Alarcón, Abel (1881-1954).
Poeta, narrador y político boliviano, nacido en La Paz en 1881 y fallecido en Buenos Aires (Argentina) en 1954. Autor de una fecunda producción literaria, desempeñó también una importante labor en la vida política de la nación boliviana, en la que llegó a convertirse en uno de sus intelectuales más destacados y representativos.
Su interés por el conocimiento de las disciplinas humanísticas le condujo, en primer lugar, por el sendero de las Leyes, materia que constituyó el objeto de sus estudios universitarios y le suministró su primera dedicación profesional: el ejercicio de la abogacía. A partir de entonces, comenzó a desarrollar una vertiginosa carrera en la vida política de Bolivia, en la que ocupó cargos tan relevantes como los de redactor del Diario de Sesiones del Senado, Director de la Biblioteca Nacional o Jefe de la Sección Consular del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Ya por aquel entonces Abel Alarcón había irrumpido en el panorama de las Letras bolivianas para darse a conocer como poeta, por medio de dos poemarios que, incrementados por una entrega posterior, constituyen su exigua -bien es verdad que, a la par, interesante- aportación a la historia lírica de su nación. Se trata de los libros titulados Pupilas y cabelleras (La Paz: Imprenta y Litografía Artística, 1904) y El Imperio del Sol (Santiago de Chile: Imp. La Ilustración, 1909), éste último publicado bajo el descriptivo subtítulo de Canto a la confraternidad de Hispano América y homenaje al pueblo de La Paz en el Centenario de la Independencia. Posteriormente apareció Relicario (La Paz: Ed. González y Medina, 1919), obra que puso broche a la faceta lírica del escritor boliviano.
Hacia mediados de la década de la segunda década del siglo XX, Abel Alarcón se había trasladado a Chile para ejercer allí la docencia, en calidad de profesor de Lengua y Literatura. Fue en la nación chilena donde dio a la imprenta su primera incursión en el género narrativo, la novela titulada En la Corte de Yahuar Huacac (Valparaíso: Imprenta y Litografía "Universo", 1916), una recreación histórico-legendaria de la civilización incaica. De regreso a su país natal, asistió en 1920 al golpe de Estado del Partido Republicano y la subsiguiente llegada al poder de su dirigente Bautista Saavedra, lo que obligó al escritor de La Paz a abandonar Bolivia para afincarse en los Estados Unidos de América.
Después de haber impartido clases en California como profesor de Historia de la Literatura Española, en 1925 Abel Alarcón dejó el continente americano para emprender un largo viaje por Europa y dedicarse de lleno a la creación literaria. Así, en España publicó su segunda entrega novelesca, titulada California la Bella (Madrid, 1926), y reunió abundante material histórico procedente de los archivos coloniales para redactar, posteriormente, su tercera narración extensa, Era una vez... (La Paz: Crespi Hermanos, 1935), una documentada novela que reconstruye los enfrentamientos entre vicuñas y vascongados en la Villa Imperial de Potosí durante el siglo XVII.
Durante este periplo europeo (dividido en dos etapas), Abel Alarcón residió también por espacio de dos años (1932-1934) en la localidad austríaca de Graz, en donde conoció a la que más tarde habría de convertirse en su esposa. De regreso a Bolivia, se estableció definitivamente en La Paz en 1935, donde dio a la imprenta una amena recopilación de cuentos ambientados también en la época colonial, y agrupados bajo el título de Cuentos del viejo Alto Perú (La Paz: Librería e Imprenta de Arno Hermanos, 1936). Ya consagrado como uno de los escritores más relevantes del país, el gobierno boliviano rehabilitó su nombre y su status socio-político con la concesión, en 1942, de una pensión vitalicia. Además, fue nombrado secretario de la Academia Boliviana de la Lengua, cargo que desempeñó hasta su muerte.
En sus últimos años de vida, Abel Alarcón estuvo ocupado en la redacción de la que habría de ser su última novela, La Perla de Styra (Santiago de Chile: Ed. Nascimento, 1953). Esta obra, escrita en homenaje a su esposa y a la ciudad austríaca de la era originaria, lleva por subtítulo Estudio histórico y artístico de la Señorial Graz, Austria.