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LiteraturaBiografía

Adamov, Arthur (1908-1970).

Dramaturgo francés, nacido en Kislovotsk (población del Cáucaso perteneciente al territorio actual de Armenia) en 1908 y fallecido en París el 15 de marzo de 1970. Autor de una extensa y deslumbrante producción dramática que inaugura -junto a las obras de Samuel Beckett (1906-1990) y Eugène Ionesco (1909-1994) el denominado "teatro del absurdo"-, está considerado como uno de los dramaturgos más originales e influyentes de las Letras contemporáneas.

Vida

Nacido en el seno de una familia acomodada que poseía algunas explotaciones petrolíferas en las orillas del Caspio, recibió desde niño una esmerada formación académica, bajo las directrices de la cultura francesa. Pero la boyante situación de su familia cambió radicalmente cuando su progenitor, ludópata empedernido, gastó toda su fortuna en el juego, por lo que se vio obligado a malbaratar las escasas posesiones que le habían quedado y emigrar, en compañía de los suyos, a la ciudad suiza de Ginebra. De allí, los Adamov pasaron a Maguncia -a la sazón, bajo el dominio francés- y, finalmente, se establecieron en 1924 en París, ciudad en el que el futuro escritor habría de adoptar una nueva nacionalidad.

Su precoz vocación literaria le permitió integrarse rápidamente en los mentideros artísticos e intelectuales de la ciudad del Sena, en los que se interesó por los postulados innovadores de los surrealistas y entabló amistad con algunas figuras relevantes de las Letras francesas del momento, como el gran dramaturgo Antonin Artaud (1896-1948), creador del denominado "teatro de la crueldad". Vivamente interesado por la literatura dramática, asistió a la primera representación en territorio francés de El sueño, del autor sueco August Strindberg (1849-1912), puesta en escena por la compañía teatral "Alfred Jarry", fundada en 1926 por el susodicho Artaud -que ejercía en ella labores de actor y director- y el dramaturgo Roger Vitrac (1899-1952). Escribió, por aquel entonces, su primera pieza teatral, un breve cuadro dramático de dos páginas titulado Mort chaude; pero no se limitó a participar únicamente en la vida cultural parisina, ya que empezó a desenvolverse con soltura en los foros políticos e ideológicos izquierdista y, entre otras actuaciones, tomó parte activa en la tumultuosa manifestación que recorrió las calles de París clamando por la liberación de los anarquistas Sacco y Vanzetti, injustamente condenados a muerte en los Estados Unidos de América.

En 1933, el suicidio de su padre le sumió en una honda depresión, pues no lograba desprenderse de un tormentoso sentimiento de culpabilidad por lo mucho que había odiado a su progenitor. Durante aquella década de los treinta, Arthur Adamov continuó ampliando sus lecturas y conocimientos sobre el hecho teatral, aunque su plena consagración a la escritura dramática no habría de llegar hasta finales de la década siguiente y comienzos de los años cincuenta. En el ínterin, el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación de buena parte del territorio francés por parte del ejército alemán provocó grandes cambios en su vida, entre los que cobró singular importancia su reclusión en el campo de concentración de Argelès-Sur-Mer, acusado de haber lanzado consignas y realizado actividades contrarias al gobierno de Vichy. Poco después de su puesta en libertad, conoció a una joven francesa, Jacqueline, que habría de convertirse en su esposa.

Acabada la contienda bélica internacional, Adamov dio a la imprenta L'aveu (La confesión, 1946), una obra intimista, agria y atormentada con la que quiso dejar constancia de la soledad, las obsesiones, la impotencia y la humillación que le habían acompañado durante su privación de libertad en el campo de concentración. Poco después, empezó a interesarse seriamente por la escritura teatral y concluyó su primera obra importante, L'invasion (La invasión, 1949), que fue llevada a las tablas del Teatro Studio de los Campos Elíseos en 1950, por parte de la compañía del gran actor, director y empresario teatral Jean Vilar (1912-1971). Un año después, la siguiente entrega teatral de Adamov, La grande et la petit manoeuvre (La grande y la pequeña maniobra) subió por vez primera al escenario del Théâtre des Noctambules, interpretada por la compañía de Jean-Marie Serreau.

Sujeto, a partir de entonces, a una febril actividad creativa, Arthur Adamov escribió y estrenó durante aquella década de los años cincuenta una admirable serie de piezas teatrales que le situaron a la cabeza de la escena francesa contemporánea. Entre ellas, resulta obligado recordar las tituladas La parodie (La parodia) -estrenada en el Théâtre Lancry, a cargo de la compañía de Roger Blin, en 1952)-; Les retrouvailles (Los reencuentros, 1952); Le professeur Taranne (El profesor Taranne) -puesta en escena el teatro Lyon, por Roger Planchon, en 1953-; Le sens de la marche (El sentido de la marcha) -teatro Lyon, Roger Planchon, 1953-; Tous contre tous (Todos contra todos) -Théâtre de l'?uvre, Jean-Marie Serreau, 1953-; Comme nous avons été (Como hemos sido) -Théâtre de l'?uvre, Jacques Mauclair, 1953-; Le ping-pong (El ping-pong) -Théâtre des Noctambules, Jacques Mauclair, 1955-; y Paolo Paoli (estrenada primero en el teatro Lyon en 1957, y llevada al año siguiente a las tablas del Théâtre du Vieux-Colombier por el colectivo teatral de Roger Planchon). En todas estas obras sobresale la singular capacidad de Adamov para el empleo de un lenguaje cáustico, corrosivo y desacralizado, que busca la ruptura radical con las reglas habituales del teatro convencional y acentúa los tintes satírico-burlescos de los personajes y las situaciones, hasta lograr una sucesión de escenas grotescas que acaban por dar paso al más puro "teatro del absurdo". Y, al mismo tiempo, hay en los contenidos seleccionados por el dramaturgo de origen caucasiano una firme voluntad de denuncia que invita en todo momento al debate político-social, a propósito de algunas situaciones tan injustas como la extensión imparable del imperialismo económico, el auge del racismo y la xenofobia, la implantación de la violencia legal en el seno de las sociedades autoritarias, la consolidación de las leyes ventajistas del capitalismo salvaje, etc.

