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HistoriaPolíticaBiografía

Venegas de Saavedra, Francisco Javier (1754-1838).

Militar español nacido en Zafra (Badajoz) el 2 de diciembre de 1754 y muerto en Madrid el 18 de febrero de 1838. Fue uno de los combatientes más destacados de la Guerra de la Independencia española, administrador colonial español y virrey de Nueva España.

Vida

Aunque estudió primero una carrera de humanidades, pronto decidió abandonar las letras por las armas. Ingresó de cadete en el Regimiento de Infantería de Murcia, que se hallaba en Orán, en 1772. Tomó parte en la expedición de Argel (1775), en el bloqueo de Gibraltar (1778-1781) y en la toma de Menorca (1781). En la guerra contra la República francesa (véase Guerras de la Convención) recibió el ascenso a coronel, aunque fue herido y tuvo que abandonar el servicio activo dos años más tarde. En 1808, durante la Guerra de la Independencia, volvió a incorporarse a filas y participó en la batalla de Bailén y se le dio el mando de una división del ejército; ascendió a brigadier y a mariscal de campo, y al año siguiente, en junio de 1809, a teniente general. Participó también en la batalla de Tudela, en la que sus atinados consejos contribuyeron a que la derrota y la retirada fueran menos lesivas.

En 1809 fue invitado por el general Sebastiani a unirse al partido francés, pero respondió que su resolución era salvar la patria o perecer con ella (carta publicada en suplemento a la Gaceta del Gobierno [Sevilla, 12 de mayo de 1809], junto con otras de Jovellanos y Francisco Saavedra, al mismo general francés). En 1810 fue nombrado gobernador de Cádiz, justo en el momento en que comenzaba el sitio de la plaza.

Designado virrey de Nueva España por el Consejo de Regencia, llegó a Veracruz el 25 de agosto de 1810. Era caballero de la Orden de Calatrava y teniente general de los ejércitos españoles. Imperioso, desconfiado y áspero, se consideraba al mismo tiempo persona activa y hábil y de acrisolada honradez. Gobernó Nueva España durante casi tres años, desde el 14 de septiembre hasta el 4 de marzo de 1813, cuando le sucedió el mariscal Félix María Calleja.

Camino de la ciudad de México, tras su desembarco en Veracruz, recibió en Perote la noticia del levantamiento de Miguel Hidalgo en la villa de Dolores y, aunque al principio pretendió restarle importancia, la rápida extensión de la insurgencia y la acumulación de informes procedentes de las ciudades más importantes del virreinato, le convencieron de que era necesario adoptar medidas inmediatas. El 18 de septiembre convocó una junta de notables y jefes militares y el 23 publicó una proclama en la que llamaba a los habitantes de Nueva España a la concordia y obediencia de la autoridad, al tiempo que lamentaba que su división y rebeldía le obligasen a iniciar el mando con providencias dirigidas “a hacer derramar la sangre de nuestros ciudadanos”. En un segundo bando, publicado pocos días más tarde, ofreció un premio de 10.000 pesos a quien entregase vivos o muertos a Miguel Hidalgo, Ignacio Allende o Juan Aldama, los jefes del movimiento popular.

Aunque los triunfos iniciales del cura Hidalgo le abrieron el camino de la capital, su falta de iniciativa tras la derrota realista en la batalla del cerro de las Cruces y, sobre todo, la rápida intervención del entonces brigadier Calleja, que protagonizó brillantes acciones de guerra en Aculco, Guanajuato y en Calderón, cerca de Guadalajara, a comienzos de 1811, provocó la desbandada de los insurgentes y la retirada de Hidalgo camino del norte.

En estas circunstancias, la experiencia militar del virrey le permitió llevar a cabo una amplia reorganización de las fuerzas realistas, la movilización de los recursos y la distribución de competencias territoriales entre sus jefes. En seguida y a pesar de ciertas reticencias, depositó su confianza en el general Félix María Calleja, estratega e ideólogo de la situación. Calleja había proseguido su campaña en persecución de los rebeldes, desde Guadalajara a Zacatecas, San Luis y Zitácuaro y, finalmente, entró en la ciudad de México amenazada por Morelos, el nuevo líder insurgente del sur. Coordinados en cierto modo por Calleja, destacaron algunos jefes militares con experiencia y prestigio, como el brigadier Cruz, el general del Río, los coroneles Arredondo, Negrete y García Conde, que recorrían las tierras del centro y el norte de México, quienes impidieron la reorganización de los núcleos rebeldes.

A la muerte de Hidalgo le sucedieron en el mando los licenciados José Ignacio Rayón y José María Liceaga, que establecieron una Suprema Junta Nacional Americana, dispuesta a “organizar los ejércitos, proteger la justa causa y libertar a la patria de la opresión”. Pero el virrey Venegas entendió enseguida el grave peligro que le amenazaba y ordenó un nuevo despliegue de los ejércitos realistas, logrando contener y reducir a los núcleos insurgentes.

