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Ocio y entretenimientoBiografía

Amorós Cervigón, Eladio (1903-1987).

Matador de toros español, nacido en Madrid el 27 de septiembre de 1903 y fallecido en Salamanca el 28 de julio de 1987. Durante los primeros años de su trayectoria taurina se anunció en los carteles con el sobrenombre artístico de "El Chico de la Revoltosa", que hacía referencia al nombre de la zapatería ("La Revoltosa") regentada por su familia en Salamanca. A esta ciudad leonesa se había trasladado, siendo todavía muy niño, en compañía de los suyos; de ahí que algunos historiadores del Arte de Cúchares den por cierto el error en el que estaban muchos aficionados que vieron torear a Eladio Amorós, que le creían natural de la capital charra.

Madrileño, pues, de nacimiento, lo cierto es que Eladio Amorós creció desde su temprana infancia en una tierra salmantina en la que el mundo del toro -con sus grandes explotaciones ganaderas- ocupaba un papel preponderante. Inmerso en este ambiente, sintió el despertar de una vocación taurina que no pudo empezar a desarrollar hasta que, por imperativo familiar, no hubo concluido con aprovechamiento sus estudios primarios. Así las cosas, una vez completada su formación básica, recibió el apoyo de sus mayores y, con apenas trece años de edad, se enfundó por vez primera un terno de alamares para debutar en el pequeño coso de Tejares. Corría, a la sazón, el año de 1916, fecha en la que dio comienzo a una irregular trayectoria novilleril que, con todos los altibajos y las dificultades inherentes al aprendizaje del duro oficio taurino, no le brindó una ocasión de presentarse en Madrid hasta el 19 de julio de 1921; fue entonces cuando hizo su primer paseíllo por el redondel de la capital española, anunciado en un cartel en el que también figuraban los novilleros Francisco Almonte y "Nacional II". Se jugaron aquella tarde reses pertenecientes a la ganadería del poeta de la Generación del 27 Fernando Villalón, de quien cuentan los cronistas de la época que llevó a la ruina su vacada, en su empeño por criar reses bravas que tuvieran los ojos azules.

Las ofertas no menudeaban para un aspirante modesto como Eladio Amorós, por lo que el joven diestro se vio circunscrito al circuito novilleril hasta la temporada de 1928, cuando ya llevaba un año vistiéndose de luces su hermano menor, José Amorós Cervigón ("Pepe Amorós"), nacido en 1913. A lo largo de esa campaña de 1928, Eladio consiguió relanzar su trayectoria e intervino en doce novilladas, por lo que a finales de año estimó que estaba en condiciones para acceder al escalafón de los matadores de toros. Y así, en efecto, el día 13 de octubre de dicha temporada, en las arenas de la plaza de Zaragoza, recibió la alternativa de manos de su padrino, el sevillano -aunque criado también en tierras salmantinas- Manuel Jiménez Moreno ("Chicuelo"), quien cedió al toricantano los trastos en presencia del testigo Nicanor Villalta y Serris.

Con el ánimo de confirmar ante la primera afición del mundo la validez de este título de doctor en Tauromaquia, Eladio Amorós compareció en el redondel capitalino el día 21 de abril de 1929, fecha en la que el afamado espada madrileño Marcial Lalanda del Pino confirmó su alternativa bajo la atenta mirada del no menos célebre matador valenciano Vicente Barrera y Cambra, que hacía las veces de testigo en tan emotiva ceremonia.

A partir de entonces, la carrera de Eladio Amorós -pronto eclipsada por los éxitos que empezaba a cosechar su hermano- entró en una pronunciada decadencia que le precipitó a los últimos peldaños del escalafón superior. En 1932, sólo tres años después de haber recibido la alternativa, se vistió de luces en una única ocasión, ya prácticamente vencida una temporada en la que el diestro charro había pasado inédito. Fue en las arenas de Madrid, el día 6 de noviembre de dicho año, en un cartel organizado por el estrafalario coletudo malagueño Matías Lara Merino ("Larita") para protagonizar una de sus rutinarias "despedidas" del ejercicio activo del toreo. La crudeza de los cronistas de aquel tiempo no da cabida a ninguna especulación acerca del lugar que ocupaba el mayor de los Amorós en la predilección de los aficionados; así de tajante se mostraba, v. gr., el crítico e historiador Ventura Bagüés Nasarre de Letona ("Don Ventura") en su celebérrima Historia de los matadores de toros (1738-1943): "En 1931 se había acabado Eladio Amorós".

El propio torero debió de advertir y asumir este rotundo fracaso en su empeño por llegar a convertirse en figura del Arte de Cúchares, puesto que pronto mudó el oro de los matadores por la plata de los subalternos. Y así, en calidad de banderillero, formó parte de diferentes cuadrillas que acompañaron a los diestros más destacados de su tiempo, para acabar convirtiéndose en uno de los peones habituales de su hermano José. Sin embargo, tampoco un puesto deslumbrante entre los toreros vestidos de plata, por lo que acabó retirándose a la paz de sus dominios salmantinos, en los que moró hasta el momento de su muerte.

En opinión de don José María de Cossío, la adversidad impidió que Eladio Amorós pasara a los anales de la Tauromaquia como una de las figuras descollantes de su tiempo, ya que era "un gran torero, o por lo menos [...] un buen torero malogrado". Con todo, después de prodigar estos elogios, el gran estudioso de la Fiesta Brava reconoce no pocos defectos en el diestro criado en campo charro, como "la falta de afición" y la "sobra de conocimientos adquiridos en sus primeros años, aprendiendo marrullerías, trucos y alivios que habían de prostituir su buen arte".

Bibliografía.

  • - ABELLA, Carlos y TAPIA, Daniel. Historia del toreo (Madrid: Alianza, 1992). 3 vols. (t. 2: "De Luis Miguel Dominguín a "El Cordobés", pág. 37).

- COSSÍO, José María de. Los Toros (Madrid: Espasa Calpe, 1995). 2 vols. (t. II, pág. 268).

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.