Arias Montano, Benito (1527-1598).
Humanista español, experto en exégesis bíblica y en lenguas orientales, nacido en Fregenal de la Sierra (Badajoz) en 1527 y muerto en Sevilla en 1598, que desempeñó un papel de gran importancia en la comunicación de la actividad científica española con la de los Países Bajos durante el último cuarto de siglo XVI, un período que se caracterizó precisamente por el aislamiento.
Había nacido de familia hidalga empobrecida; su padre era notario del Santo Oficio. Se ha sugerido el origen converso de la familia, pero no hay pruebas definitivas de ello. A los 19 años estudia en Sevilla, y cuatro años después, en la Universidad de Alcalá, donde se forma en filología bíblica. Se dedica a las lenguas semíticas y la exégesis, pero tiene también tiempo para escribir poesía. En 1560 entra en la Orden de Santiago. En 1562, le escoge el obispo Pérez de Ayala para que le acompañe a Trento. Tras volver a España escribe el Comentario a Doce Profetas.
En 1568 Felipe II le pide consejo sobre la propuesta del editor Christopher Plantin (Plantino), de Amberes, de editar una nueva Políglota, y tras su respuesta entusiasta le confía la supervisión de la Biblia Regia y le ordena dirigirse inmediatamente a Amberes, donde el grupo de estudiosos flamencos y franceses reunido por Plantino lleva ya años trabajando. Arias Montano deberá revisar las pruebas de cada página y escribir algunos prólogos y tratados de cultura bíblica que se incluirán en el octavo volumen de la Biblia. La colaboración con Plantino es excelente: éste se ocupa de todo lo relativo a la cuidada impresión, al tiempo que admira el saber filológico de Arias Montano, quien se atiene a las directrices de la misión que se le ha confiado y las realiza con plena competencia: no se limita a ser un espectador pasivo, sino que toma efectivamente las riendas de la edición. La impresión de los ocho volúmenes de la Políglota se completa a comienzos de 1572. En abril de 1572 Arias Montano va a Roma para conseguir la aprobación del Papa, y tras obtenerla regresa a Amberes, donde permanece hasta 1575.
Durante su estancia en Amberes entabló íntimas relaciones con el impresor Plantino y con el círculo de intelectuales y científicos que se reunía regularmente en su casa. De esta forma mantuvo estrecha conexión con los geógrafos Abraham Ortelius y Gerhard Kremer Mercator, el cosmógrafo y matemático Rainerus Gemma Frisius y los naturalistas y médicos Charles de l´Écluse(Clusius), Mathias Lobellinus y Rembert Dodoens (Dodonaeus).
La amistad de Arias y Clusius se refleja en las obras de ambos, en las cartas que cruzaron y en su correspondencia con terceros. Por ejemplo, en abril de 1569, Arias escribió al botánico neerlandés en respuesta a una carta en la que éste le había enviado semillas. Le comunicó que había hecho llegar a Felipe II un ejemplar de su traducción latina de la obra de García da Orta sobre los productos medicinales de la India Oriental y le animó a seguir publicando con una amistosa comparación botánica con los frutos de la higuera. En agosto del mismo año volvió a escribirle, informándole de la muerte de Bernardino de Burgos y de la obra De plantis Hispanis que había dejado inédita, así como de otras cuestiones, entre ellas, que esperaba recibir pronto el tratado de Nicolás Monardes acerca de los productos medicinales americanos, que Clusius también tradujo más tarde al latín.
Parecida fue la relación de Arias con Ortelius, entre cuya correspondencia figuran cartas del primero desde febrero de 1575, poco después de su partida de Amberes, hasta abril de 1591. El cuarteto o “tetrasticum” que Arias dedicó a la muerte de Platino apareció en la edición de 1590 del Thesaurus Geographicus de Ortelius, el mismo año en el que le envió un ejemplar de “castanea peruana” (Caryocar amygdaliferum Cav.) que éste pasó a Clusius.
