Abella, Manuel (1828-1897).
Patriota filipino, nacido en Catanuan (provincia de Tayabas, Luzón) en 1828 y fallecido en Bagumbayan (Manila) el 4 de enero de 1897, célebre por ser uno de los Mártires de Bikol ajusticiados por las autoridades españolas poco después del estallido de la Revolución independentista de 1896.
Proveniente de una familia acomodada, Manuel Abella pasó su juventud en Naga, ciudad a la que fue enviado junto a sus hermanos para realizar estudios de seminarista. Hacia 1870 decidió abandonar la carrera sacerdotal, y gracias a la formación adquirida ejerció después la profesión de secretario de juzgado en Nueva Cáceres, la cual desempeñó hasta el momento de su retiro en 1896 aunque la considerable fortuna familiar le permitió establecerse como uno de los terratenientes más ricos de la región de Bikol. Durante ese tiempo se casó y tuvo tres hijos: Ramón, Mariano y Domingo, quienes también ocupaban una posición social prominente; de hecho, Mariano fue nombrado gobernador de la provincia de Camarines en 1898.
Tras el levantamiento patriótico de agosto de 1896 los Abella se convirtieron a ojos de las autoridades españolas en sospechosos de pertenecer al Katipunan, la sociedad secreta que organizó dicha rebelión; aunque la sospecha pudo ser cierta en el caso de su hijo Domingo, quien había asistido a reuniones de la sociedad, no parece que fuera así en el caso de don Manuel, pero fue igualmente arrestado (16 de septiembre de 1896) bajo la acusación de haberse encontrado un cargamento de armas de fuego escondidas en terrenos de su propiedad.
Trasladado a la prisión manilense de Bilibid, donde entre otros patriotas filipinos se hallaba también preso José Rizal, Manuel Abella fue juzgado el día 29 de diciembre por un tribunal militar junto a los demás encausados provenientes de Camarines o Bikol. Al parecer, el proceso estuvo plagado de irregularidades -se presentaron pruebas falsas y se torturó a algunos de los procesados para obtener una confesión- y pese a los ruegos al tribunal don Manuel apenas tuvo oportunidad de defender su inocencia. Fue fusilado una semana después junto a su hijo Domingo y otros ocho reos: todos ellos pasarían a ser conocidos como los Mártires de Bikol. Otro de sus hijos, Ramón, se libró de la pena capital pero fue condenado al destierro, que cumplió en la colonia africana de Fernando Poo.