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PolíticaHistoriaBiografía

Wu Sangui (1612-1678).

General chino, nacido en Liaotung en el año 1612 y fallecido en 1678, uno de los más poderosos caudillos militares surgidos tras el desmoronamiento del Imperio Ming, logró gobernar durante varias décadas sobre un extenso territorio, resistiéndose a la imposición de la soberanía manchú, e intentó restaurar en su persona una dinastía nacional china.

Wu Sangui ostentó el cargo de general en jefe del jefe del frente septentrional durante los últimos años de la dinastía Ming, y fue el principal responsable de la defensa de la Gran Muralla en el estratégico punto de Shahaiguan. Al igual que otros jefes militares chinos participó en las intrigas que condujeron a la caída del último de sus soberanos, aunque Wu permaneció relativamente al margen en las luchas internas que se desencadenaron a raíz del desmoronamiento del Imperio, manteniéndose a la expectativa de los acontecimientos. Sin embargo, cuando uno de estos jefes, Li Zicheng (1605-1645), conquistó Pekín y se proclamó emperador de una nueva dinastía (1643), Wu se negó a reconocerle, y reclamó la ayuda militar de los manchúes para derrotarle. Convertido oficialmente en aliado de los poderosos manchúes, Wu esperaba beneficiarse de esta circunstancia para sostener sus propias aspiraciones al trono imperial; sin embargo, esta estrategia se volvió contra él, porque en 1644 se instauró en Pekín una dinastía manchú aprovechando el caos político reinante en China. A partir de entonces, Wu jugó la carta de su alianza formal con los príncipes manchúes para conquistar los extensos territorios del Oeste. Shaanxi, Gansu, Sichuan, Hunnan y Guizou cayeron sucesivamente bajo su control con el beneplácito del gobierno manchú, que le concedió amplio poderes que excedían los de un simple gobernador, equivaliendo casi a una independencia de hecho.

Durante las décadas de 1650 y 1660 Wu retuvo su privilegiada posición como gobernador todopoderoso del Oeste gracias a su actitud contemporizadora con los manchúes, cuando no colaborando abiertamente a someter al resto de generales Ming; así, en 1662 derrotó y mandó ejecutar a Zhu Yulang (1623-1662), quien se había proclamado emperador en Guangdong. Sin embargo, parecía evidente que tarde o temprano la política unificadora manchú reaccionaría contra él; en consecuencia, Wu decidió anticiparse y junto a otros dos caudillos desencadenó una rebelión (1673) que pronto se propagó por todo el Sur y Oeste de China. Gracias al apoyo de la población china y de las minorías étnicas de estas regiones, que odiaban la dominación manchú, Wu logró mantener en jaque a las fuerzas imperiales durante varios años, e incluso en algún momento albergó la esperanza de una restauración nacional, para lo cual proclamó una nueva dinastía, a la que denominó Zhou, y creó una Corte regida por el protocolo Ming. Su muerte en 1678 frustró estos planes y sentenció el destino de la rebelión, aunque Wu Shihfan, nieto suyo que le sucedió al frente de sus dominios, todavía consiguió resistir hasta 1681.

Autor

  • MAH