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PolíticaHistoriaBiografía

Walpole, Sir Robert, Conde de Oxford (1676-1745).

Político inglés, nacido el 26 de agosto de 1676 en Houghton Hall (Norfolk) y muerto el 18 de marzo de 1745 en Londres. Tuvo una enorme influencia en la vida política británica del siglo XVIII. De tendencia whig, gracias a sus amplios poderes desempeñó las funciones de primer ministro -aún no existía el cargo como tal- durante un largo periodo de unos veinte años (1721-1742), en los cuales se mostró firme defensor de la autoridad de los reyes de la casa de Hannover a los que sirvió (Jorge I y Jorge II), y decididamente pacifista e impulsor de la economía a través del comercio.

Primera actividad política (1700-1719)

Estudió en el Great Dunham de Norfolk, en Eton (1690-1696) y luego en el King’s College de Cambridge (1696-1698). A la muerte de su hermano mayor interrumpió su estudios universitarios y se dedicó a ayudar en la administración del patrimonio familiar. En julio de 1700 casó con Catherine Shorter y, muerto también su padre, heredó dicho patrimonio, que incluía la representación parlamentaria del distrito de Castle Rising, sustituida en 1702 por la de King’s Lynn. Introducido así en la vida política -adscrito al partido whig-, pronto adquirió cierto prestigio gracias a su extraordinaria capacidad oratoria, convincente y con fuerza pero con unas características elegancia y moderación. En 1705 entró al servicio del príncipe Jorge de Dinamarca, responsable de la Marina durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1714) y, gracias a su buena labor, en 1709 fue designado Secretario de la Guerra y en 1710 Tesorero de Marina. En 1711 dimitió al obtener el Partido Conservador la victoria en las elecciones generales del año anterior. Mientras tanto, Walpole se había convertido en líder del partido whig, primero en el frecuentado club de intelectuales Kit-Cat, y luego en el Parlamento. Sus rivales tories, cuyos jefes eran entonces lord Bolingbroke y lord Oxford, le acusaron en 1712 de corrupción en su antiguo puesto de Secretario la Guerra; enjuiciado y declarado culpable, fue expulsado de la Cámara de los Comunes y encerrado en la Torre de Londres.

Al ser entronizado Jorge I de Hannover como rey de Inglaterra (1714) fue hecho Contador General del Ejército, y además presidió el comité secreto que investigó la posible traición de los líderes conservadores. Después, con el Parlamento bajo control, fue hecho Lord del Tesoro (Lord of Treasure) y Canciller del Exchequer (Chancellor of the Exchequer, es decir, ministro de Hacienda) en 1715. Sin embargo, se enfrentó con algunos de los consejeros reales, como lord Sunderland, Stanhope, al criticar la subordinación de los intereses británicos a los de Hannover; a causa de ello dimitió de sus cargos en 1717. Continuó, no obstante, con una intensa actividad en la Cámara de los Comunes; tuvo un importante papel en el rechazo del Proyecto de Nobleza (Peerage Bill) de 1719, que trataba de limitar los poderes de la Corona en el nombramiento de nobles.

En la cumbre de la política inglesa (1720-1733)

Gracias a su amistad con la princesa de Gales, Carolina de Ansbach, pudo Walpole reconciliarse con el rey y recuperar su antigua función de Contador General del Ejército (1720). Al poco se vio envuelto en la cuestión de la South Sea Company (Compañía de los Mares del Sur), una sociedad anónima que tenía el monopolio del comercio con la América española que, en 1720, había asumido parte de la deuda nacional inglesa. Walpole y otros miembros del Parlamento que habían invertido en la Compañía vieron como ésta quebraba de forma irremisible, lo cual afectó a la economía inglesa y arruinó a los inversores, ruina de la que Walpole se salvó gracias a la buena labor de su banquero. Su partido fue acusado de corrupción, saliendo indemnes -salvo excepciones- los principales líderes, ya que no habían sido los promotores de la operación. La habilidad oratoria de Walpole en los Comunes tuvo gran peso. Fue nombrado de nuevo Lord of Treasure y Chancellor of the Exchequer (1721), y se convirtió, junto con el también whig Townshend y con Carteret (éste hasta 1724), en la verdadera cabeza de gobierno. Su influencia era así cada vez mayor, mientras que, tal y como era frecuente durante el siglo XVIII, la de sus rivales tories se reducía al verse implicados en la fallida conspiración jacobita planeada por el obispo de Rochester (1723). En 1727 la ascensión al trono de Jorge II le amenazó con expulsarle de su cargo, pero de nuevo el favor de la ahora reina Carolina le sostuvo.