Esta preocupación político-social, sumada a los graves acontecimientos por los que atravesó la nación francesa durante la Guerra de Argelia (1954-1962), aproximaron a Arthur Adamov a las filas del Partido Comunista Francés. Fue célebre el debate que, acerca de la orientación política del teatro, mantuvo con algunas de las grandes figuras de la literatura y el pensamiento, como Jean Paul Sartre (1905-1980), Michel Butor y Vailland, polémica cuyo interés propició su posterior impresión en el volumen recopilatorio de artículos titulado Ici et maintenant (Aquí y ahora, 1964). Ya plenamente integrado, en fin, en el grupo selecto de los intelectuales que creaban opinión y marcaban líneas estéticas e ideológicas en la Francia de la segunda mitad del siglo XX, contribuyó al enriquecimiento cultural de su nación adoptiva con la traducción de algunas obras del gran dramaturgo ruso Antón Pávlovich Chéjov (1860-1904), al tiempo q ue ampliaba su presencia en los medios de comunicación con nuevos trabajos como En fiacre (En coche de caballos, 1959) -obra que le dio gran celebridad por su exitosa difusión radiofónica-, y publicaba otros textos en los que dejaba patente su plena asimilación de la historia, la cultura y la política francesas -así, v. gr., la Anthologie de la comune de Paris (Antología de la comuna de París, 1959).

En 1960, siguiendo la iniciativa del escritor y filósofo Dionys Mascolo (1914-1997), Adamov subscribió el "Manifiesto de los 121", una firme proclamación de la oposición de la mayor parte de los creadores e intelectuales franceses a la Guerra de Argelia; en represalia, las autoridades galas vetaron su presencia en cualquier espacio de la Radio Televisión Francesa. A partir de entonces, un cúmulo de desgracias y adversidades se cernió sobre el dramaturgo de origen caucasiano y empañó sus primeros éxitos internacionales, entre los que destacan los cosechados en Londres en 1962 y 1963, a raíz de los estrenos de -respectivamente- Le printemps 71 (La primavera del 71, 1961) y La politique des restes (La política de los restos, 1962), puestas en escena por la Unity Theater. Pero estos primeros atisbos de la proyección internacional que habría de alcanzar su obra no bastaron para endulzar la grave situación por la que atravesaba Adamov, perseguido por las autoridades francesas a causa de su irregular situación fiscal y, al mismo tiempo, afectado por los devastadores efectos del alcoholismo.

Poco después, un nuevo incremento de su prestigio internacional volvió a coincidir con su extraña propensión a generarse problemas. Invitado a los Estados Unidos de América para que pronunciara una serie de conferencias sobre el teatro moderno y algunos de los grandes escritores franceses del pasado -como Gustave Flaubert (1821-1880) y Paul Valéry (1871-1945)-, Adamov aprovechó su estancia en territorio norteamericano para tomar partido en favor de quienes se oponían a la Guerra de Vietnam (1959-1975), honesta declaración de principios que no facilitó su feliz acogida por parte de todos los sectores de la sociedad estadounidense. Tras su retorno a París y la publicación, en el transcurso de aquel mismo año, de su ya citada recopilación de artículos titulada Ici et maintenant (Aquí y ahora, 1964), experimentó, a partir de 1965, un grave deterioro de su salud, del que ya no habría de recuperarse. No obstante, la certeza de saberse seriamente enfermo le animó a trabajar con ahínco en sus últimas obras, entre las que cabe destacar un diario iniciado por aquellas fechas, y nuevas piezas teatrales como Sainte Europe (Santa Europa, 1965) y M le modéré (M el moderado, 1966), esta última estrenada con éxito por la compañía de André Steiger en 1967. Al año siguiente concluyó otra de sus obras maestras, Off-limits (1968), puesta en escena en Aubervilliers y en el Piccolo Teatro de Milán; redactó L'homme et l'enfant (El hombre y el niño, 1968), su segundo libro de confesiones después de L'aveu; escribió otra pieza teatral, Si l'été revenait (Si el verano volviera, 1968); y dejó esbozadas algunas escenas de una obra que no llegó a concluir, centrada en la figura del ingeniero y diplomático francés Ferdinand de Lesseps (1805-1894). Víctima de su afición desmesurada al consumo de bebidas alcohólicas, falleció en París a mediados de marzo de 1970.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.