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Arinos de Melo Franco, Afonso (1868-1916).

Narrador, dramaturgo, periodista y conferenciante brasileño, nacido en Paracatú (en el estado de Minas Gerais) el 1 de mayo de 1868, y fallecido en Barcelona (España) el 9 de febrero de 1916. Fue uno de los pioneros de la literatura regionalista, así como uno de los grandes estudiosos del folklore brasileño, materia sobre la que impartió numerosos cursos y conferencias en todo el mundo.

Fruto del matrimonio formado por Virgílio de Melo Franco y de Ana Leopoldina de Melo Franco, recibió de sus padres una esmerada formación académica, iniciada en la localidad de Goiás (en el centro-oeste de Brasil), a la que había sido destinado su progenitor para que ejerciera allí su cargo de juez. Años después, el joven Afonso habría de seguir los pasos profesionales de su padre y cursar la carrera de Leyes.

Pero antes realizó el bachillerato y los cursos de preparación a la universidad en la ciudad de São João del Rei -a la que se había trasladado en plena adolescencia para asistir a la prestigiosa escuela dirigida por Antônio José da Costa Machado- y en Río de Janeiro -donde asistió a clases en el no menos acreditado Ateneo Fluminense-. Pasó, a continuación, a São Paulo y cursó allí, como ya se ha apuntado más arriba, la carrera de Derecho, en un fecundo período de formación en el que dedicó tanto tiempo al estudio de las Leyes como al cultivo de la creación literaria (en un primer momento, como escritor de relatos breves).

Licenciado en Derecho en 1889, Arinos de Melo emprendió una nueva mudanza para instalarse en Ouro Preto (Minas Gerais), donde empezó a ganarse la vida ejerciendo la abogacía; pero, al poco tiempo, empujado por su vocación docente, ganó la plaza de profesor de Historia de Brasil en la Universidad de Minas Gerais, donde pronto se convirtió en uno de los fundadores de la Facultad de Derecho. Pasó, entonces, a impartir la materia de Derecho Criminal en dicho centro de estudios superiores.

Su creciente protagonismo en la vida social y cultural de Ouro Preto -a la sazón, capital del estado de Minas Gerais- se vio reforzado a comienzos de la década de los años noventa, cuando, a raíz de la Revuelta de la Armada (1893-1894), dio cobijo en su propio domicilio a algunos escritores e intelectuales de Río de Janeiro que, bajo la sospecha de haber tomado parte activa en dicha acción, tuvieron que huir de la capital y refugiarse en el interior del país.

Coincidiendo con este turbulento período en la vida política de su nación, Afonso Arinos de Melo se dio a conocer como escritor merced a algunos relatos y artículos que divulgó a través de las páginas de ciertas publicaciones culturales, como Revista Brasileira y Revista do Brasil. Luego, deseoso de ampliar sus conocimientos y ensanchar sus horizontes vitales, emprendió un largo viaje por Europa; y en 1897, a su regreso a Brasil, se estableció en São Paulo para hacerse cargo de la dirección del rotativo O Comércio de São Paulo, el órgano portavoz de los intereses del partido monarquista.

Al año siguiente dio a la imprenta su espléndida colección de cuentos Pelo sertão (Por el sertón [Río de Janeiro: Laemmert, 1898]), obra por la que habría pasado a la historia de la literatura en lengua portuguesa sin necesidad de haber publicado ningún otro libro. Posteriormente, recogió gran parte de los trabajos periodísticos que había escrito a finales del siglo XIX en una obra recopilatoria titulada Notas do dia (Notas del día, 1900).

Afonso Arinos de Melo fue elegido socio correspondiente del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño en 1901, un buena parte debido a los innumerables méritos que había contraído en su faceta de estudioso y divulgador del folklore nacional. El día 31 de diciembre de aquel mismo año, el humanista de Paracatú fue también elegido miembro de la Academia Brasileña de las Letras, institución en la que formalizó oficialmente su ingreso el 18 de septiembre de 1903.

El éxito obtenido por los relatos de Pelo sertão animó a Afonso Arinos de Melo a escribir nuevas narraciones, como su celebérrima novela por entregas titulada Os jagunços (Los yagunzos, 1898) -aparecida en O Comércio de São Paulo-, así como algunas obras teatrales que pusieron sobre las tablas la problemática social y mercantil de su tiempo. Se trata de piezas como O contratador de diamantes (El contratista de diamantes) y O mestre de campo, ambas publicadas póstumamente en 1917. También aparecieron después de su muerte otros textos suyos de notable interés, como el ensayo A unidade da pátria (La unidad de la patria, 1917), los libros de erudición e investigación Lendas e Tradições Brasileiras (Leyendas y tradiciones brasileñas, 1917) e Histórias e paisagens (Historias y paisajes, 1921), y la novela inconclusa Ouro, ouro (Oro, oro, 1970).

