A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
PolíticaLiteraturaGeologíaBiografía

Andrada e Silva, José Bonifácio de (1763-1838).

Político, científico y escritor luso-brasileño, nacido en Santos (estado de Sâo Paulo) el 13 de junio de 1763, y muerto en la isla de Paquetá (en la Bahía de Guanabara, frente a Río de Janeiro), el 6 de abril de 1838. Considerado uno de los promotores de la independencia de Brasil. Tras realizar un viaje científico de varios años por Europa, impartió clases de Mineralogía en la Universidad de Coimbra, al mismo tiempo desempeñó numerosos cargos en los que dio muestras de gran capacidad. Su primera dedicación política aconteció durante la invasión francesa de Portugal, a la que se opuso activamente, incluso con las armas. Después de algunos años en que retomó su labor académica, regresó a su tierra natal desde donde participó de modo destacado en el proceso de independencia de Brasil. Exiliado luego, se dedicó durante su destierro a la literatura. Durante una breve temporada fue tutor del emperador-niño Pedro II.

Formación académica: estudios en Sâo Paulo y Coimbra (1783-1788) y viaje científico por Europa (1790-1801)

Era hijo del coronel Bonifácio José de Andrada y de Maria Bárbara da Silva, descendiente por tanto de los condes de Bobadela. Comenzó su formación en Sao Paulo: Frei Manuel da Ressureiçâo, obispo de la ciudad, fue maestro suyo; estudió disciplinas filosóficas (Ética, Lógica, Metafísica) y literarias (Retórica, Francés). Parece que ya entonces mostró una gran inclinación hacia las letras. En 1783 marchó a Portugal con la intención de matricularse en la Universidad de Coimbra, donde obtuvo el grado de Bachiller en Filosofía (1787) y Leyes (1788). Simultaneó esos estudios con la asistencia a clases de Matemáticas y Ciencias, disciplina a la que prestó especial atención.

El duque de Lafôes, tío de la reina María I y pariente lejano suyo, le ayudó a ingresar en la Academia das Ciências de Lisboa (que aquel había fundado en 1780). En 1790, tras publicar un artículo sobre la pesca y aprovechamiento de las ballenas, casó con Narcisa Emília O'Leary, de origen irlandés. Ese mismo año el duque de Lafôes, de nuevo, le brindó a Andrada e Silva la posibilidad de realizar un viaje científico por Europa. Con el objeto de llevar a cabo investigaciones filosóficas y de Historia Natural, partió en junio en compañía de Manuel Ferreira da Câmara de Bittencourt e Sá (brasileño) y de Joaquim Pedro Fragoso de Sequeira (portugués), ambos naturalistas. Hasta 1791 permaneció en París, donde estudió Química, Mineralogía, Minería y Botánica bajo la tutela de distintos científicos franceses. La elaboración de una tesis sobre los diamantes de Brasil le valió el ingreso en la Sociedad de Historia Natural de París, poco después de la elección como socio correspondiente de la Société Philomatique, también de París.

A continuación visitó Alemania, país en el que recibió nuevas lecciones sobre Matemáticas, Química, Minería, Montanología, Metalurgia y otras de profesores alemanes. Coincidió en las aulas con Alexander von Humboldt. Después visitó algunas minas en varias regiones austriacas, para pasar luego a Italia, donde conoció a Volta y estudió los Montes Euganeos.

Su viaje prosiguió por Dinamarca, Suecia y Noruega, con estudios teóricos y prácticos en minas de estos países; descubrió doce nuevos minerales, a los que dio nombre (sin embargo, sólo cuatro eran en realidad nuevos, y el resto eran variantes de otros ya conocidos). Hasta 1801, en que volvió a Portugal once años después de su partida, recorrió Bélgica, Holanda, otra vez Alemania, Hungría, Bohemia, Turquía e Inglaterra.