A finales de 1811 se inició una segunda campaña de enfrentamientos militares, que empezó con el avance de Morelos hacia Chiautla, Izúcar y Cuautla, donde entró sin encontrar resistencia el 24 de diciembre. Entre tanto, en la ciudad de México crecía la oposición interior, lo que obligó al virrey a publicar bandos y proclamas, donde se prohibía la circulación de escritos subversivos y las discusiones políticas, y por las cuales se invalidaban las disposiciones de las Cortes de Cádiz.

Como consecuencia del protagonismo que iba adquiriendo Morelos, el virrey concentró sus esfuerzos en perseguirle y ordenó a Callejas su persecución. El general, decidido a acabar con la junta instalada en Zitácuaro, atacó esta plaza, que tomó el 2 de enero de 1812; Zitácuaro fue saqueada y quedó completamente arrasada por un incendio. Más tarde, disconforme con las instrucciones que había recibido, exteriorizó sus diferencias con el virrey Venegas y presentó su renuncia, que fue aceptada. Pero la reacción inmediata de las tropas y de los grupos españoles de la capital, obligó al virrey a cambiar de decisión, por lo que éste convenció a Calleja de que tenía que continuar en su puesto. Satisfecho en su vanidad, el general entró en la ciudad de México el 5 de febrero, donde fue recibido con toda solemnidad.

Pocos días después se inició el cerco de Cuautla, que se prolongaría hasta el 1 de mayo. Morelos y sus seguidores escaparon hacia el interior, mientras Calleja regresaba a México y volvía a entrar en la ciudad el 16 de mayo. El virrey, entre tanto, publicó un nuevo bando para demostrar a los mexicanos que Morelos los arrastraba a la perdición y ofrecer una generosa recompensa a quien lo entregase. Se inició una larga etapa de falsa tranquilidad, mientras se multiplicaban las noticias relacionadas con la nueva constitución de la monarquía, recién promulgada en Cádiz.

El 25 de junio el virrey volvió a publicar un nuevo bando, en el que se declaraban reos de la jurisdicción militar a cuantos hubiesen hecho o hicieren resistencia a las tropas del rey y se anunciaba la imposición de la pena de muerte a todos los jefes o cabecillas insurgentes y “a los eclesiásticos del estado secular o regular que tomasen participio en la rebelión”. Pero en respuesta a las exigencias de la opinión pública, que seguía de cerca las noticias procedentes de la Península, no pudo resistirse por más tiempo y el 28 de septiembre dio a conocer el texto de la constitución, puso en vigor el derecho de libertad de prensa y decretó la convocatoria de elecciones a Cortes, que se celebraron el 29 de noviembre.

La situación de Nueva España y especialmente de la capital cambió radicalmente. Por todas partes se extendía un clima de libertad, lo que favoreció la aparición de periódicos, panfletos y escritos, la multiplicación de las discusiones y los altercados entre grupos de opiniones distintas. Hasta tal punto creció el clima de inquietud que el 5 de diciembre el virrey ordenó la supresión de los derechos y libertades otorgados dos meses antes. Debió de ser una de sus últimas decisiones políticas, ya que el 29 de diciembre nombró a Calleja gobernador militar de la ciudad de México y el 7 de enero le encargó la presidencia de una junta militar especial.

El general Calleja, que desde su regreso a la capital no había dejado de mostrar sus diferencias respecto del virrey, tuvo noticia de que el 16 de septiembre de 1812 la Regencia de Cádiz había ordenado su nombramiento para sustituirle. Pero la comunicación oficial se demoró en Veracruz y no pudo llegar a la capital hasta mediado el mes de febrero de 1813. A finales de este mes el virrey comunicó personalmente al general que había sido designado su sucesor y el día 4 de marzo le entregó oficialmente el cargo.

Regresó a España en 1813, con el triste privilegio de traer con él la peste, porque un hombre de su importancia no había sido sometido a cuarentena. Se le concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica y la de San Fernando, orden de la que fue nombrado miembro de la Asamblea Suprema en 1815. Ese mismo año fue nombrado virrey del Perú, pero no pudo ir debido a su mal estado de su salud.

En 1811 fue condecorado con la Gran Cruz de Carlos III (1811), si bien se dice que renunció esta cruz en una Representación a las Cortes (México, 22 de junio de 1811), publicada en Redactor general de España, nº 100 (22 de septiembre de 1811).

Publicó Relación de la retirada del Ejército del Centro desde la orilla derecha del Ebro hasta la ciudad de Cuenca (Madrid, 1815) y ocupó diversos puestos consultivos, hasta que en 1818 fue nombrado capitán general de Galicia; dos años más tarde fue depuesto por sus propios oficiales, que proclamaron la Constitución y lo enviaron a Gibraltar, donde fue liberado con permiso tácito de los ingleses. El mismo año, 1820, era nombrado vocal de la Junta de Indias. Sucesivamente fue luego presidente de la Junta Auxiliar Consultiva del Ministerio de la Guerra (1821-1823) y de la Comisión de Generales (1823).