A comienzos de 1916, llevado de su afán por divulgar el folklore, la literatura y, en general, la cultura brasileña por el Nuevo Continente, Afonso Arinos de Melo Franco tomó un barco para cruzar el Atlántico rumbo a España. Durante la larga travesía cayó gravemente enfermo, y fue a perder la vida en Barcelona el día 16 de febrero de dicho año, cuando aún no había cumplido el medio siglo de existencia.

Obra

Al empezar a publicar sus primeras colaboraciones en Revista Brasileira, Afonso Arinos de Melo decidió redactar una serie de cuentos que, recibidos con gran aceptación por críticos y lectores, habrían de acabar conformando el grueso de su obra más célebre, Pelo sertão. Previamente, el erudito de Paracatú ya había dado muestras de poseer una especial habilidad en el cultivo de este complejo género, al obtener el segundo premio del concurso de cuentos convocado por A Gazeta de Notícias, con un relato titulado "A esteireira" ("La esterera"). Este texto se considera, en la actualidad, como el iniciador de la literatura regionalista en Brasil.

Firmemente comprometido con la idea de una nacionalidad brasileña específica, el erudito de Minas Gerais vio cómo la sociedad de finales del siglo XIX coincidía con él en un afán de resaltar la importancia del hombre ligado al suelo, el ambiente y el medio social que le habían visto nacer. En este sentido, su entronización del sertón de Minas Gerais como uno de los paisajes específicos de esa idiosincrasia brasileña halló enseguida el favor de los lectores de cualquier signo político, incluidos aquellos que no coincidían necesariamente con la ideología monarquista de Arinos de Melo. Por primera vez en la incipiente literatura autóctona de Brasil, el foco de la atención literaria se alejaba de los ámbitos urbanos para concentrarse en las regiones apartadas del interior del país, dando lugar así a una nueva corriente temática y estilística que pronto habría de ser conocida como Regionalismo. Así, Arinos de Melo se convirtió en pionero en transitar una senda que, durante gran parte del siglo XX, habrían de recorrer con felices hallazgos algunos de los más destacados autores en lengua portuguesa de todos los tiempos, como José Lins do Rego (1901-1957), José Américo de Almeida y, entre otros, Jorge Amado.

Respecto a los principales temas y argumentos que nutren las narraciones de Arinos de Melo, cabe reseñar que el escritor de Paracatú, a fuer de buen cronista periodístico, permaneció siempre atento a la problemática social, política y económica de su tiempo. En un Brasil finisecular sacudido por fuertes convulsiones en su tejido social (como la provocada por la aprobación en 1888 de la Ley Áurea, que abolía tajantemente la esclavitud), político (así, v. gr., la causada por la proclamación de la República en 1889) y económico (y aquí resulta obligado hacer referencia a la grave crisis generada por las deudas contraídas por la Monarquía), la masa oprimida se agitó en violentas revueltas como las de los Canudos (1897), que se sofocó con una violenta masacre. Este turbio y cruento episodio de la historia brasileña de finales del siglo XIX (protagonizado por millares de pobres del sertão de Bahía, que intentaron olvidar sus miserias y padecimientos agrupándose en torno a la figura mesiánica de Antonio Vicente Mendes Maciel, "el Consejero"), fue novelado, antes que nadie, por Arinos de Melo en su narración folletinesca Os jagunços, para acabar convirtiéndose en el argumento principal de otras grandes novelas del siglo XX, como Os sertões (Los sertones, 1902), del también brasileño Euclides da Cunha, y La guerra del fin del mundo (1981), del peruano Mario Vargas Llosa.

Más adelante, Afonso Arinos de Melo buscó de nuevo fuentes de inspiración literaria en la realidad de su nación y abordó -bien es verdad que ya desde la estética simbolista impuesta por la moda vigente- el problema de la voracidad de la antigua metrópolis portuguesa a la hora de explotar la riqueza minera y aurífera del Brasil. Este tema le dio pie para escribir su pieza teatral O contratador de diamantes (1917), y para abordar la redacción de una nueva narración extensa -Ouro, ouro- que dejó inconclusa en el momento de su muerte.

Bibliografía

  • ATAÍDE, Tristão de. Afonso Arinos (Río de Janeiro: Anuário do Brasil, 1922).

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.