Sebastián de la Quadra, Marqués de Villarías (1687–1766): El Secretario de Estado que Transformó la Política y Cultura Española
Sebastián de la Quadra, Marqués de Villarías (1687–1766): El Secretario de Estado que Transformó la Política y Cultura Española
Orígenes, formación y primeros pasos en la administración
Orígenes y entorno familiar
Sebastián de la Quadra nació el 19 de enero de 1687 en San Julián de Musques, hoy conocido como Muskiz, en la provincia de Vizcaya, en el País Vasco. Su familia pertenecía a la nobleza rural vasca, un linaje que se distinguía por sus cargos administrativos en el valle de Somorrostro, una comarca que formaba parte del Señorío de Vizcaya. Su padre, Simón de la Quadra, fue Síndico General de las Encartaciones y alcalde de San Julián, una posición que le otorgaba una gran autoridad en la región. La madre de Sebastián, María de Llarena y Sobrado, provenía de una familia de buena posición social.
En su hogar, Sebastián creció rodeado de valores de servicio público y compromiso con la comunidad. Este entorno influiría profundamente en su carrera futura, ya que, desde joven, se cultivaron en él los ideales de lealtad, disciplina y un sentido del deber hacia su tierra natal y el reino. La familia de la Quadra no solo disfrutaba de un estatus privilegiado en su región, sino que también mantenía una relación cercana con las instituciones políticas más altas de Vizcaya, lo que permitió a Sebastián acceder a redes de poder fundamentales para su desarrollo profesional.
La educación y los primeros años en la corte
Sebastián comenzó su educación en la escuela local de San Julián, una pequeña comunidad a orillas del río Barbadún. Desde temprano, sus padres fueron conscientes de su talento y potencial, por lo que decidieron que su futuro debía estar vinculado a la corte. En 1700, con apenas 13 años, Sebastián se trasladó a Madrid para ingresar al servicio de José de Grimaldo, quien en ese momento era uno de los personajes más influyentes en la administración de la Corte. Grimaldo, que luego sería Secretario de Guerra y Hacienda, jugó un papel fundamental en la carrera de Sebastián al introducirlo en los círculos más cercanos al poder.
La educación que Sebastián recibió en Madrid fue de carácter práctico, enfocado en la administración pública y los asuntos de la Corte. A diferencia de otros jóvenes nobles que asistían a universidades para recibir una educación académica formal, Sebastián aprendió en el campo de la política, participando activamente en las tareas de la administración del Reino. Esta formación temprana en el corazón del poder político le permitió construir una carrera sólida en los años venideros.
Ingreso en la administración pública
En 1703, tras su introducción en la corte, Sebastián de la Quadra empezó a dar sus primeros pasos dentro de la administración pública, un ámbito donde se consolidaría durante las siguientes décadas. Fue en ese año cuando se incorporó al servicio de la Secretaría de Negocios Extranjeros, Justicia y Gobierno. Este puesto inicial fue un primer peldaño en una carrera que se caracterizó por un ascenso constante en la jerarquía administrativa. Gracias a su habilidad para gestionar y coordinar tareas complejas, Sebastián fue promovido rápidamente dentro de la burocracia de la Corte.
En 1705, fue transferido a la Secretaría de Guerra, donde se encargó de diversas gestiones relacionadas con la defensa del reino. Este cambio de oficina le permitió adquirir una visión más amplia de la política y la diplomacia internacional, además de consolidar su reputación como un hombre capaz y competente. Su desempeño en la Secretaría de Guerra le permitió ganar estabilidad económica y social, con un salario de 2.200 ducados anuales, lo que le otorgó un nivel de bienestar considerable para su familia.
En los años siguientes, Sebastián continuó ascendiendo dentro de la administración. En 1719, fue nombrado alcalde ordinario de los Cuatro Concejos del valle de Somorrostro. Sin embargo, su creciente responsabilidad en la Corte le impedía cumplir con sus deberes en Vizcaya, por lo que delegó la tarea en su hermano Agustín. Este episodio ilustra la cercanía que mantenía Sebastián con su familia, a la que ayudó y apoyó a lo largo de su carrera. Además, la importancia de su cargo en la administración le permitió expandir su influencia más allá de su región natal.
