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LiteraturaBiografía

Welty, Eudora (1909-2001).

Narradora, ensayista y fotógrafa estadounidense, nacida en Jackson (capital del estado de Mississippi) el 13 de abril de 1909 y fallecida en su ciudad natal el 23 de julio de 2001. Autora de una extensa producción narrativa que explora las inquietudes, vivencias y pautas de comportamiento de las gentes del Sur, está considerada como una de las voces más destacadas de la novela norteamericana del siglo XX. El enfoque y la temática de sus cuentos y narraciones extensas se enmarcan dentro de la poderosa estela seguida por otros muchos escritores estadounidenses que indagaron en la realidad cotidiana y la mentalidad de los pobladores de los estados sureños, bajo la influencia directa de William Faulkner (1950-1962), quien confesó su admiración por los escritos de la autora de Mississippi.

Impulsada desde su juventud por una firme vocación artística, se trasladó a Wisconsin para cursar unos estudios superiores que después completó en la Columbia University de Nueva York, donde se especializó en técnicas publicitarias. Con poco más de veinte años de edad se dio a conocer en los medios periodísticos norteamericanos por una serie de brillantes reportajes fotográficos en los que mostró los efectos de la Gran Depresión posterior al "crack" bursátil de 1929 en los territorios del Sur de los Estados Unidos. Por aquel entonces, la joven Eudora Welty trabajaba en calidad de "agente publicitario junior" para la Works Progress Administration ('Administración para el Avance de las Obras'), y alcanzó gran notoriedad como fotógrafa, aunque en su ánimo siempre estuvo dedicarse de lleno a la creación literaria. Fue así como decidió trasladar sus inquietudes temáticas -centradas en el reflejo de las formas de vida de sus convecinos- al campo de la narrativa breve, en el que pronto logró la misma fama de que gozaba como reportera gráfica merced a los relatos que publicó en la prestigiosa revista The New Yorker. Estos cuentos de Eudora Welty, ambientados en su tierra natal, están protagonizados por personajes oriundos de allí, todos ellos seres sencillos y vulgares que la autora de Jackson describe con humor y ternura, presentando sus actitudes y comportamientos como rasgos definidores de las costumbres, las formas de vida y la mentalidad sureñas. En general, Eudora Welty se sirvió para la redacción de estos primeros relatos suyos de las técnicas constructivas características de la narrativa del Sur (presentación de sagas familiares, desorientación de unos personajes que se han visto privados de su antiguo mundo de modales aristocráticos, hincapié en las diferencias habidas entre la mentalidad de los protagonistas y la de sus compatriotas norteños, etc.); pero, en obras sucesivas, la prosa de la autora de Mississippi fue evolucionando hacia ciertos planteamientos estéticos experimentales que, sin salirse nunca de estas constantes temáticas, dotan al conjunto de su obra de una viva y peculiar originalidad.

Tras haber difundido -como se ha dejado anotado en el párrafo anterior- sus relatos primerizos en publicaciones periódicas, a comienzos de los años cuarenta dio a la imprenta una primera colección de cuentos presentada bajo el título de A curtain green (Un manto verde, 1941), obra en la que domina la quietud vital y el inmovilismo ideológico tradicionalmente atribuidos a esa población sureña desubicada que parece habitar en un mundo atemporal, sino anclado en unos valores morales, sociales y culturales indiscutiblemente desfasados hacia mediados del siglo XX; los protagonistas de estas narraciones breves de Eudora Welty son hombres y mujeres comunes que, como los personajes del resto de sus obras -maestros, vendedores ambulantes, trabajadores, jóvenes estudiantes, etc.- son víctimas de un progreso material e ideológico que los condena irreductiblemente (por permanecer apegados a su inmovilismo) a la condición de seres marginados o desubicados, condición que queda acentuada por la magnífica recreación realista ensayada por la escritora de Jackson en todos sus relatos.

