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FísicaBiografía

Volta, Alessandro Giuseppe (1745-1827).

Físico y químico italiano nacido en Como (en la región de Lombardía) el 17 de febrero de 1745 y fallecido en su ciudad natal el 5 de marzo de 1827. Autor de numerosos inventos y descubrimientos de importancia capital para el desarrollo de la civilización, ha pasado a la historia de la Ciencia universal por haber fabricado la primera batería eléctrica, también conocida como pila de Volta o pila voltaica. Su nombre completo era Alessandro Giuseppe Antonio Anastasio Volta.

Nacido en el seno de una familia de elevado rango social -su madre pertenecía a una ilustre casa de la aristocracia italiana, y su padre era un destacado miembro de la alta burguesía local-, recibió desde niño una esmerada formación académica, tendente en un principio a fomentar en él la curiosidad humanística. Pero, ya en plena juventud, se sintió mucho más atraído por los estudios científicos, y procedió, de forma autodidacta, a realizar algunos experimentos que marcaron de forma decisiva el camino por el que había de transitar a lo largo de su fructífera existencia.

En efecto, al cumplir los dieciocho años el joven Volta ya había descubierto por su propia cuenta, y de forma experimental, algunos de los secretos de la electricidad, lo que le permitió, a tan temprana edad, mantener una fecunda correspondencia con los principales científicos europeos que se ocupaban de esta parcela de la Física. Y en 1769, cuando contaba veinticuatro años, concluyó su primer escrito científico, al que puso por título Sobre la fuerza atractiva del fuego eléctrico.

Sus investigaciones pronto le otorgaron un gran prestigio académico e intelectual, por lo que, en 1774, se incorporó como profesor de Física a la Escuela Regia de Como. Fue en dicha ciudad, al año siguiente, donde inventó un aparato capaz de producir descargas eléctricas, al que bautizó como electróforo. Se trataba de un instrumento que despedía grandes chispas y generaba una electricidad estática fácil de almacenar y conservar, por lo que pronto empezó a ser muy utilizado en todos los laboratorios de Física.

Trabajador infatigable, al poco de haber construido el primer electróforo cambió de objetivos científicos y se consagró de lleno a la Química, aunque sin abandonar por ello el estudio de la electricidad. Fue así como, investigando sobre los fenómenos eléctricos que se dan en la atmósfera, Alessandro Volta comenzó a experimentar con la ignición de gases mediante el procedimiento de hacer saltar una chispa eléctrica en un recipiente cerrado. Fruto de estos trabajos fue el descubrimiento, en 1778, de un hidrocarburo gaseoso al que denominó metano.

En 1779, el científico de Como fue recompensado con un puesto docente en la Universidad de Pavía, donde ocupó la cátedra de Física experimental hasta su definitiva retirada del ámbito académico (1819). En dicho cargo estaba cuando adquirió un protagonismo de renombre universal en todos los foros científicos de Occidente, a raíz del descubrimiento efectuado en 1786 por su compatriota Luigi Galvani (1737-1798). En una de las aulas de la Universidad de Bolonia donde impartía clases de Medicina, Galvani observó que un estudiante, al aplicar casualmente un bisturí electrificado al anca de una rana, provocaba una contracción de los tejidos animales, fundamentalmente de los musculosos; poco después, investigando en profundidad dicho fenómeno, el científico boloñés comprobó que las extremidades de dichos animales se contraían al aplicar sobre su médula una pinza de cobre sujeta a una barra de hierro, y extrajo como conclusión -hoy sabemos que errónea- que el origen de la electricidad radicaba en una desconocida fuerza vital de los seres vivos.

Volta salió entonces a la palestra científica para polemizar con Galvani, asegurando que la causa de la electricidad estaba únicamente en los metales (según las ideas equivocadas de Galvani y sus seguidores, para que existiera electricidad era necesaria la presencia de algún tejido animal). Durante casi un decenio (1791-1800), el debate estuvo abierto en todos los foros intelectuales de Europa, hasta que, finalmente, Volta logró construir la primera batería eléctrica de la Historia, formada por una combinación de láminas alternas de plata y zinc, entre las que se disponía una tarjeta embebida en salmuera. Con ella, el físico de Como no sólo venía a demostrar que estaba en lo cierto acerca del origen de la electricidad, sino que también proporcionaba por vez primera a la comunidad científica internacional la posibilidad de experimentar con corrientes eléctricas desplegadas por un circuito (es decir, con electricidad dinámica).

El día 20 de marzo de 1800, Alessandro Volta firmó el escrito en el que comunicaba a la Royal Society de Londres los pormenores de su invento. Tres meses después, su carta fue leída en audiencia pública ante los miembros más eminentes de dicha institución, quienes se apresuraron a reproducir los experimentos descritos por el italiano y, una vez comprobado su éxito, a otorgarle públicamente el reconocimiento que merecía. Alentado por este crédito, en 1801 Volta marchó a París para exponer su invento en el Instituto Nacional de Ciencias de Francia, invitado por el propio Napoleón Bonaparte (1769-1821), quien se convirtió en uno de los grandes valedores de la batería creada por el científico de Como. El día 2 de noviembre de dicho año, la comisión francesa encargada de probar el invento de Volta emitió un informe favorable y, a instancias del propio emperador, propuso que el italiano fuese galardonado con el máximo honor del Instituto Nacional de Ciencias, la Medalla de Oro al Mérito Científico.

No contento con ello, Napoleón, que era consciente de que la batería voltaica había de cambiar el mundo, le otorgó otros muchos honores. El 1 de mayo de 1806, fue designado Caballero de la Corona de Hierro del Reino de Lombardía, y tres años después se convirtió en senador de la Corte de dicho lugar, en el que, en 1810, fue honrado con el título nobiliario de conde. Por su parte, tras la caída de Napoleón, el Emperador de Austria reconoció la validez universal de la pila voltaica nombrando a su inventor decano de la facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Padua.

Distinguido, asimismo, con la condición de miembro de la Royal Society londinense, Alessandro Volta recopiló sus textos científicos en cinco volúmenes que vieron la luz en 1816. Luego se retiró a la hacienda rural que poseía en Camnago, cerca de Como, en donde pasó el resto de sus días.

Transcurrido más de medio siglo desde la fecha de su muerte, el Congreso Internacional de Electricistas celebrado en París en 1881 le rindió un nuevo tributo al elegir su apellido para designar la unidad de medida de la fuerza eléctrica (voltio).

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.