Wolf, Reinhart (1930-1988).
Fotógrafo alemán nacido en Berlín en 1930 y fallecido en Hamburgo en 1988. Pese a haber tenido contacto con la fotografía desde una edad muy temprana, Reinhart Wolf estudió Psicología, Literatura e Historia hasta 1954 en Estados Unidos, París y Hamburgo. No fue hasta que cumplió 25 años cuando maduró la decisión de convertir su atracción por la fotografía en una actividad profesional.
Fue así como en 1956 finalizó sus estudios en la Escuela Nacional Bávara de Fotografía, en Múnich, para instalarse luego en Hamburgo, donde abrió un taller en el que trabajó durante más de diez años. En 1969 añadió una nueva área a su actividad como fotógrafo publicitario: la realización de filmes publicitarios.
Su primer éxito internacional fue la publicación de un álbum con una serie de fotografías sobre edificios norteamericanos. Concebidas de una manera muy especial, las imágenes escapaban de la convención representativa arquitectónica -fueron realizadas con formato 18x24 cm y angulaciones espectaculares con la cámara situada en los pisos superiores de los rascacielos- y despertaron el interés del público.
A ese primer éxito editorial siguió la serie titulada “Rostros de edificios”, realizada en Nueva York en 1979. La publicación, de gran formato, es especial por diversos motivos; el más interesante de ellos es que abrió nuevos caminos de representación para un anquilosado tratamiento de la fotografía arquitectónica. Esta experimentación le procuró un lugar en la revista Stern, que le encargó un trabajo sobre castillos en España. La serie “Castillos fortificados en España” fue el resultado de dos años de trabajo a principios de la década de los años ochenta.
Además de su interés por la fotografía arquitectónica, paralelamente desarrollaba su obra personal y, poco a poco, ésta fue influyendo de manera evidente en su proyección profesional hasta el punto de que las imágenes de edificios abandonaron el ladrillo y la piedra para poblarse de elementos estetizantes puramente fotográficos. Este aspecto se puso de especial manifiesto en las fotografías que realizó sobre productos alimenticios, “Japón, arte de la alimentación” (1987), cuya elevada calidad respondía a cánones puramente artísticos traducidos al lenguaje fotográfico. Con estas imágenes, al igual que hiciera con las de edificios años antes, cambió las reglas de la fotografía comercial de alimentos al tiempo que expresaba, a través de ellas, el espíritu, las costumbres y la sensibilidad oriental.
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