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MúsicaBiografía

Cruz García, Antonio, o "Antonio Mairena" (1909-1983).

Cantaor español nacido en Mairena del Alcor (Sevilla) en 1909 y fallecido en la ciudad de Sevilla en 1983. Es una de las personalidades más relevantes de la historia del flamenco y tal vez la más importante de la segunda mitad del siglo XX. Destacó no sólo como uno de los más grandes y completos cantaores, sino también como investigador y divulgador de este arte, tal y como muestran los artículos, conferencias y ensayos que quedaron compilados en sus libros Mundo y formas del cante flamenco (en colaboración con el poeta y flamencólogo Ricardo Molina) y Las confesiones de Antonio Mairena (edición de Alberto García Ulecia). Esta faceta académica le distinguió toda su vida del resto de los cantaores e hizo de él un personaje peculiar en el mundo del flamenco. Cantó también en la película Duende y misterio del flamenco.

Perteneció a una familia gitana asentada en Mairena del Alcor desde tiempos de Carlos III, y desde niño tuvo oportunidad de desarrollar sus extraordinarias cualidades artísticas. Frecuentaba ya de pequeño las fiestas gitanas a las que acudía con su padre, también gran aficionado al flamenco (aunque no era cantaor). Manuel Torre dijo de él, al morir en 1933, que era el único gran maestro capaz de sucederle, aquél que había aprendido sus enseñanzas y las había llevado a la perfección.

Antonio Mairena consideró que sus maestros habían sido Joaquín el de la Paula y, efectivamente, Manuel Torre. Comenzó cantando con el nombre de el "Niño de Rafael", y luego usó el de "Niño de Mairena", hasta que se consolidó el de Antonio Mairena por el que hoy es recordado. Desde el principio se interesó por la restauración de los cantes más viejos, como las tonás o las livianas. En ese gusto basó toda su estética, que le llevó a un perfeccionismo absoluto a la hora de interpretar cualquier cante. Esa actitud le relegó del mundo del éxito: no participó en los espectáculos de Ópera Flamenca y tuvo por tanto que esperar a la etapa de revalorización para ser apreciado. Mairena distinguió entre cante gitano andaluz y flamenco. Pensaba que los gitanos hacían lo primero y que él estaba en esa línea siguiendo los pasos de Manuel Torre. El flamenco lo harían cantaores como Antonio Chacón y todos los fandangueros de la Ópera Flamenca. Nunca se había sentido a gusto en su trayectoria como cantaor dentro de compañías de baile; ganó mucho dinero, sobre todo con Antonio, el bailarín (hasta cinco mil pesetas diarias en los años cincuenta), y esto le satisfizo, pero él decía que la colaboración no es del todo aconsejable para el cante gitano andaluz, porque no podía cantar lo que él quería, sino que tenía que supeditarse al baile, lo que significaba cantar aires rápidos llenos de potencia en detrimento de la exquisitez y la intimidad de la soleá o la seguiriya, donde podía surgir el duende, que él denominaba Razón Incorpórea. Sólo quiso cantar para el baile de Carmen Amaya y no lo pudo hacer a gusto. Primero la Guerra Civil y luego problemas familiares de la bailaora en la posguerra limitaron su colaboración a algo más de dos meses en total. En sus Confesiones señaló: "Carmen era una genial bailaora que se entusiasmaba y bailaba fabulosamente cuando yo le cantaba".

Lo cierto es que Mairena creó una escuela, que él mismo denominó mairenismo, caracterizada por la búsqueda de la forma más pura y ruda de interpretar los cantes. Con frecuencia pasó años estudiando algún cante hasta desentrañar su forma original y reconstruirlo como debía haber sido. Sin él, muchos de los estilos y formas de cante que hoy permanecen se habrían perdido. Pensaba que el cante estaba hecho; tal y como confesó en una entrevista, "El cante puede desarrollarse, ha llegado a un grado de desarrollo, pero lo que yo no puedo es crear cante..."