Docencia en la cátedra de Metalurgia de Coimbra y otros cargos (1801-1807)

Tras rechazar la propuesta del príncipe de Dinamarca de ser nombrado Inspector de Minas de Noruega, respondió afirmativamente al ofrecimiento de la cátedra de Metalurgia en la Universidad de Coimbra. Añadió a este nombramiento el cargo de miembro del Tribunal de Minas y el título de Intendente-Geral das Minas e Metais do Reino (Intendente General de las Minas y Metales del Reino), y también el de Administrador de las minas de carbón de Buarcos, y de las minas y fundición de hierro de Figueiró dos Vinhos, así como Inspector das Matas e Sementeiras Forestais (Inspector de Bosques y Cosechas Forestales). Llegó a acumular en algún momento hasta once cargos, aunque sólo por tres de ellos recibió remuneración económica. Siguieron los nombramientos como director de un curso en la Casa de la Moneda (1801), la dirección de la siembra de pinos en las costas (1802), el cargo de Desembargador Ordinário Efectivo da Relaçâo e Casa do Porto (1806), Superintendente del Río Mondego y Obras Públicas de Coimbra, Director Hidráulico de las Obras de Canalización de ese río, y Proveedro de Finta de Maralhâes (1807).

Publicó por entonces diversas obras monográficas sobre la Minería portuguesa y brasileña, en algunas de ellas, se mostraba en desacuerdo con la enseñanza excesivamente teórica de la materia que dominaba en ese tiempo, consideraba que la formación debía ser completada con la elaboración colecciones propias de minerales.

Participación en la resistencia antinapoleónica (1807-1809) y regreso a Brasil (1819)

En 1807 sus actividades sufrieron un brusco cambio: Portugal había sido invadido por las tropas francesas de Napoleón, y Andrada e Silva participó activamente en la resistencia como integrante del Corpo Voluntário Académico (Cuerpo Voluntario Académico), institución en la que mostró sus dotes de liderazgo y alcanzó el grado de comandante. No acompañó a la Corte en su marcha a Brasil, sino que permaneció en puestos de lucha en Portugal. Alcanzada la paz, en 1809 retomó la dedicación magisterial. Fue nombrado Vice-secretario de la Academia das Ciências, donde en 1813 votó a favor de la aplicación del Sistema Métrico Decimal.

En agosto de 1819, tras pronunciar un discurso de despedida en la Academia, regresó a Brasil. Desembarcado en Río de Janeiro, continuó hasta Outeirinhos, en Santos, sin haber aceptado una cartera ministerial y tampoco el ofrecimiento de Juan VI del rectorado del Instituto Académico (equivalente a una Universidad), que se proyectaba crear en Río de Janeiro. En 1820 realizó algunos viajes por la región de Sâo Paulo, su tierra natal, y redactó una memoria sobre las posibilidades (y la necesidad) de aprovechamiento de sus minas para un mejoramiento de la industria siderúrgica. Presentó una segunda memoria al Gobierno Provincial. A partir de entonces, con cincuenta y siete años, abandonó la actividad científica y se dedicó a la acción política.

Actividad política: apoyo a la independencia de Brasil (1821-1823), exilio y actividad literaria (1823-1829) y tutoría de Pedro II (1831-1833)

Los luso-brasileños del país habían adquirido en las últimas décadas una gran importancia en todos los órdenes (económico, social, político). El regente Juan de Braganza, que había marchado a Brasil al ser ocupado por los franceses, en 1815 elevó el país a la categoría de reino, integrado en los Reinos Unidos de Portugal, Algarves y Brasil; proclamado él mismo rey como Juan VI (1816), regresó a Portugal en 1821. Sin embargo, la proclamación de Brasil como reino (no independiente) había significado el reconocimiento de una realidad que ya existía: la identidad brasileña. El infante D. Pedro, al que su padre había dejado como regente en el país, asumió el liderazgo de la corriente independentista; en los acontecimientos subsiguientes, Andrada y Silva obtuvo importante protagonismo. En junio de 1821 fue elegido Vicepresidente de la Junta Gubernativa de Sao Paulo, y siete meses después (enero de 1822), se le nombró Ministro del Reino y de Asuntos Extranjeros (do Reino e dos Negócios Estrangeiros). Desde esta función apoyó con fuerza la obra emancipadora del príncipe.