Carrera en la Secretaría de Estado y política exterior (1720-1747)
La carrera administrativa de Sebastián de la Quadra
Sebastián de la Quadra continuó su ascenso en la administración española a lo largo de la década de 1720, convirtiéndose en uno de los funcionarios más destacados de la Corte durante el reinado de Felipe V. En 1720, fue nombrado segundo oficial en la Primera Secretaría de Estado, un puesto clave en el que se encargaba de la correspondencia con las potencias extranjeras, especialmente con Holanda e Inglaterra. Esta posición le permitió estrechar lazos con las principales potencias europeas de la época, algo que sería fundamental para su futura carrera en la diplomacia.
En 1722, Sebastián acompañó a José de Grimaldo, el Secretario de Estado y su mentor, en una misión diplomática crucial: el intercambio de las princesas María Ana Victoria y Luisa Isabel de Orléans entre España y Francia, con el fin de establecer matrimonios dinásticos entre los reinos. Aunque este intento de enlace matrimonial no resultó como se esperaba, la misión fue un éxito en términos de fortalecer las relaciones entre los países. Esta experiencia de alto nivel diplomático consolidó la reputación de Sebastián como un hombre competente en la gestión de relaciones internacionales.
El ascenso de Sebastián continuó sin interrupciones. En 1723, fue promovido a oficial primero en la Secretaría de Estado, lo que le dio aún más poder y responsabilidad, incluyendo la supervisión de los asuntos con Francia, Portugal y Turín. En este rol, también asumió el cargo vitalicio de Secretario del Rey, lo que le permitió tener un acceso directo a la toma de decisiones en la Corte. Su creciente influencia en los círculos más altos de la administración le permitió consolidar su poder, al mismo tiempo que ampliaba su red de aliados en la Corte.
El ascenso a Secretario de Estado en 1736
El punto culminante de la carrera administrativa de Sebastián de la Quadra llegó en 1736, cuando asumió el cargo de Secretario de Estado, tras la muerte de su antecesor, José Patiño. Este nombramiento marcó un hito en su carrera, ya que lo convirtió en el principal encargado de gestionar las relaciones exteriores de España, una función crucial durante los años de tensiones internacionales en Europa. Desde su nuevo puesto, Sebastián de la Quadra también supervisaba cuestiones internas relacionadas con los correos, las academias, los archivos y las obras de los palacios reales, lo que le permitió tener un control significativo sobre diversas áreas de la administración española.
Como Secretario de Estado, Sebastián de la Quadra tuvo que enfrentarse a una serie de desafíos diplomáticos y militares, entre ellos la Guerra de la Oreja de Jenkins con Inglaterra y la intervención española en Italia, dos cuestiones que dominarían la agenda política y exterior durante su mandato.
La política exterior durante su mandato (1736-1747)
El restablecimiento de relaciones con Portugal y la Santa Sede
Una de las primeras tareas diplomáticas que Sebastián de la Quadra tuvo que abordar como Secretario de Estado fue el restablecimiento de las relaciones con Portugal y la Santa Sede, dos actores clave en la política internacional de la época.
En 1737, firmó el Convenio de París con Portugal, un acuerdo que puso fin a la ruptura diplomática que había comenzado en 1735 debido a un incidente menor en las tierras americanas de Sacramento. Las tensiones entre ambos países habían sido crecientes, pero el diplomático manejo de Sebastián permitió la reconciliación, lo que benefició las relaciones comerciales y territoriales entre España y Portugal. Este acuerdo fue un paso crucial para aliviar las tensiones en las colonias españolas y portuguesas en América.
El segundo reto diplomático que enfrentó fue la restauración de las relaciones con la Santa Sede. Tras una serie de tensiones sobre las regalías y los privilegios eclesiásticos, las relaciones entre España y el Papa se rompieron en 1736. Sin embargo, Sebastián logró negociar el Concordato de 1737, un acuerdo que limitaba ciertos derechos eclesiásticos, como el derecho de asilo y la exención de impuestos para el clero. Este acuerdo fue clave para reducir la influencia de la Iglesia sobre el Estado y consolidar la autoridad real.
La guerra con Inglaterra (1739-1748)
Uno de los episodios más conflictivos de la política exterior durante el mandato de Sebastián de la Quadra fue la Guerra de la Oreja de Jenkins (1739-1748), que enfrentó a España con Inglaterra. Este conflicto, que surgió debido a un incidente de contrabando en el que un capitán inglés, Robert Jenkins, alegó que perdió una oreja a manos de un corsario español, fue amplificado por la rivalidad económica y política entre ambos países. A pesar de los esfuerzos diplomáticos de Sebastián para evitar el conflicto, las tensiones comerciales y las acciones de la Compañía del Mar del Sur, que buscaba ventajas comerciales, llevaron a la guerra.
