Braglia, Alberto (1906-1954).
La triste historia de Alberto Braglia, uno de los primeros héroes de la gimnasia olímpica, comenzó en Campogalliano, en la italiana provincia de Módena, donde nació el 23 de abril de 1883. Módena, famosa por ser la cuna de la poderosa familia Este, así como por sus vinos y quesos, está situada en el centro de Italia, a unos 75 km al noroeste de Bolonia. Ahí, el joven Alberto aprendió los secretos de la gimnasia y de la acrobacia: rápido trepador de cuerdas, ágil saltador y arrojado saltimbanqui. Era tan hábil en las anillas como en las barras horizontales y en el caballo con aros.
En 1906, a los 23 años, viajó a Atenas para competir en los Juegos Intermedios. La prueba absoluta de gimnasia estaba dividida en dos competiciones, lo que doblaba las posibilidades de los atletas de ganar una medalla. El primer día se realizaban cinco ejercicios, que se repetían en la segunda jornada, aunque agregándose un sexto ejercicio. Las pruebas eran: barra horizontal, barras paralelas, potro, anillas y combinación de saltos de altura y de longitud. La sexta prueba del segundo día era el caballo con arcos. En las dos jornadas Braglia tuvo una actuación lo bastante buena como para llevarse un par de medallas de plata, tras el francés Pierre Paysse.
En 1908, Braglia participó en los Juegos de Londres. Su principal rival era otro francés, Louis Segura. En la prueba múltiple había una sola competición, con los siguientes ejercicios: barra horizontal, barras paralelas, caballo con arcos, anillas y uno nuevo, la cuerda fija. Con 137 puntos, Braglia ganó su primer título olímpico. No participó en la prueba por equipos, donde Italia acabó sexta. Junto con la medalla, Braglia recibió también una boquilla que había pertenecido a la reina Victoria. Su triunfo le convirtió en el primer atleta olímpico italiano en ganar una medalla de oro.
Braglia repitió su hazaña en 1912, derrotando al francés Segura, que se había llevado el bronce en 1908. A diferencia de entonces, se incorporó a la selección italiana en la competición por equipos, ayudándole a ganar el título, lo que le valió su tercer oro. De esta manera, fue el primer gimnasta olímpico que conseguía tres medallas de oro. En Módena, sus conciudadanos le brindaron la bienvenida reservada a los héroes. Le inundaron de dinero, le ofrecieron empleo e incluso construyeron un gimnasio que llevaba su nombre. En 1932 preparó al equipo italiano que causó sensación en Los Ángeles. Sus atletas cosecharon seis medallas, entre ellas cuatro de oro y el primer puesto en la general por equipos.
Desde la cima más alta, Braglia cayó en la mayor miseria. Las malas inversiones le dejaron en bancarrota. Incapaz de mantener un empleo, finalmente terminó como portero, barriendo el gimnasio que llevaba su nombre. Vendió sus medallas de oro y la boquilla que perteneciera a la reina Victoria. Cuando el gobierno italiano se entero que el gran héroe olímpico vivía en la miseria, le concedió una magra pensión mensual de $35, que fue su único medio de vida. El 5 de febrero de 1954, a la edad de 71 años, un ataque al corazón segó la vida de Alberto Braglia, quizá el más grande gimnasta italiano de todos los tiempos.
