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LiteraturaBiografía

Arguedas, José María (1911-1969)

Escritor y etnólogo peruano, nacido el 18 de enero de 1911 en Andahuaylas, pequeña ciudad de la sierra peruana, y fallecido el 2 de diciembre de 1969. Sus padres fueron el abogado cuzqueño Víctor Manuel Arguedas Arellano, que se desempeñaba como juez en diversos pueblos de la región, y Victoria Altamirano Navarro. En 1917 su padre se casó en segundas nupcias, pues la madre había muerto tres años antes, y la familia se trasladó al pueblo de Puquio y luego a San Juan de Lucanas. Al poco tiempo, su padre fue cesado como juez por razones políticas, por lo que tuvo que trabajar como abogado itinerante, dejando a su hijo al cuidado de la madrastra y el hijo de ésta, quienes le dan el tratamiento de sirviente. En 1921 se escapó con su hermano Arístides de la opresión del hermanastro y se refugiaron en la hacienda Viseca, donde vivieron dos años en contacto con los indios, hablando su idioma y aprendiendo sus costumbres, hasta que en 1923 los recogió su padre, quien los llevó en peregrinaje por diversos pueblos y ciudades de la sierra, para finalmente establecerse en Abancay. Después de realizar sus estudios secundarios en Ica, Huancayo y Lima, ingresó en 1931 a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima para estudiar Literatura. Se graduó bachiller en 1957 y doctor en 1963, en Etnología y Arqueología.

Entre 1932 y 1937 trabajó como auxiliar de la Administración Central de Correos de Lima, pero perdió el puesto al ser apresado por participar en una manifestación estudiantil a favor de la República Española. Después de permanecer alrededor de un año en la prisión El Sexto, fue nombrado profesor de castellano y geografía en Sicuani, en el departamento de Cuzco, cargo en que descubrió su vocación de etnólogo, desempeñada hasta que en octubre de 1941 fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma de los planes de estudios secundarios. Tras representar al profesorado peruano en el Congreso Indigenista Interamericano de Patzcuaro (1942) reasumió su labor de profesor de castellano en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano Melgar de Lima, hasta que en 1949 fue cesado por considerársele comunista. En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore en el Ministerio de Educación, para posteriormente ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo ministerio (1950-52). En 1953 fue nombrado Jefe del Instituto de Estudios Etnológicos del Museo de la Cultura Peruana, y ese mismo año comenzó a publicar la revista Folklore Americano, órgano del Comité Interamericano de Folklore, del cual era secretario, la cual dirigió diez años. A este cargo suceden el de director de la Casa de la Cultura del Perú (VIII-1963 a VIII-1964) y director del Museo Nacional de Historia (IX-1964 a VIII-1966), desde los cuales editaría las revistas Cultura y Pueblo e Historia y Cultura. También se desempeñó como profesor de etnología y quechua en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones (1950-53), catedrático del Departamento de Etnología de la Universidad de San Marcos (1958-68), y profesor en la Universidad Nacional Agraria de la Molina desde 1964 hasta su muerte, ocurrida a consecuencia de un balazo que se disparó en la sien (28-XI-1969), lo que ocasionó su fallecimiento cuatro días después. Fue galardonado con el Premio Fomento a la Cultura en las áreas de Ciencias Sociales (1958) y Literatura (1959, 1962) y con el Premio Inca Garcilaso de la Vega (1968).

La producción intelectual de Arguedas es bastante amplia y comprende además de obras de ficción, trabajos, ensayos y artículos sobre el idioma quechua, mitología prehispánica, folcklore y educación popular, entre otros aspectos de la cultura peruana que estudió. La circunstancia especial de haberse educado dentro de dos tradiciones culturales, la occidental y la indígena, unido a una delicada sensibilidad, le permitieron comprender y describir como ningún otro intelectual peruano la compleja realidad del indio nativo, con la que se identificó de una manera desgarradora. Por otro lado, en Arguedas la labor del literato y la del etnólogo no están nunca totalmente disociadas, y aun en sus estudios más académicos encontramos el mismo lenguaje lírico que en sus narraciones. Y aunque no era diestro en el manejo de las técnicas narrativas modernas, su literatura -basada especialmente en las descripciones- supo comunicar con gran intensidad la esencia de la cultura y el paisaje andinos. Sin embargo, Arguedas vivió un conflicto profundo entre su amor a la cultura indígena, que deseaba se mantuviera en un estado "puro", y su deseo de redimir al indio de sus condiciones económicas y sociales. Se puede decir que en él la añoranza a las formas tradicionales de la vida andina hizo que postulara un estatismo social en abierta contradicción con su adhesión al socialismo.