La guerra se libró principalmente en América, donde se produjeron importantes batallas como la toma de Portobelo en Panamá por parte de los ingleses en 1739, y el fracaso posterior en Cartagena de Indias en 1741, donde la valentía de Blas de Lezo y sus tropas repelieron el ataque. La guerra se prolongó hasta 1748, cuando se firmó la Paz de Aquisgrán, que restauró el statu quo entre ambos países. A pesar de los esfuerzos de Sebastián para evitar el conflicto, su gestión durante la guerra fue crucial para el mantenimiento de la integridad de las colonias españolas.
El intervencionismo en Italia
Otro aspecto significativo de la política exterior de Sebastián de la Quadra fue su participación en la intervención española en Italia. Desde la llegada al poder de Felipe V, la corte española había comenzado a interesarse por los tronos italianos, en especial los relacionados con sus hijos Carlos (futuro Carlos III de España) y Felipe (Duque de Parma). En 1739, Carlos fue coronado rey de Nápoles, una victoria diplomática que se logró gracias a la habilidad de Sebastián para negociar con las potencias europeas.
Sin embargo, la situación en Italia se complicó tras la muerte del emperador Carlos VI en 1740, lo que dio inicio a la Guerra de Sucesión de Austria. Este conflicto, que involucró a varias naciones europeas, permitió a España intentar expandir su influencia en Italia, especialmente en el ducado de Lombardía. A pesar de los éxitos iniciales en las conquistas de Piacenza, Parma y Milán, las dificultades diplomáticas y las derrotas militares complicaron la situación, especialmente después de la muerte de Felipe V en 1746 y la sucesión de su hijo, Fernando VI.
Fernando VI adoptó una postura más conciliadora, y Sebastián de la Quadra, aunque seguía siendo un firme defensor de la paz, se vio desplazado por el creciente poder de José de Carvajal y el Marqués de la Ensenada, quienes abogaban por una guerra más agresiva. Al final, el resultado de la diplomacia española en Italia fue el Ducado de Parma para el infante Felipe, pero Sebastián fue reemplazado en 1747 por José de Carvajal como Secretario de Estado.
El mecenazgo cultural y la consolidación de su poder (1748-1759)
Mecenazgo cultural y proyectos de construcción
Sebastián de la Quadra no solo destacó en su labor política y administrativa, sino también en el campo del mecenazgo cultural. Su influencia en la Corte y su cercanía al poder le permitieron convertirse en un protector de las artes y las ciencias, contribuyendo significativamente al desarrollo cultural de España durante el siglo XVIII.
Uno de sus mayores logros en este ámbito fue su implicación en la creación y desarrollo de las Academias Reales de Bellas Artes y de la Historia. En 1738, bajo su tutela, la Real Academia de la Historia comenzó a ganar forma, y en 1744, Sebastián desempeñó un papel esencial en la fundación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, un importante centro cultural en España. En esta institución, colaboró estrechamente con el escultor Giovanni Domenico Olivieri para redactar sus estatutos y reglas, los cuales sentaron las bases para el desarrollo de la academia. Sebastián no solo apoyó la fundación, sino que también se convirtió en protector oficial, lo que permitió a la academia prosperar bajo su patrocinio.
Además de su implicación con las academias, Sebastián también mostró un fuerte interés en el desarrollo arquitectónico. Durante su tiempo como Secretario de Estado, fue fundamental en la coordinación de las obras del nuevo Palacio Real de Madrid, que reemplazó al antiguo Alcázar, destruido por un incendio en 1734. También supervisó la construcción del Palacio de La Granja de San Ildefonso, una de las joyas arquitectónicas del siglo XVIII en España. En estos proyectos, Sebastián trabajó estrechamente con arquitectos y artistas, incluyendo la contratación del pintor Carle Van Loo para las decoraciones del Palacio Real, lo que subraya su dedicación al arte y la cultura.
