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QuímicaMedicinaBiografía

Aréjula, Juan Manuel de (1755-1830).

Médico y químico español nacido en Lucena (Córdoba) en 1755 y muerto en Londres en 1830.

A los 17 años ingresó en el Colegio de Cirugía de Cádiz y llegó a ejercer como cirujano militar entre 1776 y 1784; durante esta época permaneció embarcado y visitó las colonias americanas, donde tuvo sus primeros contactos personales con la fiebre amarilla. En 1784 fue enviado a París a estudiar la química con Antoine François Fourcroy; su larga permanencia en la capital francesa junto a personalidad tan destacada, con quien llegó a ser "demostrador", le permitió vivir momentos cruciales en la definitiva constitución de la química. Volvió a España en 1791 como profesor de química en el Colegio en que se formó, pero la carencia de laboratorio hizo que hubiera de enseñar materia médica y botánica. Es notable reseñar que Aréjula formaba parte de la nómina del Laboratorio Químico que dirigía en Madrid Pedro Gutiérrez Bueno, en calidad de "Profesor forastero que no enseña" y ello sólo por haberse previsto que enseñara allí química a su vuelta de París. En los primeros años del siglo XIX, dedicó su actividad a combatir la fiebre amarilla que se había desencadenado en Andalucía. Como protomético en Cádiz, a partir de 1908, se ocupó de le mejora sanitaria de la ciudad y de luchar contra el intrusismo para defender la profesión médica. Dado su carácter liberal, en 1814 cayó en la marginación profesional, lo que le convirtió en un activista político; estas mismas razones y su sólido prestigio le llevaron a ocupar un cargo en la Dirección General de Estudios (1821), en la que se encargó en especial de la reforma de los estudios médicos en la línea apuntada por las Cortes de Cádiz; en esta tarea le resultó muy útil su experiencia al lado de Fourcroy, que había desarrollado un cometido similar en Francia. En 1823 hubo de exiliarse en Inglaterra, apartado de toda actividad científica.

Las tareas de Aréjula como médico alcanzan su máxima expresión en el campo de la epidemiología en el que siempre consideró de gran interés la confección y manejo de las estadísticas demográfico-sanitarias, fue su gran preocupación la incorporación de los laboratorios a los hospitales. Sin embargo, de la preparación química de Aréjula hubiera cabido esperar una aportación importante, que nunca se produjo, como consecuencia de la turbulenta época que le tocó vivir. En efecto, en su Reflexiones, casi una obra de juventud, se aprecia una sólida formación y una notable madurez. En cuanto Lavoisier, Fourcroy, Louis Bernard Guyton de Morveau y Claude Louis Berthollet hicieron pública su nueva nomenclatura, Aréjula se dedicó a su traducción, consciente de la trascendencia que debía tener para el desarrollo de la química, del cual España no debía quedar al margen. Dicha traducción no fue concluida al llegar a su conocimiento la existencia de la impresión realizada por Pedro Gutiérrez Bueno, pero publicó los comentarios destinados a acompañar a aquélla. Afirma Aréjula: "Bien conocí desde el principio que no bastaba hacer una mera traducción; vi que era preciso acomodar las voces al genio de nuestra lengua". Pero no sólo fue ésta la tarea a que se dedicó, sino, a partir de los principios de la nueva nomenclatura expuestos por los químicos franceses, desarrolló una crítica según la lógica interna del sistema, en la que puso de manifiesto sus incoherencias, como por ejemplo el nombre "oxígeno", impropio cuando ya se había descubierto ácidos que contenían dicho elemento. Por justicia y patriotismo, Aréjula defendió el nombre "wolfram" en lugar de "tungsteno". A pesar de lo correcto de muchas de sus apreciaciones y debido a la avalancha de escritos que despertó la nueva nomenclatura, tan sólo una de las sugerencias de Aréjula fue considerada por Fourcroy, concretamente el cambio de expresión "gaz azotique" por "gaz azote".

Bibliografía

Fuentes

Reflexiones sobre la nueva nomenclatura química, (Madrid: Antonio de Sancha, 1788); traducidas al francés en Observations sur la Physique, sur l´Histoire Naturelle et sur les Arts (1788).
Breve descripción de la fiebre amarilla padecida en Cádiz y pueblos comarcanos en 1800, en Medinasidonia en 1801, en Málaga en 1803, y en esta misma plaza y otras varias del reyno en 1804, (Madrid: Imp. Real, 1806).
"Extrait d´une dissertation de M. Proust, qui a pour titre, Résultat des expériences faites sur le camphre de Mucie", en Annales de Chemie, nº 4, pp. 179-109, (1790).
PALAU DUCET, A.: Manual del librero hispano-americano, vol I, p. 454, (Barcelona-Madrid: J. M. Viader, 1948-1977).

Estudios

CHINCHILLA, A.: Anales históricos de la medicina en general y biográfico-bibliográficos de la española en particular, vol. IV, pp. 296-313, (Valencia: Imp. de López y Cía., 1841-1846).
COMENGE, Luis: La Medicina en el siglo XIX. Apuntes para la historia de la cultura médica en España, pp. 309-310, (Barcelona: J. Espasa, 1914).
GARCÍA BALLESTER, Luís, CARRILLO, Juan Luis: "The Repression of Medical Science in Absolutist Spain: The Case of Juan Manuel de Aréjula, 1755-1830", en Clio Medica, nº 9, pp. 207-211, (1974).
GAGO, Ramón, GARCÍA BALLESTER, Luís, CARRILLO, Juan Luis: "Juan Manuel de Aréjula (1755-1830) y la introducción en España de la nueva nomenclatura química", en Cuadernos de Historia de la Medicina Española, nº 13, pp. 273-295, (1974).
ROLDÁN GUERRERO, Rafael: "Un siglo de enseñanza de la Química en la Universidad de Madrid (1750-1850)", en Anales de la Real Academia de Farmacia, nº 23, pp. 337-362, (1957).

Eugenio Portela Marco

Autor

  • A. Gil Novales