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Biografía

Villate y de las Heras, Blas Diego de. Conde de Valmaseda o Balmaseda (1824-1882).

Militar y noble español nacido en Sestao (Vizcaya) el 3 de febrero de 1824 y muerto en Madrid el 8 de enero de 1882. El título condal de Valmaseda fue creado el 2 de diciembre de 1846 en favor del Teniente General D. Santos de la Hera y de la Puente, que era el presidente del Tribunal Supremo de Guerra y Marina. Blas Diego Villate de la Hera fue capitán general de Cuba en tres ocasiones; capitán general de Castilla la Nueva y director general de caballería. Era también caballero de la Orden de San Hermenegildo y de la Orden de Isabel la Católica. Recibió la condecoración del mérito militar, roja y el Gran Cordón de Santa Ana de Prusia.

Inició su carrera militar en el mes de mayo de 1837, cuando ingresó como cadete en el Colegio General Militar, ese mismo año alcanzó la graduación de cabo. En febrero de 1838 salio del Colegio con la graduación de alférez del cuerpo de caballería. Prosiguió su carrera militar de forma normal y en 1839, cuando ya tenía la graduación de teniente, estuvo destinado en Cuba por vez primera. En diciembre de 1851 se le ascendió al grado de teniente coronel; en junio de 1854 se situó a las puertas del generalato cuando fue nombrado coronel. En ese mismo año y mes, cuando contaba con treinta años, participó en la sublevación que se originó en Vicálvaro (Madrid) y que fue conocida como La Vicalvarada, sublevación que encabezada por el general O'Donnelltuvo lugar el 30 de junio y que con su triunfo dio lugar al gobierno progresista que permaneció en España entre 1854 y 1858, del que la cabeza de gobierno fue el también general Espartero. El conde de Valmaseda alcanzó la graduación de brigadier cuando fue ascendido en julio de 1856 por el gobierno de Espartero. Hacia mediados de esa centuria Blas Diego Villate de la Hera estaba ya casado pero su mujer era estéril. Debido a esto ella misma contrató a una joven catalana, María Cabruja, que entró en el servicio de la casa del conde y con la que este tubo un hijo ilegítimo, el único hijo del conde de Valmaseda, que fue bautizado como José Ramón Cabruja.

En 1858 hubo un cambio de gobierno y subió al poder la denominada Unión Liberal, que gobernó en España hasta 1863. Este gobierno inició una política exterior con la que pretendió ganar prestigio frente a las potencias europeas. Como consecuencia de esto, se inició una campaña en el Norte de África que se desarrolló entre el 22 de octubre de 1859 y el 26 de abril de 1860 y allí fue destinada Blas Villate, que previamente, en junio de 1859, alcanzó un peldaño mas en el escalafón militar cuando se le ascendió a la graduación de mariscal de campo. Inició su estancia africana en Ceuta y desde allí marchó con el resto de las tropas, con el general O'Donnell a la cabeza, hacia Tetuán y Tánger. En ese mismo año estaba al mando de la brigada de coraceros de la caballería del ejército español. Igualmente como consecuencia de la política exterior de prestigio, la corona de España aceptó la vuelta bajo su soberanía de la República Dominicana; dicho país que recientemente había obtenido la independencia, solicitó su regreso a la soberanía española debido al peligroso expansionismo mostrado desde Haití. Sin embargo la presencia española fue discutida y entre 1863 y 1865 se entabló una guerra entre la población local y las tropas españolas, entre las que estaba Blas Diego Villate. Entre 1865 y 1866, cuando estaba nuevamente en la Península ya que finalmente los dominicanos obtuvieron, por segunda vez, su independencia, recibió el mando de una división del ejército de Castilla la Nueva.

Estancia en Cuba

Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX surgió en Cuba una élite dentro de las clases económicas dominantes de la isla. Estos tenían desde el punto de vista político una clara tendencia a la permanencia de la isla bajo dominio de España, como forma con la que mantuvieron su status político pero sobre todo el económico, sin que se arriesgaran a que una guerra de independencia modificase tal situación. Este grupo buscó el control de la situación política e institucional de la isla mediante una serie de vías, entre las que estaba el control de la Capitanía General de la isla, que era la máxima expresión de la presencia política de España. Esta tendencia se inició el los primeros años del reinado de Isabel II, tan pronto como en 1834, pero alcanzó su máxima expresión con los más significativos mando liberales del cuerpo de oficiales del ejército. Esto supuso para estos militares que muchos de ellos fueran nombrados para ese puesto en virtud de la presión que el mencionado grupo económico cubano ejerció en la Península.

Esta presión era realizada mediante una serie de miembros destacados que volvieron a ella para quedarse, los llamados indianos. Igualmente este grupo económico respaldaba las acciones políticas de estos militares en la metrópoli, como ocurrió con la Vicalvarada, de la que hemos hablado y que fue encabezada por O'Donell, que había sido capitán general en Cuba; del apoyo económico que dieron al régimen de la Unión Liberal; con la Revolución de 1868 en España, que coincidió con el inicio de la guerra de los diez años en Cuba; o con la restauración de Alfonso XII, en 1874-75, tras el golpe de Sagunto, en el que tomaron parte figuras militares que estaban íntimamente relacionadas con la política cubana, como el propio Blas Villate. De hecho y respecto a esta última cuestión, el golpe de Sagunto fue encabezado por el general Martínez Campos, quien había estado poco tiempo antes en la isla de Cuba como ayudante de campo bajo el mando del conde de Valmaseda. Así, se desarrollaron también una serie de lazos y vinculaciones especiales entre los militares que hicieron carrera en Cuba y que más adelante fueron conocidos como los "oficiales cubanos".

