de Brisson y otras monografías de la época sobre este tema, y el diccionario de historia natural de Valmont de Bomare. El único autor español que cita varias veces es Francisco Hernández, gran parte de cuyos materiales sobre Nueva España serían reeditados en 1790, e indirectamente se refiere también al Orinoco ilustrado, de Gumilla.

Las láminas de la Colección son el resultado de su triple actividad personal como taxidermista, dibujante y grabador. De acuerdo con el objetivo de la obra, no representan animales vivos sino disecados, refiriéndose con frecuencia al ejemplar concreto del Gabinete utilizado, casi siempre preparado por él, y anotando otras veces los ejemplares vivos de las especies exóticas que había visto, generalmente en los sitios reales. En este terreno, su anotación de mayor interés figura en el prólogo del segundo volumen del atlas, en la que se propone demostrar "no ser tan general como algunos suponen la regla de que animales de países muy cálidos o muy fríos no procrean en otros temples". Al comentar la procedencia geográfica de los ejemplares, expone sus observaciones, "en varias lagunas del reino", acerca de la nidificación de "aves extrañas de diversas épocas... que sólo vienen de paso y que permanecen unas durante el verano, otras el invierno". También informa de cómo se habían reproducido los animales exóticos que vivían en libertad en los sitios reales, en contraste con los enjaulados en la "casa de fieras" del Retiro, cuya ausencia de crías atribuye "a la opresión y estrechez en que viven y a la falta de libertad en tiempo de celo". La descripción que hace de la situación de estas últimas es muy expresiva: "Por lo común se les encierra en jaulas pequeñas, donde apenas pueden dar unos pasos sin que les dé el sol, ni se renueve el ambiente; de que resulta vivir poco, aun cuando no estén hambreando, que es lo ordinario; y si están bien mantenidos, padecen por falta de exercicio otros males que igualmente les acortan la vida".

Aunque Bru afirma en el prólogo del primer volumen que "no he querido tratar de anatomía por no abultar la obra", su interés por la morfología le condujo a incluir en la explicación de muchas láminas, aparte de la descripción exterior del ejemplar, exposiciones a veces detalladas de su estructura interna, algunas procedentes de sus lecturas, pero otras basadas en observaciones propias. De acuerdo con su propósito inicial, en el primer volumen de la Colección, ni siquiera resumió los resultados de las "observaciones anatómicas" sobre el pez "orbe espinosa" (Diodon histrix) que había realizado "al tiempo de disecarlo", anotando únicamente que "trabajé sobre su estructura una disertación anatómica". Por el contrario, en el segundo volumen, a continuación de la lámina dedicada a un elefante (Elephas maximus) que había disecado y de su explicación, incluye otra relativa a su esqueleto, que también había montado, acompañada de una extensa "descripción". Más significativas todavía son sus indagaciones anatómicas sobre "monstruos" o ejemplares con alteraciones teratológicas, ya que algunos no eran disecados sino solamente conservados en alcohol o "espíritu de vino". De acuerdo con uno de los principales objetivos del atlas, que era divulgar el conocimiento de "animales raros que vienen de países extranjeros", cuarenta y seis de sus láminas representan especies consideradas entonces como exóticas. Por razones obvias predominan las americanas y el resto corresponde a muy variados lugares del mundo. Las más numerosas son las aves (32), seguidas de los mamíferos (22) y los peces (10), figurando, además, 5 monstruos y solamente dos reptiles.

Tras la aparición de sus dos primeros volúmenes, Bru continuó trabajando en la Colección . Solamente consta que grabó hasta la lámina número 183, última del "cuaderno" que hubiera sido el inicial del quinto volumen de la obra. Desconocemos las fechas y circunstancias en las que lo hizo y también si redactó algún texto explicativo, aunque esta serie adicional de estampas debió tener alguna difusión, porque tenemos noticia de varios ejemplares, uno de los cuales perteneció al naturalista británico Joseph Banks. Una acusada diferencia entre los dos volúmenes publicados del atlas y esta serie adicional es la presencia de copias de imágenes ajenas, principalmente de François Nicolas Martinet, autor de las ilustraciones del tratado ornitológico de Brisson y también de las dedicadas a "oiseaux" en la Encyclopèdie, así como de los dibujos de Miguel Cros para la obra ictiológica de Sáñez Reguart.

