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EsculturaBiografía

Albert Schneider, Tótila (1892-1967)

Escultor chileno, nacido en Santiago el 20 de noviembre de 1892 y fallecido en su ciudad natal el 27 de septiembre de 1967, considerado el renovador de esta disciplina artística en Chile.

Vida

Hijo del científico Federico Albert Taupp y de Teresa Schneider, los orígenes alemanes de sus padres fueron causa de que el pequeño Tótila hiciera en este país el bachillerato. A su vuelta ingresó en la Escuela de Ingeniería Agrónoma de la Universidad de Chile para estudiar esta carrera, pero pronto se manifestó en él su vocación artística, así que, apoyado por sus padres, en 1915 se dirigió nuevamente a Europa para iniciar sus estudios preparatorios en Berlín, bajo la tutela de Martín Koerte.

Dos años más tarde ingresó en la Academia de Bellas Artes, para ponerse a las órdenes de Franz Metzner, uno de los más reputados artistas alemanes de la época; sin embargo, sus ansias de independencia le hiicieron abandonar la institución y montar su propio taller. En 1919 exponía por primera vez en solitario en la Academia de Sttutgart, luego participó en varias colectivas en París y en Berlín, en la Academia de Prusia y también se unió al grupo Berliner Secession. Elogiado largamente por la crítica, su éxito se vio truncado en gran medida ante sus reiteradas negativas a nacionalizarse alemán.

Su vida cambió a partir de 1923, cuando el público chileno conoció sus obras por unas fotografías que se publicaron en El Mercurio, así que cuando Albert regresó a su país natal a finales de año, ya era una figura conocida. Durante los cuatro meses que allí estuvo trabajó en seis bustos de personajes importantes a los que imprimió su estilo fuerte, de líneas dinámicas. Estos trabajos impresionaron favorablemente a otros artistas, como Armando Donoso o Joaquín Edwards Bello, que no dudaron en calificar sus obras de "modernas" en diversos periódicos y revistas, lo que hizo que la fama de Albert saltara fronteras, hasta el punto de que la propia Gabriela Mistral preguntara desde México por aquel "rompedor de la rutina artística".

En 1924 volvió a Alemania, donde continuó trabajando y exponiendo en colectivas por toda Europa, en las que fue calificado por los críticos como el mejor representante del expresionismo. Sin embargo, Alemania, que se hallaba en puertas del conflicto bélico, no era un lugar seguro para un extranjero, así que, en 1939, Tótila abandonó sus obras en Berlín -que fueron destruidas durante los bombardeos que asolaron la ciudad- y regresó a Chile, seguido meses más tarde por su novia alemana, Ruth Ehrmann, con la que se casó en 1940.
En su país natal pasó algún tiempo como profesor en la Universidad de Chile, tarea que solapó con su labor creativa. Fue éste un fructífero período, del que datan algunas de sus mejores obras, básicamente retratos, relieves y, sobre todo, monumentos públicos, como el conocido Monumento a Rodó (1944) o el Monumento a Lastarria, además de otras que se admiran en el Cementerio General y la Biblioteca de la Universidad de Chile. Tres años más tarde hizo para la ciudad de Viña del Mar el proyecto para una fuente y para el monumento funerario a Pedro Aguirre Cerda, trabajos éstos que integraron una exposición en el casino de Viña del Mar en 1950.

Su prolífica trayectoria en la escultura no impidió a Tótila volcarse en otras actividades artísticas; así, hizo incursiones en la pintura, en la música -era, como su abuelo materno, un excepcional tañedor de cítara- y en la literatura. Fruto de esta última actividad es la epopeya, escrita en alemán y castellano, El nacimiento del yo, que vio la luz en seis volúmenes.

Creador incansable, sus últimos años de vida continuó esculpiendo y formando alumnos en la Universidad y en su estudio particular. Murió un 27 de septiembre de 1967 en la misma ciudad que le había visto nacer.

Autor

  • Lourdes Mata Anchisi