A través de su patrocinio, Sebastián de la Quadra también ayudó a escritores y artistas de la época, facilitando la publicación de obras y proporcionando empleo a pintores, escultores y arquitectos en las cortes reales. Esta faceta de su vida le permitió ejercer una profunda influencia sobre la cultura de su tiempo, convirtiéndose en una figura clave en la creación de un entorno artístico y cultural que perduró en la España del siglo XVIII.
La consolidación del poder y los enfrentamientos internos en la corte
Aunque Sebastián de la Quadra había alcanzado una posición de enorme prestigio y poder, también tuvo que lidiar con los desafíos políticos internos en la Corte. La relación con la reina Isabel de Farnesio, esposa de Felipe V, fue particularmente relevante. Aunque ambos compartían los mismos intereses políticos en cuanto a los tronos italianos para sus hijos, su relación no estaba exenta de tensiones. Isabel de Farnesio tenía una visión clara de los intereses dinásticos de su familia, mientras que Sebastián de la Quadra, a pesar de su lealtad al monarca, a menudo se mostró más pragmático en sus enfoques diplomáticos.
A lo largo de su carrera, Sebastián fue descrito como un hombre discreto y meticuloso en su trabajo. Su carácter tranquilo y su tendencia a ser extremadamente organizado y cuidadoso con la información le ganaron la confianza de muchos en la Corte, pero también lo hicieron vulnerable a las críticas. La reina Isabel, aunque reconocía sus capacidades, lo consideraba un hombre apto solo para llevar a cabo la parte «material» de su empleo, dejando a otros en la Corte, como José de Carvajal o el Marqués de la Ensenada, para formular las grandes estrategias políticas.
Sebastián también tuvo que lidiar con las dinámicas de poder internas que rodeaban su puesto como Secretario de Estado. Su relación con el Marqués de la Ensenada, otro de los grandes personajes de la época, fue particularmente tensa. Mientras Sebastián defendía una postura más conciliadora, que favorecía la paz con Austria e Inglaterra, el Marqués de la Ensenada abogaba por una política exterior más agresiva, especialmente en lo que respectaba a Italia. Esta diferencia de enfoque creó un enfrentamiento político que, con el tiempo, erosionó la posición de Sebastián en la Corte.
A pesar de estos desafíos, Sebastián logró consolidar su poder dentro de la administración, y en 1738, fue nombrado Consejero de Estado, una distinción que le otorgaba aún más influencia en las decisiones políticas y administrativas del reino. Su posición en la Corte le permitió seguir siendo un defensor de los intereses dinásticos de la familia real y un pilar fundamental en la organización de la política exterior española.
La protección de su familia y la expansión de su influencia en Vizcaya
Uno de los aspectos más destacados de la vida de Sebastián de la Quadra fue su profunda conexión con su familia y su tierra natal, el Señorío de Vizcaya. A pesar de haber abandonado su hogar a una edad temprana para establecerse en la Corte, Sebastián nunca perdió el contacto con su región, y se dedicó activamente a proteger los intereses de su familia y amigos en la administración pública.
Desde 1722, ocupó el cargo de Prebostazgo de Bermeo, Guernica y Ondarroa, una posición que le otorgaba responsabilidades judiciales en las villas de estas localidades vascas. Además, se encargó de la protección de los derechos de la familia de su hermano Agustín, quien también ocupó varios cargos públicos en la región. Sebastián ayudó a sus familiares y paisanos a acceder a posiciones de poder en la Corte, lo que consolidó aún más la influencia de la familia de la Quadra en la vida política de Vizcaya.
Uno de los ejemplos más claros de su apoyo a su tierra natal fue su involucramiento en la construcción de la iglesia de San Juan Bautista en San Julián de Musques, una obra que él mismo financió. También se encargó de gestionar la integración de Castro Urdiales al Señorío de Vizcaya, lo que permitió que este municipio obtuviera privilegios fiscales similares a los de las villas vascas. Esta acción reflejó la preocupación de Sebastián por el bienestar económico y político de su comunidad natal.
Últimos años, legado y muerte (1760-1766)
Los últimos años de Sebastián de la Quadra
A medida que los años pasaban, Sebastián de la Quadra fue retirándose de la vida política activa, aunque su influencia en la Corte y en los asuntos de Estado seguía siendo significativa. Tras dejar la Secretaría de Estado en 1747, un cambio en la política exterior y los enfrentamientos con el Marqués de la Ensenada marcaron el final de su rol principal en la administración. Sin embargo, Sebastián no se retiró completamente de la política y continuó en el cargo de Secretario de la Cámara de Gracia y Justicia hasta el final de su vida, un puesto honorífico que le permitió seguir siendo una figura respetada dentro del aparato administrativo.
