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Ocio y entretenimientoBiografía

Vidal Vizcarro, Joaquín (1935-2002).

Escritor y periodista español, maestro de la crónica taurina, nacido en Santander en 1935 y fallecido en Madrid el 10 de abril de 2002.

Funcionario de profesión, encontró en el diario Hierro de Bilbao la primera plataforma para dar rienda suelta a su vocación periodística, antes de convertirse en colaborador de La Codorniz, la revista satírica "más audaz para el lector más inteligente", que fue el soporte del mejor humor español de posguerra y donde Vidal creó la sección taurina "Las vacas enviudan a las cinco". También fue cronista y crítico taurino en los rotativos Pueblo e Informaciones y colaborador habitual de Radio Madrid y Televisión Española hasta su llegada en 1976 a las páginas de El País, el diario al que permaneció ligado profesionalmente durante el resto de su vida.

El proyecto periodístico impulsado por Ortega Spottorno, Polanco y Cebrián vio la luz el 4 de mayo de 1976 y, desde ese primer número fundacional, Vidal formó parte del equipo de redacción del periódico como responsable de la sección de crítica e información taurina. Debutó con la crónica de una novillada en Las Ventas, titulada "Sánchez Puerto, todo un torero", que abrió el camino de una prolífica producción periodística y literaria que, a lo largo de más de 5.000 artículos, instituyó en las páginas del diario un auténtico doctorado taurino. Su última crónica, "Un animado final", narraba casualmente el acontecer de otra tarde de novillos en el coso madrileño y se publicó el 22 de octubre de 2001, cuando los médicos ya le habían diagnosticado una grave enfermedad. Antes de su muerte, aún dejó escrito el artículo "Temporada", insertado en la edición del día 19 de marzo de 2002.

Considerado uno de los grandes renovadores de la crítica taurina, fue para muchos aficionados el digno sucesor del legendario Cañabate, quien fuera el máximo valedor de la crónica de toros en la historia del periodismo español. A lo largo de toda su carrera, defendió con una firmeza inagotable la autenticidad de la fiesta y denunció sin miramientos la degradación del espectáculo y el fraude instalado con impunidad en muchos estamentos del taurinismo. Sus críticas le granjearon conocidas enemistades entre empresarios, ganaderos y primeras figuras del toreo, pero también el respaldo y la admiración de todos los que valoraban su independencia, frente a las presiones del mercadeo taurino, y su honestidad para con la integridad de la fiesta.

Además de rigor profesional y un profundo conocimiento del arte de la tauromaquia, Vidal hizo gala en sus textos de una extraordinaria cultura y, sobre todo, de un prodigioso dominio del idioma que adornaba con fina ironía, escepticismo y sentido del humor. La calidad de su prosa logró conquistar el interés no sólo de los lectores aficionados al toro sino incluso de aquellos que se declaraban radicalmente antitaurinos y, al tiempo, fieles seguidores de las líneas del crítico.

Compaginó su labor en prensa con colaboraciones radiofónicas en la cadena Ser y, entre otras, dejó escritas algunas obras de referencia taurina como La feria de la apertura (1975), El toreo es grandeza (1978), su aportación más celebrada, y Cuarenta años después. Temporada taurina (1987). Cinco meses después de su desaparición, Aguilar editó una recopilación de sus mejores crónicas.

En 2003, el Círculo Taurino Universitario Mazzantini rebautizó su prestigioso premio, constituido para defender la pureza de la tauromaquia, con el nombre del cronista cántabro y, en su primera edición, recayó en manos del diestro madrileño Antoñete.

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  • 0206 ISC