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HistoriaPolíticaBiografía

Alfonso V. Rey de Asturias y León (994-1028)

Undécimo rey de León desde el mes de octubre del año 999 hasta la fecha de su muerte, apodado el Noble. Nacido entre los años 994 y 996 y muerto en el mes de junio del año 1028.

Síntesis biográfica

Hijo y heredero de Bermudo II, Alfonso V fue proclamado monarca en el año 999, tras lo cual, debido a su corta edad, fue puesto bajo la custodia de su madre, la reina Elvira y del noble gallego, Menendo González. En 1008 se hizo cargo personalmente del gobierno de sus territorios y tras enfrentarse a numerosas rebeliones de la nobleza entre los años 1012 y 1014, emprendió importantes reformas en la administración del reino, que culminaron con la promulgación en el año 1017 del Fuero de León.

La problemática sobre su nacimiento y primeros años de vida

Hijo del rey de León Bermudo II el Gotoso y de la segunda esposa de éste, doña Elvira García, desconocemos a ciencia cierta la fecha exacta de su nacimiento, ya que existen importantes discrepancias en las fuentes escritas. Por un lado, el obispo Sapiro, que conoció personalmente al futuro monarca, indica que Alfonso contaba con 3 años de edad en el momento de la muerte de su padre, pero no es extraño encontrar imprecisiones en su crónica y es probable que cometiera un error a la hora de determinar la edad de éste, ya que todos los cronistas cristianos del siglo XII coinciden en afirmar que Alfonso llegó al poder a la edad de 5 años, versión que ha sido aceptada tradicionalmente por la mayor parte de los historiadores, que opinan que debió nacer entorno al año 994. En este sentido es necesario señalar, que existe en el Liber Testamentorum una copia de un documento fechado el 2 de septiembre del año 992, en el que queda claramente atestiguada la presencia del joven infante, motivo por el cual algunos investigadores han afirmado que éste tenía 7 años cuando ocupó el trono, aunque esta opinión ha sido rebatida por numerosos estudios, como el de José María Fernández del Pozo, ya que se han encontrado pruebas concluyentes que permiten asegurar que el año debió ser cambiado por un error del copista encargado de la elaboración de la obra, dado que algunos de los personajes que aparecen confirmando el escrito, no se encontraban en la corte del rey de León en la citada fecha.

Fuera de estas polémicas hay que señalar que el nacimiento de Alfonso debió ser un gran acontecimiento en la corte de Bermudo II, ya que ha pesar de que éste había tenido descendencia de su anterior matrimonio con doña Velasquita, el infante fue el primer y único hijo varón legítimo del monarca. Así la presencia del heredero al trono se hizo patente desde su más tierna infancia en los distintos documentos emitido por la Cancillería Real, en los cuales se puede percibir claramente su elevada posición. Prueba de la importancia de Alfonso son los numerosos peligros a los que tuvo que enfrentarse prácticamente desde su nacimiento, ya que ha quedado registrado que el futuro rey sufrió un intento de asesinato cuando no era más que un niño. Dicha intentona fue perpetrada por el noble asturiano Analso Garvixio, el cual fue severamente castigado junto a su esposa por su traición. Pero sin duda el acontecimiento que marcó por completo la infancia y en general toda la vida de Alfonso, fue la prematura muerte de su padre, ya que 38 días después de producirse el fallecimiento de éste, tuvo lugar de forma oficial su coronación en León, iniciándose así una situación política muy compleja para su reino, debido a la corta de edad del nuevo monarca.

Minoría de edad del rey Alfonso V

Tras la muerte de Bermudo II la custodia del rey niño fue asumida conjuntamente por la reina viuda Elvira y por Menendo González, prestigioso noble gallego-portugés que además de hacerse cargo de los asuntos de Estado, tras ser nombrado regente, fue el principal responsable de vigilar que la educación de Alfonso V fuera lo más completa posible, puesto que también fue nombrado ayo del monarca. Podemos afirmar que las relaciones de Alfonso con sus tutores fueron más que cordiales, ya que parece demostrado que se crearon grandes lazos afectivos entre ellos. Así el rey estuvo muy unido a su madre hasta que se produjo la muerte de ésta en el año 1017, aunque no siempre siguió sus consejos; y sintió un profundo respeto hacia la figura del conde Menendo, para que el que sólo tuvo elogios en su madurez, ya que en todo momento se mostró muy agradecido por los importantes servicios que éste le había prestado en los primeros años de su reinado. Por otro lado la propia situación de Menendo González, que además de hacerse cargo de los asuntos del reino debía ocuparse del gobierno de sus propias posesiones, marcó que la corte de Alfonso V se instalara en Galicia, territorio que éste prácticamente no abandonó durante sus años de infancia y adolescencia, como lo confirma el hecho de que la mayor parte de los documentos en los que aparece registrada su firma en estos años fueran elaborados en estas tierras.

