A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
PolíticaReligiónBiografía

Vives Solar, Fernando (1871-1935)

Religioso chileno, nacido en Santiago el 25 de marzo de 1871 y fallecido el 21 de septiembre de 1935. Miembro de la Compañía de Jesús, fue el primer divulgador de la doctrina social de la Iglesia católica y precursor del social-cristianismo en Chile.

Vida

Fue hijo de Daniel Vives Pomar y de Esther del Solar Quiroga, quienes tuvieron nueve vástagos, entre los cuales él ocupó el cuarto lugar. Finalizados sus estudios de humanidades en el santiaguino Instituto Nacional, se matriculó en la Universidad de Chile y la Universidad Católica para estudiar leyes, pero los problemas ecónomicos de su familia le impidieron terminar la carrera. Por aquel entonces se manifestó su vocación religiosa, así que en 1897 solicitó el ingreso en el noviciado jesuita de Córdoba (Argentina), donde dos años más tarde hacía sus primeros votos. Fue enviado luego a la localidad aragonense de Veruela, en España, a ampliar su formación con estudios de humanidades clásicas y filología y, concluidos éstos en 1904, marchó a Tortosa del Ebro durante cinco años. Allí se ordenó sacerdote en 1908, y estuvo un año más en Manresa un año más, al cabo del cual fue enviado al Colegio San Ignacio de Santiago de Chile, donde, el 2 de febrero de 1910, el novicio hizo sus votos definitivos y se convirtió finalmente en jesuita.

Durante el tiempo que pasó en el colegio se desempeñó como profesor y director de la Congregación Mariana, pero las apasionadas invectivas que lanzaba sobre sus alumnos contra la injusticia social que aquejaba al país le granjearon las iras de sus superiores, entre los cuales había muchos miembros del Partido Conservador, que, temiendo su influencia, lo devolvieron en 1912 a Córdoba. En el extranjero continuó su labor apostólica hasta 1914, siempre desde su preocupación por los temas sociales; fue, además, ministro de la residencia y subprefecto de la Congregación de Obreros. Intentaba despertar la conciencia social sobre los problemas de los más desfavorecidos que el papa León XIII había puesto de manifiesto en su enciclíca Rerum Novarum, situación que se intentaba solucionar desde la doctrina cristiana -siguiendo el pensamiento de santo Tomás- y no desde posiciones políticas como el liberalismo extremo, el capitalismo y el socialismo. Fue éste el principio de la formación que luego se llamó Socialismo Cristiano o Social Cristianismo, en cuyo seno se integraron otras importantes personalidades eclesiásticas como Melchor Concha y Toro, o Juan Ignacio González Eyzaguirre.

De vuelta en Chile, Vives marchó a Valparaíso para ejercer su apostolado y asumir la dirección de otra Congregación de Obreros. Casi enseguida se trasladó a Santiago, donde volvió de nuevo al Colegio San Ignacio; durante los dos años que allí permaneció entregado a la docencia, se volcó en sus actividades con el proletariado como director de la Academia de Sociología, hasta que las altas instancias políticas consiguieron que se expulsara a los jesuitas del panorama local y fue obligado a renunciar a estos menesteres.

Fue condenado al destierro y embarcado en dirección a España en 1917. En los primeros años de su exilio continuó su apostolado en Zaragoza, y en Andalucía, donde dirigió una asociación para emigrantes. Luego pasó a Madrid, a Manresa y, finalmente a Barcelona, donde amplió los cometidos de su organización. El reconocimiento de la Orden llegó con su nombramiento como prefecto del Secretariado de Ejercicios Espirituales, un cargo impensable para un sudamericano.

Hasta 1931 no pudo el padre Vives volver a su país natal; para entonces la crisis social que aquejaba al mundo había llegado también a Chile. La labor del presidente Alessandri en favor de la clase media prosperaba, con lo cual el movimiento obrero tomaba fuerza, en detrimento de las antiguas tentativas social-cristianas, que se consideraban fracasadas. No obstante, Vives no cejó en su empeño, y creó una Liga Social Chilena junto con antiguos compañeros, cuyo objetivo se centraba en proporcionar a los dirigentes obreros asesoramiento en materia sindical, si bien es cierto que en esta ocasión intentó mantenerse al margen de las cuestiones políticas y limitarse a divulgar las enciclícas Rerum Novarum y Quadragessimo anno para no atraer las iras de los católicos tradicionales del Partido Conservador (Partido Conservador (Chile)) que, a la sazón, mantenían mucho de su antiguo peso. No fue posible, sin embargo, evitar que éstas finalmente se descargaran sobre el elenco de religiosos jesuitas que se habían entregado a la labor social, como el propio Vives o Larraín, que iban a aunar sus fuerzas en la llamada Democracia Cristiana.

El padre Vives murió prematuramente el 21 de septiembre de 1935 en San Ignacio. Un buen número de delegaciones obreras acompañó sus restos hasta el cementerio católico, donde reposan para siempre. Entre otras obras, su legado incluía la Unión de Trabajadores Católicos, la Vanguardia Obrera y otras varias instituciones.

Autor

  • Lourdes Mata Anchisi