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FilosofíaReligiónBiografía

Abelardo, Pedro (1079-1142).

Filósofo y teólogo francés, que fue discípulo de Roscelino, Guillermo de Champeaux y de Anselmo de Laon. Llegó a ser maestro de lógica y teología en las escuelas catedralicias de París. En 1119 ó 1120 se casó en secreto con su alumna Eloísa, a la que había dado un hijo. Enterado de estos amores el canónigo Fulberto, tío de Eloísa, hizo castrar a Abelardo, a raíz de lo cual ambos entraron en sendos conventos, pero siempre mantuvieron una intensa correspondencia. Abelardo escribió su autobiografía en Historia de mis desventuras, la cual, junto con el epistolario de Eloísa, constituye uno de los documentos más profundamente humanos de la Edad Media. Fue nombrado abad de la abadía de San Gildas, pero la corrupción de los frailes le hizo renunciar al cargo. Mientras tanto, algunas de sus proposiciones habían encontrado la oposición de San Bernardo y fueron condenadas. Los últimos días de su vida los pasó en la abadía de San Marcelo, en Châlon-sur-Saône. En el campo de la filosofía destacan sus obras: Nostrorum petitioni sociorum (glosas a los escritos de Porfirio y Boecio), Dialéctica y Ethica seu liber "Scito te ipsum". En teología: Introducción a la teología cristiana, Sic et non y Dialogus inter iudaeum, philosophum et christianum.

Abelardo concibe la lógica como la ciencia que define la verdad o falsedad de un discurso, completamente independiente de la gramática y la retórica. En cuanto a los universales, se separa tanto del nominalismo de Roscelino como del realismo de Guillermo de Champeaux. Para él, los universales son voces significativas, una representación mental cargada de significatividad hacia la realidad externa.

En el campo de la teología, Abelardo, con la aplicación a la teología del análisis lógico, marca el inicio de la teología sistemática. En Sic et non traza las bases del método escolástico tal como prevaleció en los siglos XIII-XVI. En él se plantea una quaestio, se establecen las posiciones favorables (videtur quod sic), y luego las contrarias (sed contra) para llegar a la conclusión de la tesis enunciada. Abelardo siempre pone por encima de la razón las verdades de fe. Si emplea el método dialéctico, es solamente para aquellas cuestiones que no están definidas claramente en la Sagrada Escritura. También es importante su posición respecto a la ética: el criterio de la moralidad de los actos no está dado sólo por la norma exterior, sino que también cuenta la intención con la que ejecuta el acto el sujeto. El acto bueno es aquel que es entendido rectamente y querido como tal.

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  • Enciclonet