Uno de los acontecimientos más importantes en la biografía de Mairena, y uno de los más comentados, fue la convocatoria en 1962 del III Concurso de Córdoba, evento de gran importancia en el mundo del flamenco. En ésta, su tercera edición, celebrada los días 19 y 20 de mayo, el concurso de Córdoba premió a Antonio Mairena con la III Llave de Oro del Cante. El concurso lanzó a Mairena y le dio a conocer masivamente en España, a pesar de que el cantaor ya había ganado algún premio local y era más famoso fuera que en España, dada su participación como cantante en la compañía de baile de Antonio o, previamente, en las de Pilar López, Pastora Imperio, Carmen Amaya o la de Teresa y Luisillo.
Antonio Mairena tenía cincuenta y dos años cuando ganó en Córdoba. Dicen algunos cantaores que el premio, si no amañado, estuvo preparado: todo el jurado votó de forma unánime a su favor. La ocasión lo mereció, ya que en esa tercera edición se preparaba algo especial: la Tercera Llave de Oro del Cante. En el jurado estuvieron presentes Ricardo Molina, Anselmo González Climent, Aurelio Sellés, Juan Talega, Francisco Salinas y compositores clásicos tan importantes como José Muñoz Molleda y Mauricio Ohana. Todos estuvieron de acuerdo y concedieron a Mairena todos los premios posibles, junto con la Tercera Llave de Oro del Cante como reconocimiento indiscutible de su enorme calidad. Cuentan las crónicas que Antonio Mairena cantó divinamente, pero que no fue el más aplaudido. Fosforito, que volvió a repetir candidatura, dice, al igual que Chocolate, que ellos cogieron el dinero y se quedaron a gusto, y que el único que no cobró por adelantado fue justamente Mairena, porque se sabía que iba a ganar. La Llave llevó aparejado un premio en metálico de cien mil pesetas. El jurado en el Acta correspondiente dejó claro que se le concedió a Antonio Mairena tanto por la pureza de su cante, como por su historial artístico, de conformidad con las bases establecidas para el concurso. El premio se lo entregó Antonio Ruiz Soler, el bailarín, que en esos momentos estaba actuando por la ciudad. Más que por capricho, la Tercera Llave del Cante le fue otorgada a Antonio Mairena por la indudable calidad de su cante, que hasta entonces no había tenido reconocimiento más que en los círculos de entendidos.

Discográficamente hablando su legado es muy importante, aunque llegó algo tarde: las primeras placas de Mairena se grabaron en 1941, cuando el cantaor tenía ya treinta y dos años. Grabó ocho temas. Tenía preparado un repertorio puro, pero al llegar al estudio de La Voz de Su Amo de Barcelona le dijeron que tenía que hacer cuatro fandangos y cuatro cuplés. Pasó un calvario notable junto al guitarrista Esteban Sanlúcar, así que no le quedaron más ganas de repetir la experiencia y decidió volver a sus cantes para pequeños círculos en ventas y colmaos.

La siguiente sesión se retrasó hasta 1950. Volvió a hacer ocho temas, esta vez para la Columbia de Madrid, con Paco Aguilera de guitarrista. El repertorio también tuvo fandangos, pero además bulerías, alegrías, soleares y una seguiriya. Todavía grabó dos sesiones más en esta década: una en Tánger con soleá y fandango, y otra en Londres, en 1954, con Manuel Morao a la guitarra. Ambas tuvieron una edición limitadísima, hasta que en 1992 la Junta de Andalucía las recogió digitalmente en los dieciséis volúmenes de sus Grabaciones Completas. Los cantes de Londres los volvió a grabar en Madrid para la Columbia española en 1958, con Paco Aguilera y Moraíto Chico de guitarristas. Ese disco fue su primer larga duración español y se tituló Cantes de Antonio Mairena.

