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CineBiografía

Becker, Jacques (1906-1960).

Director y guionista de cine francés nacido el 15 de septiembre de 1906 en París y fallecido el 21 de febrero de 1960 en la misma ciudad.

Vida

La trayectoria creativa de Jacques Becker ejemplifica a la perfección una acertada síntesis visual de influencias cinematográficas y literarias, entre las que se contaron el realismo poético de René Clair, el impresionismo de Jean Renoir, el decadente romanticismo historicista de Max Ophüls, la sobriedad expresiva de Robert Bresson y el universo de los bajos fondos descrito por novelistas como Georges Simenon. Esa mezcla dio como resultado una obra muy homogénea y personal, aunque también en cierta medida a contracorriente de las tendencias comerciales de la industria del cine. Pero la verdadera singularidad de este creador radica sin duda en que pocos directores han estado nunca tan cerca de expresar, mediante historias en ocasiones sórdidas y ambientadas en universos marginales, la poesía de los sentimientos y la búsqueda utópica de ideales como la solidaridad o el amor.

Criado en un ambiente burgués de la alta sociedad parisina, la rebeldía juvenil de Becker le llevó sin embargo a abandonar los estudios musicales en la prestigiosa Schola Cantorum para dedicarse a la pintura y fundar una orquesta de aficionados que tocó en cabarets y otras salas de espectáculos populares. El disgusto familiar se vio reforzado todavía más cuando en 1932 decidió adentrarse en el inestable y un tanto casquivano mundo del cine como ayudante de dirección de Jean Renoir. No obstante, los conocimientos técnicos y la sensibilidad poética adquiridos al lado de este genio (a través del trabajo conjunto en títulos como Boudu salvado de las aguas, Un día de campo o La gran ilusión, entre otros), fueron fundamentales en la vida futura de Becker y, como es lógico, también encontraron reflejo en sus posteriores películas como director.

Después de codirigir con Pierre Prèvert un mediometraje de escasa difusión, Le commisaire est bon enfant et le gendarme est sans pitié (1935), la primera oportunidad de situarse tras las cámaras como director único acabó siendo una tormentosa experiencia de pésimo final: L'or du Cristobal, aunque no llegó jamás a terminarse por fuertes desavenencias con el productor. Al poco tiempo de este hecho, sufrió además en sus carnes otra circunstancia aún más dolorosa: su internamiento en una cárcel durante la Segunda Guerra Mundial por colaborar con la Resistencia francesa frente a la invasión nazi encabezada por Adolf Hitler.

Finalizada la contienda, Becker pudo debutar sin sobresaltos en el terreno del largometraje con el film de intriga policiaca Dernier atout (1942). Pero fue su siguiente película, Goupi mains rouges (1943), la que asentó definitivamente su carrera. El éxito de esta cinta se cimentó sobre un juego de contrastes muy habitual en la obra creativa del cineasta, y que para la ocasión fue una intriga policiaca violenta que transcurría en el bucólico marco de la campiña francesa. Se escapó la suerte (1946) cerró por su parte esta etapa preliminar de su trayectoria antes de que comenzara a incluir nuevos elementos a esa mezcla como el costumbrismo y la poesía.

París, bajos fondos (1952) señaló en ese sentido un punto culminante en la obra de Becker. Los ambientes sórdidos y al mismo tiempo bohemios de la capital francesa encontraron reflejo en las imágenes de un filme romántico y de cortante precisión analítica sobre el otro lado de un mundo que los individuos de clase acomodada (la mayoría, en definitiva, de la población) se niegan a ver. Rue de l'Estrapade (1953) y Touchez-pas au grisbi (1954) se enmarcaron igualmente dentro de esta línea, pero su éxito fue muy inferior al esperado, quizás por lo repetido de la fórmula. Por eso Becker hubo de aceptar como consecuencia de ello una serie de encargos "de subsistencia" que dirigió con cierto aire de rutina: Alí Babá y los cuarenta ladrones (1954) o Las aventuras de Arsenio Lupín (1956) se encuadraron en esta época.

Sus dos últimos largometrajes señalaron, en ese sentido, una destilación absoluta de todos sus postulados estéticos y dos obras maestras incontestables del cine europeo. Si Montparnasse 19 (1957) era un confeso homenaje a Max Ophüls mediante el relato de los últimos años de la vida del pintor Amadeo Modigliani, La evasión (1959) se inspiraba en otro suceso real (la fuga de una prisión de máxima seguridad) para rendirle admiración a Robert Bresson.

Su prematura muerte truncó una carrera con sello propio y coherente al máximo con la idea de que como individuos vivimos en una sociedad malsana y falsa que sólo podrá ser redimida por la belleza de nuestras acciones. En cualquier caso, su cine continúa manteniendo una singular vigencia a través de una larga serie de modernos continuadores, como su propio hijo Jean Becker o el siempre polémico Leos Carax.

Filmografía

Como director:

Cortos y mediometrajes:

1935: Le commisaire est bon enfant et le gendarme est sans pitié (codirector); Tete de turc.
1938: Communist party Congress.

Largometrajes:

1939: L'Or du Cristobal (inconcluso).
1942: Dernier atout.
1943: Goupi Mains Rouges.
1944: Falbalas.
1946: Se escapó la suerte.
1948: Rendez-vous de juillet.
1951: Edouard et Caroline.
1952: París, bajos fondos.
1953: Rue de l'Estrapade.
1954: Touchez-pas au grisbi; Alí Babá y los cuarenta ladrones.
1956: Las aventuras de Arsenio Lupín.
1957: Montparnasse 19.
1959: La evasión.

Como guionista:

1936: La vie est a nous.

Como ayudante de dirección:

1932: Noche de encrucijada; Boudu salvado de las aguas (y actor); Chotard et Cie. (y actor).
1933: Madame Bovary.
1936: Los bajos fondos (y actor); La vie est a nous (y actor).
1937: La gran ilusión (y actor); La Marsellesa.

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