No se han registrado conflictos internos durante los 3 primeros años de reinado de Alfonso V, posiblemente por el enorme peligro que suponían las expediciones realizadas por Almanzor. Pero apenas 2 años después de la muerte de éste, en el año 1004, el tío materno del monarca, el conde de Castilla Sancho García, conspiró para hacerse con el control del rey. Dicho conflicto hizo necesario solicitar el arbitraje del sucesor de Almanzor, Abd al-Malik (1002-1008), el cual posiblemente halagado por la petición, encargó a uno de los jueces cristianos de Córdoba que decidiera cuál era la persona más cualificada para hacerse cargo del reino de León en nombre de Alfonso V. Finalmente Menendo González fue reafirmado en su cargo, decisión que provocó gran descontento en el conde castellano, que tras distanciarse de la corte, colaboró con los musulmanes en la expedición que estos realizaron por tierras de Navarra en el año 1005. Aunque finalmente Sancho decidió reconciliarse con el monarca en el año 1007, por el temor de que sus territorios fueran atacados por sus antiguos aliados. Hay que señalar que Alfonso V posiblemente a instancias de su madre, consideró al conde de Castilla como un importante aliado para llevar a cabo sus planes, motivo por el que le otorgó en esta ocasión su perdón. Así estuvo de acuerdo conque las tropas leonesas, en coalición con las castellanas, navarras y aragonesas, se enfrentaran a los ejércitos musulmanes en Clunia, expedición que fracasó claramente por la gran pericia de Abd al-Malik. Pero la sublevación de mayor entidad en estos años en el interior del reino, fue la encabezada por el conde de Saldaña, García Gómez, el cual tras rebelarse en contra del rey a finales del año 1006 y tomar la ciudad de León, tuvo que retirarse a sus posesiones tras la citada reconciliación del conde Sancho con su sobrino (1007).

Por lo que respecta a Abd al-Malik, hay que señalar que intentó mantener a grandes rasgos la política de su padre, motivo por el cual una vez que su poder fue reconocido por los cordobeses en el año 1002, marchó con un poderoso ejército a Coimbra y poco después sitió León, aunque tras estas campañas firmó la paz con el monarca leonés, el cual se vio obligado a reconocer la superioridad del dirigente amirí, aunque en contra partida se vio libre de los ataques de éste, que centró su atención en el resto de reinos cristianos del norte peninsular. De este modo parece que estos acontecimientos contribuyeron notablemente a forjar el carácter de Alfonso V, que siempre se mostró muy interesado en mantener la paz tanto en el exterior, al menos en un primer momento; como con en el interior de sus territorios, con el propósito de continuar con la reforma de la administración, iniciada tímidamente en tiempos de su padre, de la que siempre fue un firme defensor.

Gobierno en solitario de Alfonso V

Revueltas y conflictos iniciales

Alfonso V tomó personalmente las riendas del poder en el año 1008, tras producirse la muerte del conde Menendo, el cual posiblemente fue asesinado mientras intentaba defender sus tierras de los normandos. A pesar de su juventud la fuerte personalidad del rey muy pronto se puso de manifiesto ante todos sus súbditos, ya que a pesar de que su madre continuó asesorándole, se puede detectar un importante cambio en la política interior del reino, que a partir del año 1013 se tornó firmemente anticastellana. Así muchos nobles fieles al antiguo regente abandonaron la corte y otros nuevos ocuparon su puesto, situación que fue el germen de los futuros levantamientos nobiliarios registrados entre los años 1012 y 1014, ya que fueron muchos los notables que quisieron beneficiarse de las donaciones que el monarca realizó a sus principales colaboradores. En este sentido podríamos destacar por su importancia la rebelión la encabezada por Muño Fernández en el año 1012 y sobre todo la dirigida por los citados García Gómez y Sancho García en el año 1014, que por su extrema dureza hizo peligrar la propia estabilidad del reino, ya que algunos nobles leoneses se unieron a la causa de éstos, como el conde Fernando Flaínez, aunque finalmente el monarca pudo hacer valer su autoridad.

Además de estos conflictos Alfonso V tuvo que hacer frente a mediados del año 1015 a una peligrosa incursión normanda, que asoló durante aproximadamente 9 meses las costas gallegas, portuguesas y algunas zonas del interior próximas al Duero. Así dicha incursión, que no era la primera de su reinado, fue frenada personalmente por el rey, que tras ponerse al frente de un poderoso ejército se dirigió a la diócesis de Tuy, que había sido duramente castigada. Fue en este lugar donde infligió una gran derrota a los que el mismo llamó, en un documento fechado en el año 1024, "hombres del norte".