Carrera militar del conde de Valmaseda

Su siguiente destino extrapeninsular le llevó a la isla de Cuba, donde, con algún período intermedio, permaneció durante muchos años. Allí se llevó a su hijo ilegítimo ya que quería que siguiese la vida militar, pero en cambio se hizo músico y se fugó hacia Venezuela. En 1866, cuando estaba allí destinado, recibió el puesto de gobernador militar de La Habana y en 1867, entre los meses de septiembre y diciembre, fue el capitán general de todas las tropas españolas en Cuba, cargo que ostentó de forma interina hasta que desde la Península llegó el titular del mismo. Entre 1868 y 1870 fue el segundo cabo y jefe de operaciones del ejército que estaba allí. El 10 de octubre de 1868, con el que fue conocido como El grito de Yara, se declaró la revuelta que luego fue conocida como guerra de los diez años. En la misma, Blas de Villate fue el segundo jefe militar español en la isla y se distinguió especialmente por su dureza, así como la de sus hombres, que eran conocidos como los voluntarios de Valmaseda. Estos cuerpos de voluntarios jugaron un papel significativo en la inserción de las élites económicas hispano-cubanas en el desarrollo del conflicto, ya que miembros de las mencionadas elites actuaban como coroneles de los mismos. Como su segundo en el mando se encontraba Valeriano Weyler, quien más tarde fue también capitán general de Cuba y que también había sido compañero de armas en la aventura dominicana. Entre 1868 y 1870 estuvo destinado en la zona de las Cinco Villas, el área más occidental de la rebelión, y a la que limpió de rebeldes a los que obligó a retirarse hacia Camagüey. También tuvo destino en Bayamo, zona que limpió de presencia insurrecta, aunque fue acusado de crueldad en el combate, así, el 5 de enero de 1869 entró con sus tropas en Bayamo, pero encontró la localidad quemada por los rebeldes; el 7 de enero de ese mismo año sorprendió al jefe rebelde Mármol en El Saladillo y en la batalla que siguió murieron 2000 rebeldes, la mayoría eran esclavos recién liberados; el 4 de abril se proclamó que cualquier varón mayor de quince años que estuviera ausente de su plantación sin causa justificada, sería fusilado.

En enero de 1870 fue ascendido a teniente general. Ocupó nuevamente el cargo de capitán general, lo que es lo mismo, de gobernador de la isla, entre el 13 de diciembre de 1870 y el 11 de julio de 1872. Hacia 1871 presentó ante el ministerio de Ultramar un proyecto por el que se realizó una línea fortificada entre Júcaro y Morón, de Norte a Sur de la isla, con el fin que desde una parte de la misma los rebeldes no recibiesen refuerzos, línea fortificada que recibió el nombre de trocha y de la que con los años se construyeron otras más, tanto en Cuba como en Filipinas. A finales de 1872 fue obligado a abandonar su cargo y presentó su dimisión, debido a una serie de escaramuzas que fueron victoriosas para las armas de los rebeldes independentistas. Regresó a la Península y permaneció en Madrid hasta diciembre de 1874. Nuevamente participó en una sublevación, en este caso la que llevó a cabo la restauración monárquica tras el golpe de Sagunto que encabezó Martínez Campos. De hecho, formó parte de la comitiva que en 1874 fue en busca de Alfonso XII al extranjero. Otra vez regresó a Cuba, esta vez en febrero de 1875, ya con el cargo definitivo de capitán general de la isla, del que tomó posesión oficial el 8 de marzo. Esta vez permaneció en la misma durante poco tiempo y dimitió el día de Navidad de 1875, con lo que regresó a la Península en enero de 1876. En 1879 se le nombró director general de caballería y en 1880 se le nombró Capitán General de la región de Castilla la Nueva, cargo que ocupó hasta su muerte, que le sobrevino el 8 de enero de 1882. El 6 de marzo de 1886, la reina regente, María Cristina, en nombre del rey menor de edad, el futuro Alfonso XIII, otorgó al título de marqués de Velada el grado de Grandeza de España, grado que Blas de Diego Villate no pudo disfrutar por que murió en 1882, pero que fue concedido por los servicios que prestó a España.

Bibliografía

  • CARRASCO Y SAYZ, A., Icono-biografía del generalato español. Imprenta del cuerpo de artillería, Madrid, 1901.

  • MIRÓ ARGENTER, J., Crónicas de la Guerra. Editorial Lex, La Habana, 1943.

  • CAYUELA FERNÁNDEZ, J. G., "Los capitanes generales de Cuba: elites coloniales y elites metropolitanas (1823-1898)". Revista de Historia Contemporánea (Universidad del País Vasco), nº 13-14, 1996.

MFD.

Autor

  • 0109 MFD.