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HistoriaPolíticaBiografía

Alejo IV, el Joven. Emperador de Bizancio (ca. 1175-1204).

Emperador de Bizancio nacido hacia 1175 y muerto en Constantinopla el 5 de febrero de 1204. Conocido como Alejo el Joven, consiguió la participación de los cruzados para restaurar a su padre en el trono, siendo él mismo asociado en 1202. Fue derrocado en 1203 por una revolución popular.

Perteneciente a la dinastía de los Ángel, Alejo IV fue hijo de Isaac II. Cuando su padre fue destronado por Alejo III en 1195, Alejo fue encarcelado. Fue puesto en libertad para colaborar en la campaña de Alejo III contra el rebelde Manuel Camitzes, que se había unido a los búlgaros. Alejo el Ángel logró escapar del campo del basileo y llegó hasta Ancona, donde esperaba encontrar apoyos para restaurar a su padre, que había sido cegado por orden del emperador. Mantuvo una entrevista con el papa Inocencio III, en la que no se llegó a ningún acuerdo y después decidió ir a ver a su hermana Irene, casada con Felipe de Suabia. Durante su viaje al norte se encontró con un grupo de cruzados que acudían al punto de encuentro fijado en Venecia. Parece que fue en ese momento cuando surgió en la mente de Alejo la idea de utilizar la cruzada para su propio provecho.

Los cruzado comenzaron a reunirse en Venecia en la Pascua de 1202. Los venecianos habían cedido a éstos su ayuda a cambio de una elevada cantidad, de la cual quedaban pendientes por pagar 34.000 marcos. Desde la corte de Felipe de Suabia (y con la recomendación personal del duque) Alejo envió un mensajero a Bonifacio de Montferrato, el líder de la cruzada, prometiendo una serie de ventajas a los cruzados, en el caso de que le ayudasen a restaurar a su padre en el trono imperial. Entre las promesas de Alejo se encontraban las siguientes: los bizantinos pagarían la suma que se adeudaba a los venecianos; financiarían asimismo la campaña contra Egipto, sufragando el coste de mantenimiento de 10.000 soldados durante un año; habría una guarnición permanente en Tierra Santa de 500 soldados; por último prometió el reconocimiento de la superioridad religiosa de la sede de Roma. Las condiciones fueron aceptadas por diferentes motivos, aunque en última instancia la decisión última dependió del dux de Venecia, sin cuyas naves era imposible cualquier expedición. Enrique Dandolo aceptó y el mensajero regresó a Alemania. Inocencio III, que vio la oportunidad de extender su poder sobre la Iglesia de Oriente, dio su bendición a la Cuarta Cruzada, con la condición de que no se atacase ningún país cristiano; en la mente de los cruzados no quedaba muy claro si los cismático de Bizancio podían ser llamados cristianos.

A finales de abril de 1203 Alejo llegó desde Alemania a Corfú, donde le esperaban Bonifacio de Montferrato y Enrique Dandolo, con quienes firmó una solemne alianza. El 24 de mayo embarcaron hacia oriente y un mes después las naves fondearon en Constantinopla. Alejo el Ángel esperaba una gran bienvenida popular y para tal efecto navegó frente a los muros de Constantinopla en la nave del Dogo, pero en su lugar fue insultado. Los cruzados comprendieron que tendrían que luchar y en poco tiempo la Roma Oriental estaba bajo el poder de los venecianos. Alejo III huyó de la ciudad, mientras que los venecianos se encontraban acampados bajo las murallas; sin que éstos lo supieran, Isaac II fue sacado de prisión y repuesto en el trono. A la mañana siguiente, mensajeros llegaron al campo de los venecianos para anunciar que el objetivo por el que la Cruzada había llegado a Constantinopla había sido alcanzado pacíficamente. Sin embargo, los cruzados no habían firmado ningún tratado con Isaac II, sino con su hijo, por lo que, para que éstos tratados se cumpliesen, presionaron al basileo para que reconociese a su hijo como co-emperador y éste aceptó; Alejo IV entró en Constantinopla y fue coronado el 1 de agosto de 1203.

Pero los constantinopolitanos, que habían preferido restaurar al ciego Isaac II (a pesar de que, según la tradición bizantina, la ceguera incapacitaba a un hombre para ser emperador) que aceptar las condiciones ofrecidas por Alejo IV a los latinos, se negaron a ayudarle y el tesoro regio no podía costear en modo alguno las altas cantidades comprometidas por Alejo. Trató de reunir fondos instituyendo nuevos impuestos, pero lo que le hizo aún más impopular fue su intento de conseguir que la clerecía aceptase la sumisión hacia Roma, por lo cual fue tachado de traidor. Alejo IV fue duramente criticado cuando trató de imponer la doctrina del filioque (según la cual el Espíritu Santo procede del Padre y el Hijo) y la comunión bajo las dos especies. Mientras tanto, los cruzados, cansados de esperar, se dieron al saqueo de la ciudad y una revolución popular destinada a destronar a Alejo, comenzó a fraguarse. Por una parte, en enero de 1204, una multitud entró en Santa Sofía y proclamó emperador a un joven noble, llamado Nicolás Canabus; por otra, una conspiración de mayor calado fue desarrollada por el protovestiarius, Alejo Ducas Murzuflos, que se apoderó del palacio y arrestó a Canabus. Alejo IV fue encerrado en prisión y murió estrangulado, pocos días antes de que su propio padre muriese. Alejo Ducas subió al trono como Alejo V.

Bibliografía

  • CABRERA, E. Historia de Bizancio. Barcelona, 1998.

  • LEMERLE, P. Historia de Bizancio. Barcelona, 1956.

  • LILIE, R.J. Bizancio: Historia del Imperio Romano de Oriente, 327-1453. Madrid, 2001.

JMMT

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero