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HistoriaBiografía

Aziru, Rey de Amurru (ca. 1360-1335 a.C).

Rey del País de Amurru, hijo y sucesor de Abdi-Ashirta cuando éste murió en Egipto. Supo sobreponerse a sus hermanos Ba'aluya, Pubakhla y Niqmepa y gracias al control que tuvo sobre todas las ciudades, desde Biblos a Ugarit y desde Shallu a Ulluza, Aziru fue considerado por sus sucesores como el verdadero fundador de la dinastía de Amurru. Aziru fue coetáneo, entre otros gobernantes, de Suppiluliumas I y Mursilis II de Hatti, de Ammistamru I y Niqmadu II de Ugarit, de Aitakkama de Qadesh, Akkizi de Qatna y Rib-Addi de Biblos (Gubla). Tal gobernante está documentado por numerosas cartas de Tell el-Amarna, en Egipto, y por documentación hitita y ugarítica. Al parecer inició su reinado con el asedio y la captura de Sumura (hoy Tell Kazel), residencia de un representante del faraón Akhenatón, para lo cual contó con la ayuda de los habiru, de Zimredda de Sidón y de los barcos de Arwad. A ello siguió el control de otras muchas ciudades no sólo del interior de Siria, sino también de la costa. Durante su gobierno supo sortear políticamente tanto a Hatti como a Egipto, declarándose vasallo de una u otra potencia según exigían las circunstancias. Viajó a Damasco para conferenciar con otros reyes, así como a Tunip, para entablar acuerdos con los hititas. El peor enemigo de Aziru fue Rib-Addi de Biblos, según deja ver una variada documentación. Incluso llegaría a auxiliar a Ilirapih —hermano de Rib-Addi— a conspirar contra éste, que sería expulsado del trono y entregado por Aziru a los sidonios, quienes acabarían eliminándolo. Esta acción y la toma de Biblos, además del pacto antiegipcio que había acordado con Aitakkama, enfurecieron a Amenofis IV, quien, según se sabe por las cartas de Tell el-Amarna, le conminó a que se presentara en Egipto. Aziru, ante el buen cariz político del momento y la inoperancia manifiesta de los hittitas, acudió a la llamada del faraón, quedando el mando de Amurru en poder de su hijo Ari-Teshup y de su hermano Ba aluya. Su estancia en Egipto fue de unos dos meses y la tuvo que interrumpir por la muerte de Amenofis IV y el acceso de Tutankhamón al trono y, sobre todo, por los conflictos políticos surgidos en Nukhashshe y otras ciudades del ámbito sirio. Aquella breve estancia fue considerada por los hititas como una deslealtad. Aziru llegó a firmar, hacia el año 1351 a.C., un tratado muy ventajoso con Niqmadu II de Ugarit (renunciaba a la soberanía de aquella ciudad a cambio de 5.000 siclos de plata), y otro, de total subordinación, con Suppiluliumas I (obligado por la presencia de un potente ejército hitita en sus fronteras), según el cual Aziru, además de la entrega de 300 siclos de oro y piedras preciosas, debía comparecer anualmente ante el rey hitita. A su muerte fue sucedido por su hijo Ari-Teshup.

Autor

  • Federico Lara Peinado.