En la cumbre de su carrera política, ni siquiera la dimisión de Townshend en 1730 -forzada por Walpole a causa de desacuerdos en política exterior- le debilitó, pues estaba firmemente asentado en el favor real, lo cual le permitió desarrollar su política aún a costa del recelo parlamentario: mercantilista en lo económico y pacifista en la política exterior -pues los conflictos perjudicaban los intercambios-; así pues, fomentó el comercio, especialmente el marítimo, hasta llegar al proteccionismo. Los principales problemas de su gobierno provinieron del exterior: si por una parte existían buenas relaciones con Francia (Tratado de Hannover, 1725), por otra estaba la constante tensión con España, debido a las reclamaciones de ésta acerca de Gibraltar y las apetencias inglesas sobre el comercio americano. El empeño de Walpole logró mantener la paz durante algún tiempo, asegurada con los tratados de Sevilla (1729) y de Viena (1731). Al estallar la Guerra de Sucesión de Polonia (1733-1735), Inglaterra no participó en ella. Por entonces comenzó a sufrir una fuerte presión de la oposición parlamentaria, grupo heterogéneo encabezado por su antiguo enemigo Bolingbroke y por Pulteney , un whig rencoroso porque Walpole, que había preferido a Newcastle, no le había nombrado Secretario de Estado en 1724; eran líderes de facciones tan distintas como whigs disidentes -en realidad, sus principales rivales políticos-, tories partidarios de los Hannover, jacobitas, y radicales urbanos, que por entonces adquirieron cierta importancia. Todos ellos le atacaron, le tacharon de traidor y de orrupto por acercarse a Francia mientras desatendía a sus aliados austríacos y holandeses, y por su sistema de concesión de cargos. El medio que más intensamente emplearon fue la prensa, especialmente a través de The Craftsman (El artesano), un periódico fundado con la intención de ridiculizar a Walpole; sin embargo, las constantes sátiras sin fundamento no lograron sino desprestigiar la política.

Nuevas presiones, impopularidad y declive (1733-1742)

No obstante, cuando en 1733 impuso una tasa sobre el tabaco y el vino para acabar con el contrabando, la oposición se valió de tan impopular medida para hacerle vacilar; debió retirar el impuesto y además perdió a numerosos colaboradores capaces, pues se vio obligado a cesar a aquellos que se le habían opuesto en esta cuestión. Grupo numeroso, desgraciadamente para Walpole se integraron en el grupo rival, al extremo de que llegaron a constituir el núcleo del mismo. En 1734, volvió a ganar las elecciones generales por mayoría; fuerte aún, hubo ya indicios de declive, tales como la pérdida de diputados en circunscripciones importantes y diversas protestas populares. En los siguientes años afrontó acertadamente cuestiones como el proyecto de sir John Barnard de reducir el interés de la deuda nacional, que logró hacer rechazar por el Parlamento, o el descontento de varios escritores a la regulación impuesta a los teatros londinenses. Su protectora, la reina Carolina, murió en 1737, con efectos limitados para él por el aprecio que con el tiempo había obtenido de Jorge II.

Pero Walpole había sobrepasado ya los sesenta años, y los nuevos líderes whigs (William Pitt el Viejo entre ellos) encontraron su modelo político en el príncipe de Gales, Federico Luis, cabeza de un partido nacionalista en la corte. Acorralado por sus adversarios, que aprovecharon los problemas comerciales con España; Walpole, fiel a sus principios, trató de solucionarlos diplomáticamente, pero fuertes presiones le obligaron a declarar la guerra a aquel país (Guerra de la Oreja de Jenkins, 1739-1748), y también a Francia (Guerra de Sucesión de Austria, 1741-1748). A pesar de ello, sus adversarios (muchos de ellos de su propio partido) continuaron con sus ataques y, aunque fue otra vez vencedor en las elecciones de 1741, le forzaron a dimitir de su puesto de máximo responsable del gobierno (febrero de 1742). Walpole, que en 1737 había perdido a su esposa, y se había vuelto a casar en 1738 con una antigua amante, María Skerritt, muerta a su vez de parto unos meses después, no se apartó totalmente la política. Caballero desde 1725, fue titulado conde de Oxford el año de su dimisión, además de lo cual se le concedió una generosa pensión. Investigada su labor con vistas a la apertura de un proceso contra él, no se encontró suficiente evidencia, de modo que, libre de sospecha, la gran animadversión que había sufrido como gobernante tendió a desaparecer. Casi septuagenario, hizo abandonar a Carteret su puesto de Secretario de Estado, y hacer nombrar Primer Ministro a Pelham, líder de la fracción whig partidaria suya. Murió al poco tiempo en la capital inglesa. De finos gustos artísticos, dirigió personalmente las obras de la mansión de estilo clásico que se hizo construir en Houghton Hall, y llegó a poseer una importante colección de pintura (que vendió para hacer frente a los numerosos gastos que su vida de magnificencia ocasionaba). Fue padre del conocido escritor inglés Horace Walpole.

Bibliografía

  • HILL, B. W. Sir Robert Walpole. (Londres: 1989).

  • PLUMB, J. H. Sir Robert Walpole: the making of a statesman. (Londres: The Cresset Press, 1956).

  • SEDGWICK, R. The House of Commons, 1715-1754. 2 vols. (Londres: 1970).

Autor

  • Bernardo Gómez Álvarez