Aunque había sido reemplazado en el cargo de Secretario de Estado, Sebastián continuó ejerciendo una gran influencia en los asuntos de la familia real, particularmente en lo relacionado con los intereses de sus hijos, Carlos y Felipe. Durante este periodo, fue más un consejero discreto que un hombre de acción, asesorando a la Corte en momentos de tensión y ayudando a gestionar las relaciones con diversas potencias extranjeras.
A pesar de que su vida política había llegado a su fin, Sebastián de la Quadra continuó con su trabajo de apoyo a las artes, supervisando las obras de construcción en la Corte y siguiendo de cerca el progreso de las academias que había impulsado años antes. Fue un hombre profundamente involucrado en la cultura y el bienestar de su país hasta sus últimos días.
La muerte de Sebastián de la Quadra y su testamento
Sebastián de la Quadra falleció el 23 de abril de 1766 en Madrid, a la edad de 79 años. Fue un hombre que había dedicado su vida a servir a su rey y su país, pero también a proteger y elevar el estatus de su familia, de su tierra natal y de las artes en España. Su muerte marcó el final de una era en la que él había sido una figura clave en la administración española.
En su testamento, Sebastián de la Quadra designó como heredero universal a su hermano Agustín, quien había sido su fiel compañero a lo largo de su vida y en sus diversas labores administrativas. Sebastián nunca se casó, siguiendo las reglas de la Orden de Santiago, a la que pertenecía. A través de su testamento, también dejó legado su vasta biblioteca, que fue considerada uno de sus más grandes tesoros personales. Su archivo personal y los bienes que dejó fueron fundamentales para sus familiares y descendientes, consolidando el poder y la posición de la familia de la Quadra en la sociedad española.
La percepción histórica y el legado de Sebastián de la Quadra
A pesar de que su figura fue eclipsada por la de otros personajes de la época, como Carlos III o Isabel de Farnesio, el legado de Sebastián de la Quadra es relevante por su contribución a la cultura, a la administración pública y a la política exterior de España durante una etapa crítica en la historia del país. Su habilidad para gestionar los asuntos diplomáticos y su influencia en la Corte le ganaron el respeto de sus contemporáneos, aunque también le generaron críticas y rivalidades.
La historiografía reciente ha comenzado a reevaluar su figura con una perspectiva más rigurosa, reconociéndolo como un hombre culto e ilustrado, un personaje que, aunque discreto en su personalidad, dejó una huella importante en la política y la cultura de su tiempo. La creación de las Academias de Bellas Artes y de Historia, así como su impulso en la construcción de palacios reales, subraya su rol en el auge de la cultura en España durante el siglo XVIII. Además, su intervención en la política exterior y su apoyo a los intereses dinásticos de la familia real, particularmente en Italia y América, son aspectos fundamentales para comprender la historia de la España borbónica de la época.
En cuanto a su legado en su tierra natal, la comarca de Las Encartaciones y el Señorío de Vizcaya, Sebastián de la Quadra fue un defensor de los intereses vascos, ayudando a resolver conflictos locales y protegiendo los privilegios fiscales de su región. Su influencia y apoyo a las villas vascas perduraron incluso después de su muerte, dejando una marca indeleble en la historia local.
Un hombre de influencia silenciosa
Sebastián de la Quadra, Marqués de Villarías, fue un hombre cuya vida y carrera trascendieron en muchos aspectos, aunque su figura no alcanzó la notoriedad de otros grandes personajes de su época. Si bien no fue un hombre de grandes gestos o apariciones públicas, su influencia política, su dedicación a las artes y su capacidad para manejar los complejos asuntos diplomáticos de la época lo convierten en una figura clave para entender la historia de España en el siglo XVIII. Su legado, tanto en la Corte como en su tierra natal, perduró mucho después de su muerte, siendo una referencia importante en la administración borbónica y en el desarrollo cultural del país.
MCN Biografías, 2025. "Sebastián de la Quadra, Marqués de Villarías (1687–1766): El Secretario de Estado que Transformó la Política y Cultura Española". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/villarias-sebastian-de-la-quadra-marques-de [consulta: 17 de octubre de 2025].