Su primer libro reúne tres cuentos con el título de Agua (Lima, 1935), que describen aspectos de la vida en una aldea de los Andes peruanos. Ya en estos relatos se advierte el principal problema al que se tuvo que enfrentar en su narrativa, que es el de encontrar un lenguaje que permitiera que sus personajes indígenas -monolingües quechuas- se pudieran expresar en idioma español sin que sonara falso. Este problema sería resuelto de manera adecuada con el empleo de un "lenguaje inventado". Posteriormente publicó el relato "Runa yupay" (Lima, 1939), preparado por encargo de la Comisión Central del Censo, y su novela corta, Yawar fiesta (Lima, 1941), en la que describe las reacciones de los diversos grupos sociales de una pequeña ciudad de la sierra peruana ante una tradicional corrida de toros. La novela conlleva una reivindicación de las costumbres y ritos indígenas, y de su mundo mágico, a la vez que un rechazo a los intentos por eliminar estas creencias. Después de esta obra, la producción literaria del escritor sufriría un largo intervalo que sólo acabaría con la publicación de Diamantes y pedernales (Lima, 1954), edición ampliada de su primer libro de cuentos, y Los ríos profundos (Buenos Aires, 1958), considerada una de las mejores novelas peruanas de todos los tiempos. Inspirada en algunas vivencias del autor, el libro es un emotivo relato de un niño atrapado entre dos culturas que enfrenta un mundo lleno de racismo y violencia. Su siguientes obras fueron la novela El Sexto (Lima, 1961), que recrea su experiencia carcelaria, y el cuento "La agonía de Rasu-Ñiti" (Lima, 1962).

Animado por estos logros, el escritor planeó una obra mayor que abarcara toda la variedad de tipos sociales del país. El resultado fue la novela Todas las sangres (Buenos Aires, 1964), uno de sus libros más discutidos, donde refleja la lucha entre los aspectos tradicionales de la sociedad peruana con los modernos, en una visión que fue acusada de esquemática. Después publicó los libros de relatos El sueño del pongo (Lima, 1965), Amor mundo y otros relatos (Montevideo, 1967) y Amor mundo y todos los cuentos (Lima, 1967), y póstumamente aparecieron El zorro de arriba y el zorro de abajo (Buenos Aires, 1971), novela inconclusa intercalada con fragmentos de diarios del autor y cartas en los cuales manifiesta su propósito de eliminarse, y Cuentos olvidados (Lima, 1973), que reúne relatos aparecidos en publicaciones periódicas durante la década del treinta que no se habían vuelto a editar. Todas estas obras, junto con los poemas quechuas de Tupac Amaru kamaq taytan-chisman (Lima 1962), Oda al jet (Lima 1966), Qollana Vietnam llaqtaman (Lima 1969) y Katatay y otros poemas (Lima 1972), forman la primera serie de las Obras completas del escritor (5 vols., Lima, 1983).

Su labor como uno de los primeros divulgadores y estudiosos del folcklore indígena está registrada en numerosos artículos y en los libros Canto kechwa. Con un ensayo sobre la capacidad de creación artística del pueblo indio y mestizo (Lima, 1938), Mitos, leyendas y cuentos peruanos (Lima, 1947), escrito en colaboración con Francisco Izquierdo Ríos, y Canciones y cuentos del pueblo quechua (Lima, 1949). En cuanto a su trabajo como científico social se debe mencionar, dentro de su variada producción, su ensayo sobre Las comunidades de España y del Perú (Lima, 1968), estudio comparativo entre dos comunidades agrarias de la región de Extremadura y las comunidades indígenas del Perú que constituyó su tesis de doctor en Etnología. Algunos de sus principales trabajos sobre el indigenismo, la mitología andina y las comunidades indígenas fueron publicados por el crítico uruguayo Ángel Rama con el título Formación de una cultura nacional indoamericana (México, 1975), y sus artículos de divulgación folclórica y etnológica publicados en el diario La Prensa de Buenos Aires fueron recogidos en Señores e indios. Acerca de la cultura quechua (Buenos Aires, 1976) y en Indios, mestizos y señores (Lima, 1985), edición ampliada del libro anterior. Por último, su labor de traductor está representada en Dioses y hombres de Huarochirí, narración quechua recogida por Francisco de Ávila (¿1598?) (Lima 1966).

Bibliografía

  • CORNEJO POLAR, ANTONIO, Los universos narrativos de José María Arguedas, Buenos Aires: Editorial Losada, 1973.

  • VARGAS LLOSA, MARIO. José María Arguedas y las ficciones del indigenismo, México: Fondo de Cultura Económica, 1996.

Autor

  • César Salas