Labor legislativa y reformadora

Concluidas las hostilidades en todos los frentes Alfonso V dedicó todos sus esfuerzos a la reconstrucción de su reino, motivo por el cual emprendió una importante reforma de la administración, que fue alabada por todos los cronistas de su tiempo; con la que pretendía asegurar la paz entre sus súbditos. Así entre sus principales logros nos encontramos con la promulgación de los llamados Decretos y Leyes del rey Alfonso, con los cuales, gracias a su carácter general, pretendía uniformizar la aplicación de justicia en todos su territorios; y la que es sin duda su obra legislativa más importante por su transcendencia posterior, el Fuero de León, con el que el monarca se proponía reglamentar todos los aspectos que conformaban la vida de la capital de su reino. De este modo, empeñado en hacer efectiva la restauración de su poder, Alfonso V dedicó grandes esfuerzos en asentar las fronteras de su reino, beneficiándose de la minoría de edad del nuevo conde de Castilla, García, y sobre todo de la guerra civil que se estaba desarrollando en al-Andalus, motivo fundamental por el que inició la repoblación y reconstrucción de las poblaciones que habían sido asoladas por los amiríes, lo cual dio confianza a sus súbditos.

Por otro lado con el fin de que las nuevas normas legislativas tuvieran una aplicación real en todos sus dominios, entre los años 1018 y 1020, visitó las tres partes en las que se encontraba dividido el reino de León. No obstante, su plena dedicación a éstas tareas reformadoras, le distanció de los asuntos castellanos, por lo que Castilla se situó bajo la influencia del rey navarro Sancho III el Mayor. Mucho se ha discutido sobre las relaciones que mantuvieron ambos monarcas, aunque si nos atenemos a la documentación leonesa de la época estas no debieron ser tan malas, puesto que no ha quedado constancia de que ambos se enfrentaran entre los años 1020 y 1022, mas al contrario, parece que los contactos entre ambas cortes fueron cordiales. Así tras la muerte de doña Elvira, la primera esposa del monarca el 2 de diciembre del año 1022, la cual era hija de Menendo González y con la que había estado casado desde el año 1013, Alfonso V decidió contraer nuevas nupcias con una hermana del citado monarca navarro, llamada Urraca. Este mismo acontecimiento ha sido visto desde una óptica muy distinta los investigadores que mantienen la idea de unas malas relaciones entre ambos monarcas, así, según estos estudios, el enlace entre Alfonso V y doña Urraca no sería más que el acuerdo alcanzado entre ambos monarcas para poner fin a una serie de conflictos fronterizos entre ambos ejércitos. Estas escaramuzas fronterizas cesaron al iniciarse las negociaciones matrimoniales.

La guerra contra al-Andalus y la muerte de Alfonso V

Satisfecho por sus logros y aprovechando la guerra civil que se había iniciado en al-Andalus tras la muerte del segundo hijo de Almanzor, Abd al-Rahman ibn Sanchul, conocido por los cristianos como Sanchuelo, Alfonso V consideró que había llegado el momento de recuperar algunas de las posesiones que le habían sido arrebatadas en años anteriores, tanto por el citado caudillo musulmán como por su primogénito Abd al-Malik. Así decidió dirigir una expedición hacia Portugal, en el verano del año 1028, en la cual se proponía recuperar Viseo y Coimbra, plazas que prácticamente garantizaban el control sobre los territorios situados al norte del río Mondego. Pero la expedición no iba a prosperar, puesto que el monarca murió en las proximidades de Viseo poco tiempo después, según apuntan todos los cronistas, tras ser atravesado por una flecha mientras realizaba un reconocimiento del terreno sin contar con la debida protección. La muerte inesperada de Alfonso V el Noble, cuando contaba aproximadamente con 35 años de edad, marcó el inicio de nuevas sublevaciones nobiliarias, al parecer alentadas por Sancho el Mayor.

Los restos mortales del monarca fueron enterrados en la iglesia de San Juan Bautista, transformada años más tarde en la colegiata de San Isidoro de León. Alfonso V dejó dos hijos de su primer matrimonio, el futuro Bermudo III y la infanta doña Sancha.

Bibliografía

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  • JOVER ZAMORA, J. M. Historia de España Ramón Menéndez Pidal. La España cristiana de los siglos VIII al XI. El reino Astur-Leonés (722-1037). (Madrid, Espasa-Calpe, 1991).

Autor

  • Cristina García Sánchez