Un primer atisbo de evolución hacia nuevos planteamientos estéticos se aprecia ya en las dos siguientes obras de Eudora Welty, The wide net (La gran red, 1943) y The golden apples (Las manzanas de oro, 1945), en las que el enfoque narrativo de casi todos sus cuentos explora otras dimensiones ajenas a la mera realidad (como la onírica) para acabar logrando un cierto distanciamiento que redunda en pro de una mayor imparcialidad de las situaciones, los personajes y los ambientes descritos; se diría que la autora apeló a sus antiguos conocimientos de las técnicas fotográficas en busca de un enfoque externo que le permitió encuadrar todos los rasgos y detalles en una visión mucho más serena y objetiva de lo narrado y lo descrito.

Su constante búsqueda de nuevos moldes formales capaces de dar mayor cabida a sus constantes inquietudes temáticas propició el paso de la escritora sureña al género de la novela extensa, aunque -como ella misma declaró en varias ocasiones- esta evolución no se produjo de forma premeditada, sino que fueron algunos de sus propios relatos los que fueron creciendo inesperadamente y cargándose de sorprendentes matices hasta alcanzar el rango de novela. Se asomó, pues, a mediados de los años cuarenta a los anaqueles de las librerías con Delta Wedding (Matrimonio en el Delta, 1946), novela a la que luego se sumaron otras narraciones extensas tan celebradas por la crítica y los lectores como The Ponder Heart (El corazón de los Ponder, 1954) -cuya versión teatral cosechó un sonado éxito en los escenarios de Broadway, al igual que otra historia suya, The Robber Bridegroom, que también fue llevada a las tablas-, Losing Battle (Batalla perdida, 1970) y, sobre todo, The optimist's daughter (La hija del optimista, 1972), que constituyó su definitiva consagración como una de las más grandes autoras norteamericanas de todos los tiempos, al ser galardonada en 1973 con el prestigioso Premio Pulitzer, en su modalidad destinada a premiar la mejor obra de ficción. Precisamente esta novela -en la que Eudora Welty refiere una historia centrada en la figura de una mujer, hija de un juez en Nueva Orleans, que decide regresar a las tierras del Sur donde pasó su infancia, y en los conflictos que entabla con su madrastra-, fue una de las narraciones extensas de la autora sureña que fue creciendo "accidentalmente" a partir de su concepción inicial como relato breve. Otras obras suyas son las tituladas Una cortina de follaje, La novia del bandido y La palabra heredada.

Al margen de su inicial dedicación a la fotografía y su posterior consagración a la prosa de ficción, Eudora Welty desarrolló a lo largo de su fecunda trayectoria existencial una importante labor de crítica literaria que, a mediados de los años ochenta, la propia autora recopiló en el volumen titulado El ojo del relato (1979); además de esta colección de artículos y ensayos, en su obra de no ficción ocupan un lugar relevante su recuerdos autobiográficos, publicados bajo el elocuente título de Los comienzos de un escritor (1984). Consagrada, en el momento en que apareció esta autobiografía, como una de las principales figuras de la narrativa estadounidense contemporánea, en 1980 Eudora Welty había asistido a la reedición de gran parte de los relatos breves que le habían abierto las puertas de la fama, tributo de homenaje a la singular producción literaria de una autora que cifró la receta de su escritura en esta sencilla fórmula: "la pasión es el ingrediente principal de la buena ficción, y se ilumina y arde por simpatía hacia la condición humana".

Después de haber permanecido durante casi toda su longeva existencia en su querida tierra sureña -salvo durante sus estancias estudiantiles en Wisconsin y en Nueva York-, a comienzos del verano de 2001, cuando contaba ya noventa y dos años de edad, Eudora Welty fue ingresada en el Centro Médico Bautista de Jackson, donde los facultativos no pudieron evitar que perdiera la vida a causa de unas graves complicaciones pulmonares que degeneraron en una neumonía y una fatal parada cardio-respiratoria. Como dato anecdótico -pero revelador de la enorme fama literaria de que gozó la escritora de Mississippi, y de la heterogénea y populosa legión de lectores que seguía todos sus pasos literarios- cabe añadir que "Eudora", uno de los programas de correo electrónico de mayor implantación en todo el mundo, fue bautizado con dicho nombre debido a que su creador, Steve Dorner, se sintió inspirado durante la realización de su proyecto informático por un cuento de Eudora Welty titulado "Why I Live at the P.O."

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