En el contexto de la ilustración zoológica de la época, aunque Bru no era un dibujante y grabador de la talla de Martinet o Catesby, muchas de sus láminas son de un nivel semejante a las del tratado de Buffon, otras de calidad inferior y algunas mejores, en especial las relativas a la "avestruz africano" macho y hembra (Struthio camelus), la "gacela de África" (Gazella dorcas), el oso hormiguero (Mymercophaga tridactila) y el "armadillo de cabeza triangular" (Zaedyius pichiy). Por otro lado, basta compararlas superficialmente con las de los libros de divulgación de Pluche, Brookes, Goldsmith y otros difundidos en la Europa de estos años para comprobar que son superiores desde todos los puntos de vista.

La principal aportación científica de Bru, que lo convierte en una figura destacada de los inicios de la moderna paleontología, fue el montaje y la descripción anatómica del primer esqueleto de megaterio y, en general, de mamífero fósil. Los huesos, que habían sido encontrados en el barranco del río Luján, unos sesenta kilómetros al sudoeste de Buenos Aires, llegaron al Real Gabinete en septiembre de 1788, enviados por el marqués de Loreto, virrey del Río de la Plata. Bru se puso a trabajar inmediatamente en tan interesante material, de forma que en 1793, no sólo había terminado un detenidísimo estudio anatómico del mismo y lo había montado e instalado "sobre un pedestal grandioso en una sala de petrificaciones de este Real Gabinete", sino que tenía preparada para su edición una monografía sobre el tema. Dicha publicación estaba integrada por una extensa descripción y por veintidós dibujos, uno del esqueleto montado y los demás de huesos sueltos, en cinco láminas de gran tamaño calcografiadas por Manuel Navarro. Por razones que desconocemos, la monografía no fue entonces editada, pero su preparación debía estar tan adelantada que un tal Roume, representante del gobierno francés en Santo Domingo, consiguió un juego de pruebas de las planchas a su paso por Madrid en 1793.

Roume envió las pruebas de las planchas al Institut de France, del que era miembro correspondiente, acompañadas de una "corta descripción del esqueleto". La sección de ciencias del Institut encargó al gran anatomista comparado y paleontólogo Georges Cuvier un informe sobre el tema, que apareció publicado en 1796 en la revista Magasin encyclopédique, ilustrado con la que el propio Cuvier consideró "una mala copia de la figura del esqueleto entero". El mismo año, la figura fue reproducida en el Monthly Magazine, de Londres, junto a un resumen del informe de Cuvier, que fue traducido también al alemán en el Wiedemann's Archiv. En dicho informe, Cuvier incurrió en varios errores, comenzando por decir que el esqueleto se había encontrado en Paraguay, pero encuadró ya al animal entre los desdentados e incluso le dio el nombre genérico de Megatherium y el específico de Megatherium americanum.

Sin embargo, en el mismo 1796, se publicó en Madrid la monografía de Bru acompañada de sus láminas, en una cuidada edición de la imprenta de Ibarra sufragada por el ingeniero José Garriga. Su parte central, titulada "Descripción del esqueleto en particular, según las observaciones hechas al tiempo de armarle y colocarle en este Real Gabinete", ocupa dieciséis folios de apretada impresión. En ella, Bru comienza advirtiendo que "en cada hueso del esqueleto de que se trata, he procurado no sólo conservar los nombres que dan los anatómicos a los del cuerpo humano cuando hallo alguna relación o semejanza entre unos y otros, sino también los de diversas partes que se advierten en cada uno en particular, como eminencias, salidas, fosas, cavidades, etc.". La descripción va, en efecto, anotando con precisión el parecido y las diferencias de cada parte con la correspondiente del cuerpo humano y también con huesos de elefante, rinoceronte, caballo y otros animales. Todas las láminas llevan escala en pies castellanos y franceses. Los dibujos están a la altura de la ocasión, siendo quizá los mejores que hizo Bru, y también la ejecución de los grabados por Navarro es de elevada calidad.

