Abril, Pedro Simón (1530-1600).
Escritor español, nacido hacia 1530 en Alcaraz (Albacete) y fallecido alrededor de 1595, que fue humanista, profesor de latín y griego y autor de una amplia obra tanto en castellano como en latín.
Vida
Enseñó lenguas clásicas en Tudela, Zaragoza y Alcaraz y escribió gramáticas del latín (1573) y el griego (1586). Su obra como traductor y comentarista de autores clásicos, latinos y griegos, es muy amplia: de esta última lengua tradujo la República (1584) y la Ética (inédita) de Aristóteles y se entregó al estudio de su Lógica. Desde el griego, romanceó igualmente los discursos de Demóstenes y San Basilio y las fábulas de Esopo, los diálogos de Platón, la Medea de Eurípides y el Pluto de Aristófanes. Entre sus traducciones del latín, cabe destacar su versión de Las Comedias de Terencio (1577) y las Epístolas de Cicerón (1583). Muestra de su afición a los distintos campos de la filosofía la dan De la filosofía llamada lógica (1587), la Filosofía racional (1587) y la Filosofía natural (inédita).
Como pedagogo, escribió su obra más afamada: los Apuntamientos de cómo se deben reformar las doctrinas y la manera de enseñarlas (1589), que dirigió a Felipe II. Es precisamente esta última obra la más interesante también desde el punto de vista de la historia de la ciencia; en ella defiende el papel de las matemáticas como fundamento general del saber científico, y afirma al respecto que "no se les había de permitir a los hombres pasar a ningún género de ciencia, sin que aprendiesen primero las doctrinas matemáticas". No obstante, le preocupa sobre todo que "de no aprenderse matemáticas, viene a haber gran falta de ingenieros para las cosas de la guerra, de pilotos para las navegaciones y de arquitectos para los edificios y fortificaciones, lo cual es en gran perjuicio de la república y del servicio de la majestad real, y afrenta de toda la nación".
Pedro Simón Abril fue, en efecto, uno de los autores españoles del siglo XVI que formularon una valoración positiva de la técnica, frente a su tradicional estimación. Por ello, considera que "es cosa realmente digna de dolor que, en tanta hacienda como se gasta en las públicas escuelas, no haya doctrina ninguna de tres cosas que tan necesarias son para la vida, que son: el agricultura, el arquitectura y el arte militar, habiendo tantas liciones de vanas sofisterias, las cueles, quien las sabe no sabe nada por sabellas, ni por ignorallas ignora nada el que no las sabe". Del mismo modo que Juan Luis Vives, no se limita a subrayar el interés práctico de la técnica, sino que destaca su rango intelectual: "En la filosofía natural es grave error enseñar las cosas de la naturaleza, así en común y general, sin descender a lo particular y, especialmente, a la materia de agricultura, que es una de las mejores partes de la filosofía natural."
Menor relieve histórico tiene la forma concreta en la que asumió los conocimientos científicos de su tiempo en su Filosofía natural (publicada hacia 1589), resumen doctrinal de carácter escolar. Anotaremos solamente su actitud ecléctica ante los sistemas ptolemaico y copernicano (véanse las biografías de Ptolomeo y Copérnico), que estimó como dos teorías igualmente válidas: "Ponen todos los astrólogos la tierra en el centro del mundo, y el sol en el cuarto cielo, y los demás cielos por su orden, y hacen sus juicios de conjunciones, oposiciones, eclipses y otras cosas semejantes y salvan las apariencias, y salen los juicios verdaderos. Viene Nicolao Copérnico y trueca la suerte, y hace el sol centro del mundo, y la tierra súbela al cuarto cielo y hácela movible, y salva las apariencias, y conforme a este presupuesto hace los mismos juicios y sálenle bien." Como subraya Marherita Morreale, a Simón Abril no se le ocurre siquiera rechazar la teoría de Copérnico por motivos religiosos o filosóficos; solamente le importa que "satisfacen ambas las dos condiciones esenciales de estar en conformidad con los sentidos y observar las exigencias del razonamiento legítimo."
Bibliografía.
Fuentes.
Apuntamientos de como se deven reformar las doctrinas y las maneras de enseñallas para reduzillas a su antigua entereza y perfición..., Madrid: P. Madrigal, 1589 (reediciones a partir de 1766).
La segunda parte de la filosofía llamada la fisiolojía o filosofía natural..., Madrid: Biblioteca de Palacio de Madrid, 1158.
Estudios.
MORREALE DE CASTRO, M. Pedro Simón Abril. (Madrid: C.S.I.S., 1949).