El 7 septiembre de 1822 D. Pedro proclamó la ruptura de Brasil con Portugal ("Grito de Ypiranga") y quedó constituido el Imperio del Brasil; Andrada e Silva permaneció de momento en su cargo, pero no tardó en abandonarlo (julio de 1823) al entrar en desacuerdo con el gobierno imperial. Trabajó a partir de entonces en la Asamblea Constituyente como representante de Sao Paulo, como tal se pronunció siempre activamente, tanto desde su escaño, como desde el diario O Tamoio.

En noviembre de 1823, al ser disuelta la Asamblea, fue apresado junto con el resto de miembros de la oposición. Se exilió en España y luego se estableció en Francia, concretamente en Talence, a pocos kilómetros de Burdeos. Se dedicó entonces a la literatura, que había sido su primera vocación juvenil. En 1825 publicó bajo pseudónimo su primer libro de poesías, Poesias Avulsas de Américo Elísio (Poesías desgarradas de Américo Elísio), volumen que fue ampliado con algunos poemas antes de su reedición; también tradujo obras de poetas griegos y romanos (Hesíodo, Píndaro, Virgilio).

Casi seis años después, en 1829, pudo regresar a Brasil y establecerse en la isla de Paquetá, en la bahía de Río de Janeiro. Aunque su voluntad fue no implicarse en nuevas empresas políticas, al abdicar Pedro I (1831) fue nombrado por el propio ex-emperador tutor del nuevo monarca, Pedro II, que entonces contaba con apenas cinco años. No pudo desempeñar este cargo con tranquilidad: en 1832 se intentó su destitución, que el Senado no aceptó; pero el año siguiente Andrada e Silva fue apartado de esa función y arrestado en su propia residencia bajo la acusación de subversión. Contaba con setenta años, pero se defendió con fuerza de esas acusaciones; en 1835 se negó a comparecer ante el tribunal (explicando los motivos al juez por carta), decisión por la que fue declarado rebelde. Finalmente, fue absuelto el 14 de marzo de ese año. No mucho tiempo después, en 1838, murió en su casa de Paquetá a los setenta y cinco años de edad.

Personalidad y significación como científico y político

Impulsivo y orgulloso, fue al mismo tiempo un hombre culto con conocimientos muy diversos, muestra de lo cual fueron los numerosos artículos que escribió, fundamentalmente de minería, aunque también se dedicó a la creación literaria. Hablaba seis lenguas y entendía once; conoció a algunos importantes científicos en su viaje por Europa, que conservaron recuerdo de él. A su muerte poseía una biblioteca de unos seis mil libros. Gustó poco de los honores, y los numerosos cargos que desempeñó en su vida equivalieron a trabajo; sólo aceptó los títulos de Consejero y Mayordomo Mayor de la Casa Imperial, rechazando el de marqués y la Orden do Cruzeiro do Sul que el emperador Pedro I quiso imponerle. Formó parte de las filas abolicionista, y fue una de las figuras con más peso en la constitución de la nación brasileña. Dejó dos hijas legítimas y al menos una natural, que crió en su familia.

Bibliografía

  • ANDRADA E SILVA, J. B. de. Obras Cientificas, Políticas e Literárias. 3 vols. Recopilación de Edgard de Cerqueira Falcâo. (Santos, Prefeitura de Santos, 1965).

  • COELHO, L. Elogio Histórico de José Bonifácio. (Río de Janeiro; Ediçôes Livros de Portugal, 1942).

  • PRADO JUNIOR, C. Formaçâo do Brasil Contemporâneo. (Sao Paulo; Editora Brasiliense, 1979).

  • SERRÂO, J. (dir.). Dicionário de História de Portugal. Vol. 5. (Oporto; Livraria Figueirinhas, 1985).

  • SILVA, M.B. História do Brasil: colónia, império, república. (Oporto; Universidade Portucalense, 1991).

  • SOUSA, O. T. de. O Pensamento Vivo de José Bonifácio. (Sao Paulo; Livraria Martins, 1944).

  • SOUSA, O. T. de. José Bonifácio. 1763-1838. (Río de Janeiro; Livraria José Olympio Editora, 1945).

  • TÁVORA FILHO, E. José Bonifácio Cientista, Professor e Técnico. (Río de Janeiro; Casa do Estudante do Brasil, 1944).

Autor

  • Bernardo Gómez Álvarez