Plantino es, al igual que otros colaboradores de la Políglota, miembro activo, sucesivamente, de dos sectas o grupos religiosos al margen de la ortodoxia oficial, la «Familia del amor» y los «Amantes de la verdad». En el caso de Arias Montano, su acercamiento a esos movimientos espirituales no pone en entredicho su fe católica. Pero cuando ya ha vuelto a España, y se ocupa en El Escorial de la Biblioteca real mantiene una gran admiración por el líder del segundo de esos grupos, Hiel: en la década de los 80 Arias Montano pide a Plantino que le envíe obras de Hiel a El Escorial, y en su Comentario al Apocalipsis (1588), hace grandes elogios de él, e incluso incluye notas suyas en esta obra, lo mismo que en sus Elucidationes in IV Evangelia (1588). Arias Montano transmite esa admiración al grupo de sus allegados en El Escorial, y muy en especial a Fray José de Sigüenza.
Arias relacionó con el citado ambiente europeo al grupo que trabajaba en la biblioteca de El Escorial, de la que fue el auténtico organizador, desarrollado el proyecto de Juan Páez de Castro. A él se debió la división del fondo por lenguas y su ordenación en setenta y cuatro materias, veintiuna de las cuales eran científicas, desde la "Mathematica in genere" a la "Agricultura". Fue también el principal promotor de una relación excepcional en la España de los últimos años del siglo XVI: la del grupo de científicos sevillanos encabezados por Simón de Tovar y Francisco Sánchez de Oropesa con autores de los Países Bajos, tanto católicos como protestantes. De esta forma, Clusius mantuvo con Tovar un activo intercambio de noticias, textos y semillas, mientras que Ortelius y Gemma Frisius hacían otro tanto en el terreno de la geografía, las cosmografía y las matemáticas.
Durante su estancia en Flandes, Arias Montano adquirió un buen número de volúmenes, mapas e instrumentos matemáticos y astronómicos que envió a sus amigos de España -entre los que se encontraba una figura de importancia central como Juan de Ovando- y que enriquecieron de forma considerable la biblioteca de Felipe II en El Escorial, libros como el Index plantarum de Clusius o el Theatrum Orbis de Ortelius.
En 1574, un profesor de Salamanca tristemente famoso, León de Castro, había atacado de nuevo la Políglota, ya impresa, denunciando a la Inquisición a Plantino y Arias Montano. El juicio que tiempo después emite la Congregación romana del Concilio es bastante negativo para la Políglota. La Inquisición española examinó en 1576 las acusaciones, y en el veredicto de 1580 incluye no pocas objeciones contra la Políglota, pero no llega a prohibir su difusión (cabe señalar que, en 1594, ya anciano, se queja todavía de nuevos ataques y persecuciones pero afortunadamente, contó siempre con el apoyo del Rey).
A su regreso a España, tras su estancia en Roma, continuó en contacto con los antes citados autores, convirtiéndose en un auténtico eslabón con el mundo intelectual y científico de los Países Bajos. Debido en gran parte a su influjo, Plantin abrió en 1586 una sucursal en Salamanca que proporcionó libros impresos en Amberes y novedades de la feria de Frankfurt, muchas veces al margen del estricto control inquisitorial. A su iniciativa se debió igualmente la impresión en Amberes y la posterior difusión europea de obras científicas españolas de la importancia del tratado de cirugía de Francisco Arceo y del libro sobre medicamentos compuestos de Simón de Tovar.
Arias relacionó con el citado ambiente europeo al grupo que trabajaba en la biblioteca de El Escorial, de la que fue el auténtico organizador, desarrollando el proyecto de Juan Páez de Castro. A él se debió la división del fondo por lenguas y su ordenación en setenta y cuatro materias, veintiuna de las cuales eran científicas, desde la "Mathematica in genere" a la "Agricultura". Fue también el principal promotor de una relación excepcional en la España de los últimos años del siglo XVI: la del grupo de científicos sevillanos encabezados por Simón de Tovar y Francisco Sánchez de Oropesa con autores de los Países Bajos, tanto católicos como protestantes. De esta forma, Clusius mantuvo con Tovar un activo intercambio de noticias, textos y semillas, mientras que Ortelius y Gemma Frisius hacían otro tanto en el terreno de la geografía, las cosmografía y las matemáticas.
