Atanasio, San (296-376).
Obispo egipcio y Doctor de la Iglesia, nacido en Alejandría (Egipto) en 279 y fallecido en la misma ciudad el 2 de mayo de 373. Fue el más acérrimo defensor de la doctrina ortodoxa cristiana, combatiendo principalmente, contra el arrianismo. Por ello se le conoce como «la columna de la Iglesia», y «el martillo de los arrianos». La Iglesia de Oriente lo considera el «padre de la ortodoxia», y la Iglesia de Roma lo cuenta entre los cuatro grandes padres de Oriente.
Datos biográficos
Atanasio era un hombre de sólida formación literaria y teológica. En su primera juventud, pasó algún tiempo con los monjes de la Tebaida. De regreso a Alejandría, fue ordenado diácono, y nombrado secretario del obispo de la ciudad.
Por aquella época estaba en su mayor efervescencia la doctrina de Arrio, un sacerdote alejandrino que negaba la divinidad de Jesucristo, y que dio nombre al movimiento herético conocido como arrianismo. Para esclarecer esta cuestión, se convocó el Concilio de Nicea (325) al que Atanasio acudió en calidad de secretario de su obispo. Ya en esta reunión Atanasio destacó por su dialéctica contra los arrianos. Tres años más tarde, en 328, era nombrado obispo de su ciudad natal.
Cinco exilios por defender la ortodoxia
Desde su sede episcopal, Atanasio dedicó toda su vida a la defensa de la ortodoxia cristiana, en abierta oposición a los arrianos. Éstos, a su vez, no dejaron de perseguirlo.
En tiempos de San Atanasio, la vida religiosa y la vida política corrían muy unidas, por lo cual, cada facción religiosa procuraba ganarse el apoyo del poder político. Los arrianos gozaban de la simpatía del emperador Constantino (el cual, según parece, se había hecho bautizar en el arrianismo). Por eso, la autoridad civil quiso obligar a San Atanasio a que recibiera de nuevo en el seno de la Iglesia a sacerdote Arrio, que había sido excomulgado por el concilio de Nicea, y que seguía aferrado a sus errores. Atanasio, cumpliendo can valentía su deber, rechazó la propuesta. Por este motivo, el año 336 fue desterrado por el emperador Constantino a Tréveris, donde estuvo dos años. Ocho años estuvo desterrado en Roma, y otros seis, pasó en el desierto, entre los anacoretas de Egipto. Todavía tuvo que sufrir otros dos destierros antes de que en 366 pudiera regresar definitivamente a su sede, donde vivió ya en paz hasta el fin de sus días.
Su fiesta se celebra el 2 de mayo.
Aportes de San Atanasio al pensamiento cristiano
El mayor mérito de San Atanasio consiste en haber defendido la divinidad de Cristo contra el arrianismo. Atanasio formuló la doctrina del homousios, según la cual Hijo de Dios es de la misma sustancia que el Padre. Arrio, por el contrario, defendía la teoría de que el Hijo era de una sustancia diferente al Padre, una criatura más perfecta que las demás, pero criatura al fin.
- Nos transmitió la primera lista completa de los libros considerados inspirados por los cristianos (carta de 367).
Obras de San Atanasio
San Atanasio nos ha legado una amplia producción literaria, en buena parte centrada en la defensa de la fe del concilio de Nicea. Sus obras se pueden clasificar en cuatro bloques:
a) Escritos apologéticos y dogmáticos. Tratado contra los gentiles, Tratado sobre la Encarnación del Verbo y los Discursos contra los Arrianos.
b) Escritos histórico-polémicos: Apología contra los arrianos, Apología al emperador Constancio, Apología por su huida y la Historia de los arrianos.
c) Escritos exegéticos -comentarios a los Salmos, al Génesis, al Eclesiastés y al Cantar de los Cantares- y ascéticos -Vida de San Antonio (el documento más importante sobre el monaquismo primitivo, escrito a raíz de la muerte de San Antonio).Con esta última obra creó un nuevo estilo de biografía, que serviría de modelo a la hagiografía posterior.
d) Cartas: destacan las Cartas Festales, que son las que dirigían los obispos orientales al principio de la Cuaresma. La más famosa es la de 367, en la que denuncia el intento de los herejes de introducir libros apócrifos como Escrituras inspiradas. Con este motivo da una lista completa de los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, tenidos por la iglesia universal como inspirados.