La edición costeada por Garriga sirvió de base para que Cuvier publicara el año 1804, en los Annales du Muséum d'Histoire Naturelle, el artículo "Sur le megatherium", donde, tras elogiar la labor de Bru, expuso importantes precisiones sobre "la afinidad de este animal con los perezosos y otros desdentados". A continuación de su artículo, Cuvier incluyó una traducción francesa, ligeramente resumida, de la "Descripción del esqueleto", de Bru, así como una reproducción de sus dibujos. Aunque la edición de Garriga había tenido difusión, no cabe duda de que esta publicación de Cuvier contribuyó decisivamente a que la comunidad científica internacional conociese la aportación de Bru, cinco años después de su muerte, a través de la revista especializada más importante de la época. El traductor del texto fue Aimée Bonpland, naturalista francés que había acompañado a Alexander von Humboldt en su estancia en España y en su viaje por la América española. Cuvier reprodujo, además, su artículo de los Annales sobre el megaterio, junto a las láminas y la traducción francesa del texto de Bru, en su obra Recherches sur les ossemens fossiles (1812), uno de los grandes títulos fundacionales de la paleontología. La primera de las láminas que recogen los dibujos de Bru ha sido reproducida, sin citarlo para nada y atribuyéndola a menudo a Cuvier, en numerosas publicaciones, omisión que significa no solamente desconocer la obra del valenciano, sino también no haber consultado la de Cuvier. La influencia de la descripción anatómica y el montaje de este primer ejemplar de megaterio y de mamífero fósil tuvo una influencia extraordinaria en el desarrollo de la paleontología. Basta anotar, como ejemplo, que cuando Charles Darwin, en el curso de la expedición en el "Beagle", creyó haber encontrado huesos de megaterio en el acantilado argentino de Punta Alta (1832), afirmó que, "como los únicos ejemplares existentes en Europa están en Madrid ... solamente esto basta para compensar algunos momentos de cansancio".

Bibliografía

Fuentes

Colección de láminas que representan los animales y monstruos del Real Gabinete de Historia Natural de Madrid, con una descripción individual de cada uno, 2 vols., Madrid, Andrés de Sotos, 1784-l786. Descripción del esqueleto en particular según las observaciones hechas al tiempo de armarle y colocarle en este Real Gabinete. En: José Garriga, Descripción del esqueleto de un quadrúpedo muy corpulento y raro que se conserva en el Real Gabinete de Historia Natural de Madrid, Madrid, Vda. de Joaquín Ibarra, 1796, pp. 1-16. Description des od du Mégatherium, faite en montant le squelette … traduite par M. Bonpland, en abregé, Annales du Muséum d’Histoire Naturelle, 5 (1804), 387-400 + 2 láms. [publicado también en: Georges Cuvier, Recherches sur les ossemens fossiles des quadrupèdes, Paris, Deterville, 1812, vol. 4, parte IV, cap. VIII, pp. 30-43 + 2 láms.].
Antonio Sáñez Reguart, Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional, 5 vols., Madrid, Vda. de Joaquín Ibarra, 1791-1795. Antonio Sáñez Reguart, Colección de producciones de los mares de España ... (1796). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Ms 34-35. algunas láminas llevan la firma de Bru, quien las dibujó todas y seguramente fue también su grabador.

II. Literatura secundaria

J. M. López Piñero, Juan Bautista Bru y su contribución al grabado zoológico y paleontológico. En: Zussammenhang. Festschrift für Marielene Putscher, Köln, Wienand, 1984, p. 547-579. J. M. López Piñero, Juan Bautista Bru (1740-1799) and the Description of the Genus Megatherium, Journal of the History of Biology , 21 , 147-163 (1988). J. M. López Piñero, Juan Bautista Bru y la difusión por Cuvier de su obra paleontológica, Arbor , num. 527-528, 79-99 (1989). J. M. López Piñero, T. F. Glick, El megaterio de Bru y el presidente Jefferson. Una relación insospechada en los albores de la Paleontología, Valencia, Instituto de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia, 1993. F. Jerez Moliner, El dibujante y grabador valenciano Juan Bautista Bru de Ramón (1742-1799) y su obra, Valencia, tesis de licenciatura, 1995.J.M. LÓPEZ PIÑERO, Juan Bautista Bru de Ramón (1742-1799): El atlas zoológico, el megaterio y las técnicas de pesca valencianas, Valencia, Ayuntamiento de Valencia, 1996.

Autor

  • José María López Piñero