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PolíticaBiografía

Asdrúbal Barca, el Bello (¿-221 a.C.).

General cartaginés, yerno de Amílcar Barca y cuñado del célebre Anibal, fundador de la ciudad de Cartago Nova (actual Cartagena; España).

Tras la firma de la paz en el año 241 a.C., por la que Cartago y Roma pusieron fin a la Primera Guerra Púnica, que habían emprendido por la posesión de la isla de Sicilia, Amílcar Barca y Asdrúbal determinaron buscar en Hispania una compensación a las pérdidas que había sufrido Cartago, sabedores de que la paz no era más que un armisticio encubierto. Hispania poseía ricas minas de plata que, explotadas racionalmente, podrían sufragar las pérdidas cartaginesas y proporcionar dinero y recursos (materiales y humanos) para futuras guerras contra el enemigo mortal, Roma. Por fin, en el año 237, Asdrúbal y su suegro desembarcaron en Hispania, donde los cartagineses poseían ya algunos puertos comerciales de singular importancia, como por ejemplo la antiquísima Gades (Cádiz), Sexi (Almuñécar), Malaka (Málaga) y Baria (Villaricos). Amílcar Barca se apoyó en estas bases y dedicó todo su talento a crear un nuevo estado cartaginés homogéneo que agrupara las regiones más fértiles del litoral mediterráneo, que pronto se extendió por el norte hasta las inmediaciones del río Ebro.

Ambos generales tuvieron que enfrentarse a serios peligros y resistencia por parte de numerosos jefes hispanos, tribus a las que fueron arrollando una tras otra: Indortes, Istolacio y otros jefes íberos fueron crucificados sin miramiento alguno. Tras nueve años de victoriosas campañas, el prestigio de los cartagineses quedó restablecido y se pudo disponer de los cuantiosos recursos mineros y humanos que ofrecía Hispania. Amílcar prosiguió su avance triunfal hasta el sureste peninsular, pero el príncipe Orisón de los oretanos, tribu asentada en el alto Guadiana, le obligó a retirarse y le derrotó. En dicha retirada, Amílcar Barca murió en el año 229 a.C., mientras vadeada un río, parece ser que el Guadalquivir o bien un afluente de éste, el Guadalimar, ya que las ciudades de Helike y Akra Leuke, donde estaban el grueso de las tropas de refresco cartaginesas al mando de Asdrúbal, pertenecían a los oretanos.

Nada más morir Amílcar Barca, Asdrúbal, su heredero espiritual y brazo derecho, fue elegido por la asamblea de los nobles por unanimidad como comandante supremo de los cartagineses. Los romanos, preocupados por los avances del cartaginés, se tranquilizaron al saber la noticia del fallecimiento de Amílcar Barca; además también tenían que ocuparse de derrotar a sus enemigos más próximos, los galos. Pero, dueño de los destinos cartagineses, Asdrúbal pronto demostró estar a la altura del talento como estratega militar y de la inteligencia política desplegada por su suegro fallecido, tarea en la que contó con la colaboración de su cuñado Aníbal, quien posteriormente estaría llamado a escribir las páginas más gloriosas del dominio cartaginés.

Lo primero que se propuso Asdrúbal fue vengar la muerte de su yerno. Con fuerzas poderosas traídas desde Cartago y también reclutadas en la misma península Ibérica, atacó el país de los oretanos, al que literalmente borró del mapa para adueñarse de sus principales poblados. Demostró una gran habilidad diplomática cuando determinó casarse con una princesa íbera con el fin de atraerse a un pueblo tan poderoso y que podía resultar tan útil en su proyecto militar: hacer la guerra contra Roma. Gracias a ello, pudo reclutar un impresionante ejército mercenario de 50.000 infantes y 6.000 caballeros, al que añadió 200 elefantes africanos.

Con semejante poder, muchas tribus hispanas no tuvieron ningún inconveniente en reconocerle como rey. Lo último que hizo fue encontrar la deseada base cartaginesa junto al mar, lugar que encontró en un paraje natural inmejorable: el puerto natural de la ciudad de Qart Hadashat (literalmente 'Ciudad Nueva'), la Cartago Nova de los latinos (Cartagena; España). Su magnífico puerto, uno de los mejores del Mediterráneo, sus salinas para la industria pesquera, y sus campos de esparto para fabricar los aparejos de la nueva flota, ya hacían de Cartagena un enclave atractivo, a lo que había de añadir la existencia en sus proximidades de las minas de plata más importantes del mundo antiguo. Así, Cartagena se convirtió en la principal base militar, naval y económica de los cartagineses, la capital de los Bárquidas en Hispania. A pesar de que ya disponía de las suficientes fuerzas para enfrentarse a Roma volvió a demostrar una gran prudencia y realismo político, cuando no tuvo ningún inconveniente en firmar con los romanos el Tratado del Ebro, en el año 226, por el que se fijaba este río como frontera septentrional de la expansión cartaginesa en Hispania, al mismo tiempo que ambos imperios se comprometían a no invadir el territorio del otro.

Cuando por fin ya había consolidado los territorios ocupados por su suegro, en el año 221 fue asesinado por un esclavo galo, víctima de una venganza privada. Lo mismo que ocurriera en el año 229, los nobles cartagineses reconocieron de inmediato como jefe supremo a otro miembro de la familia de los Barca. En este caso la elección recayó en Aníbal, el hijo del ya mítico Amílcar Barca.

Bibliografía

  • GRIMAL, Pierre: El helenismo y el auge de Roma. (Madrid: Ed. Siglo XXI. 1990).

  • GRIMAL, PIerre: La formación del Imperio romano. (Madrid: Ed. Siglo XXI. 1990).

  • GRIMBERG, Carl: Roma: monarquía, república, imperio... caos. (México D.F.: Ed. Editorial Daimon. 1987).

CHG

Autor

  • Carlos Herraiz García