Los últimos diez años de su vida, Arias Montano se retiró a Sevilla, a su propiedad de la Peña de Aracena, donde llevó una vida idílica, sin problemas económicos, rodeado de un grupo de erasmianos. Le consultan desde Granada sobre la autenticidad de los libros plúmbeos del Sacromonte.
Al final de su vida, Arias Montano proyectó escribir un amplio estudio de la Biblia en relación con las ciencias de la naturaleza. Solamente llegó a terminar la primera parte, que fue publicada en la imprenta plantiniana tres años después de su muerte, con el título de Naturae Historia (1601). Se ocupa en ella principalmente de cosmografía y filosofía natural, aunque también dedicó un capítulo a la botánica. En él citó, “como máximas figuras de nuestro tiempo, a Rembert Dodoens, nuestro huésped, ya fallecido, a Carolus Clusius, amigo entrañable que conocimos en Flandes, y a Mathias de l’Obel, más joven que ellos … a Simón de Tovar y a Francisco Sánchez de Oropesa”.
Obras
Se interesó especialmente por la antigüedad hebrea, sobre la que escribió múltiples estudios, pero trató además diversas materias eruditas, como sus Rhetoricorum libri IV (1569), sus Monumenta humanae salutis (1571) o el Discurso del valor y correspondencia de las monedas. Asimismo, es autor de varias obras filosóficas y teológicas, además de preciosas poesías en latín en sus Hymni et saecula (1593); en sus poemas en castellano imitó a su amigo Fray Luis de León(de hecho, el poema A la hermosura exterior de Nuestra Señora, con frecuencia atribuido a fray Luis de León, también se le ha adjudicado a Arias Montano), y al igual que él, escribió su versión del Cantar de los Cantares, que fue posteriormente publicado por Nicolás Bölh de Faber en La Floresta de rimas antiguas castellanas (1825).
Al final de su vida, Arias Montano proyectaba escribir un amplio estudio de la Biblia en relación con las ciencias de la naturaleza, pero sólo llegó a terminar la primera parte, que fue publicada tres años después de su muerte con el título de Naturae Historia (1601), en la que se ocupa de cosmografía y filosofía natural. Ocho años después de su muerte el Índice condena todas sus obras, que no podrán circular de nuevo hasta fines del siglo XVII.
Bibliografía
Fuentes
Naturae Historia, prima in magni operis corpore pars, (Amberes: C. Plantin, 1601).
Dos cartas de Arias Montano a Clusius fueron publicadas por Ignacio Jordán de Asso, Clarorum Hispaniensium atque exterorum Epistolae. (Zaragoza, Imp. Real, 1793).
Sobre su correspondencia, ver el libro de Rekers citado a continuación.
Estudios
COLMEIRO, M. La Botánica y los botánicos de la Península Hispano-lusitania. Estudios bibliográficos y biográficos. (Madrid: M. Rivadeneyra, 1858), (pp. 155-156).
PICAPOSTE RODRIGUEZ, F. Apuntes para una biblioteca científica española del siglo XVI. (Madrid: Tello, 1891), (pp. 19-20).
REKERS, B. Arias Montano. (trad. española. y epílogo de A. Alcalá), (Madrid: Taurus, 1973).
LÓPEZ PIÑERO, José M. Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII. (Barcelona: Labor, 1979).
LÓPEZ PIÑERO, José M., LÓPEZ TERRADA, M. L. La influencia española en la introducción en Europa de las plantas americanas (1493-1623), (Valencia, Instituto de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia, 1997).
PÉREZ CASTRO, F., VOET, L., La Biblia políglota de Amberes. (Madrid: Fundación Universitaria Española, 1973).
REVUELTA, M., MORÓN ARROYO, C. (edd.). El erasmismo en España. (Santander: Sociedad Menéndez Pelayo, 1986).
José María López Piñero.