Dijo que no había grabado más porque su cante no era de los momentos que le tocó vivir, pero su fama fue extendiéndose gracias a sus actuaciones con Antonio por todo el mundo. Tan parca discografía se vio compensada con las magníficas grabaciones realizadas a partir de 1963. Ese año vieron la luz tres discos, de cuatro canciones cada uno, titulados Noches de la Alameda, Duendes del Cante de Triana y Tangos de Andalucía. En los tres estuvo Melchor de Marchena a la guitarra. Ese mismo año participó en el Primer Gazpacho de Morón dedicado a la memoria de Silverio. Tras su actuación, se planteó plasmar en disco su cante más puro y así grabó en 1964 La Llave de Oro del Cante y, un año después, Cien años de Cante Gitano. Ese 1965, los Beatles actuaron en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid y compraron dos guitarras flamencas a Luis Maravilla, antiguo compañero de correrías y tocaor de Antonio Mairena por las ventas madrileñas. El paso definitivo, discográficamente hablando, lo dio Mairena en 1966 al editar los excepcionales tres volúmenes titulados La Gran Historia del cante gitano-andaluz para la Columbia española, con texto explicativo de Ricardo Molina. En este estuche, Mairena se atrevió con treinta soleares diferentes y diecinueve seguiriyas. El "mairenismo" estaba más que servido, y no fueron sólo sus hermanos Curro y Manuel Mairena sus más directos seguidores.

También ese año dio a conocer su particular Antología del Cante flamenco y gitano para Columbia-España donde entre otros y tras tres años de preparación grabó a Aurelio de Cádiz, Juan Talega, José Salazar, Pepita Caballero, Rosalía de Triana, Pepe Torre, la Piriñaca de Jerez y la Perla de Triana, junto a los guitarristas Melchor de Marchena, Morao de Jerez y Antonio Arena. En 1969 se editaron nada menos que cuatro discos suyos de larga duración, todos para RCA: Honores a la Niña de los Peines, Mis recuerdos de Manuel Torre, La fragua de los Mairena y Saetas de Antonio Mairena.

En septiembre de 1975, cuando Antonio se retiró de las actuaciones por problemas de salud, su pueblo, Mairena de Alcor, le dedicó la decimocuarta edición del festival que lleva su nombre. Allí estuvieron Curro y Manuel, pero también Nano de Jerez, el Poeta de Alcalá y la guitarra de Melchor de Marchena. El "mairenismo" se plasma en una actitud de ortodoxia frente a la pureza de los cantes. Luis Caballero y más recientemente el primer Lebrijano o José Menese han sido sus más notables abanderados.

En los años setenta, Mairena grabó una serie de discos muy interesantes; dos para Ariola, de estilo muy puro: Antonio Mairena y Cante de Jerez y Cantes festeros, ambos de 1972. Con Phillips realizó el año siguiente Cantes de Cádiz y Los Puertos, y más tarde Triana, raíz de cante. Para Zafiro hizo antes de retirarse de los escenarios Esquema histórico del cante por seguiriyas y soleares. Sin contar sus colaboraciones en obras colectivas, se debe citar su labor de productor y descubridor de algunos cantaores, como Juan Talega. Pero el dato más llamativo de su biografía, que él mismo explica en sus Confesiones, tuvo lugar en 1976, cuando su brazo derecho Juan Talega le invitó a la boda de su nieta. Allí, un Antonio Mairena admirado, reconocido, multipremiado, alabado, considerado el gran patriarca del cante gitano, descubrió, la noche del 17 de julio de 1976 "que supervivía el gran misterio de mi raza, la Razón Incorpórea, la cual hizo su aparición, como Celinda en el viejo romance, más hermosa que cuando sale la luna en oscura noche y el sol entre las tempestades... me dijo: 'Mairena, acércate a mí, que en esta época me conocen por desgracia muy pocos gitanos. Quedas coronado con mi virtud. Toma esta rama para que tú corones con tu autoridad a quien lo merezca de los gitanos, que pocos serán'".

Merecedor de los más distinguidos honores que haya recibido jamás un artista flamenco, destacan entre éstos el título de Director Honorario de la Cátedra de Flamencología y Estudios Folclóricos Andaluces de Jerez de la Frontera (1959), la III Llave de Oro del Cante (1962) ya mencionada, la Medalla al Mérito al Trabajo, la Medalla de Oro de las Bellas Artes (1983) y la consideración de Hijo Predilecto de Andalucía (a título póstumo).

Autor

  • Ana Isabel Hernández González