Durante el Trienio fue el hombre de confianza del marqués de las Amarillas y estuvo viviendo en Córdoba, pero a partir de mayo de 1824 ocupó puestos honoríficos militares. Desde 1834 hasta 1836, formó parte del Estamento de Próceres (uno de los dos cuerpos legislativos españoles que compusieron las Cortes de acuerdo con el Estatuto Real de 1834).

A su muerte, en 1838, era comendador de la Orden de Calatrava y tenía la Gran Cruz de San Fernando, San Hermenegildo, Carlos III e Isabel la Católica, de cuya Asamblea era decano. También era académico honorario de San Carlos de Valencia.

Bandos y proclamas

Su parte sobre la batalla de Almonacid fue publicado en el Diario de Barcelona, nº 247 (4 de septiembre de 1809), que lo toma de la Gaceta extraordinaria del Gobierno del 14 de agosto. (Gobernador de Cádiz, 1809-1810). Publicó Auto de buen gobierno (1809) y dio una Instrucción (Cádiz, 6 de diciembre de 1809), por la que se creó un Cuerpo de Cruzada con la denominación de "Voluntarios Defensores de la Fe y de la Patria". Se conserva, asimismo, un Bando suyo (Cádiz, 12 de febrero de 1810), por el que se creaban los Tribunales de Policía y Vigilancia. También es suya una Proclama a los Pueblos de América, con presidente de la Junta gaditana (Cádiz, 28 de febrero de 1810), y la réplica, con el título Contestación al manifiesto del ... Duque del Infantado, en la parte que tiene relación con su conducta (Cádiz y Madrid, 1810).

Durante su etapa americana, se entregó a una ingente labor literaria, fruto de la cual son El Virrey de Nueva España a todos sus habitantes (México, 1810), otra proclama en azteca (id. id.) , Manifiesto (id. id.), Bando sobre desertores (id. id.), Ordenanza militar provisional que debe observar el cuerpo de patriotas distinguidos de Fernando VII de México (id. id.), Habitantes de la Nueva Galicia (id. id.), otra proclama contra Hidalgo, Allende y Aldama (México, 27 de septiembre de 1810), aparecida en Diario Mercantil de Cádiz (8 de enero de 1811). El estudioso González Obregón publicó un Bando por el que se pone a la Nueva España bajo el patrocinio de la Virgen de los Remedios (México, 18 de febrero de 1811).

A su vuelta a España publicó Vindicación de los agravios infundados, injustos y groseros con que el capitán general D. Gregorio de la Cuesta ha intentado manchar la reputación... (Cádiz, 1811); y en América el que empieza Entre los infames medios de que se ha valido el pérfido Cura Hidalgo... (México, 1811), Bando concediendo indulto a los reos de insurrección (id. id.), Bando sobre deserciones (id. id.), Bando sobre indulto (id. id.), Bando por haber expirado el indulto (id. id.), Reglamento de policía (id. id.), El Virrey a los habitantes de esta capital (id. id.), Aviso al público (id. id.), Habiendo tenido los rebeldes Cura Don José María Cos y Prebendado Don Francisco Velasco el atrevimiento... (id., 1812), El Virrey de Nueva España a los habitantes de los pueblos del Sur (id. id.), Habiendo llegado a mis manos un periódico sedicioso intitulado Ilustrador nacional... (id. id.), Bando sobre indulto a españoles (id. id.). Su Bando contra las imprentas (México, 26 de mayo de 1812) fue publicado en el Diario de México del día siguiente- Su Bando contra los eclesiásticos rebeldes (México, 25 de junio de 1812) fue reproducido por el Tribuno del pueblo español, nº 55 (26 de mayo de 1813), mientras que el que suspendía la libertad de prensa (México, 5 de diciembre de 1812), fue publicado en Abeja española, nº 248 (17 de mayo de 1813).

En 1886 Gómez Imaz reveló la existencia de otros escritos de Venegas, tales como Relación puntual de lo ocurrido en La Coruña el 20 de febrero de 1820 y días siguientes a la conspiración, para que no quede desconocido este hecho esencial de la historia revolucionaria, y se refiere también a los manuscritos Memorias durante su mando del ejército de la Mancha y Memorias de los sucesos durante el desempeño de su Virreinato en Nueva España.

Bibliografía

  • CARRASCO Y SAYZ, Adolfo. Icono-biografía del generalato español. Madrid, 1901.

  • Diario Mercantil de Cádiz (cit, y 19 de noviembre, 22 de diciembre de 1809 y 14 de febrero de 1810).

  • GIL NOVALES, Alberto. Las Sociedades patrióticas en España. Madrid, Tecnos, 1977.

  • GÓMEZ HAVELO, Pedro. Marqués de Labrador. Mélanges sur la vie privée el publique du... écrits par lui-même. París, 1849.

  • GÓMEZ IMAZ, Manuel. Documentos autográfos e inéditos del General D. Francisco Javier de Venegas. Sevilla, 1886.

  • PÁEZ RÍOS, E. Iconografía hispana. Madrid, 1966, [cinco vols.].

  • PALAU Y DULCET, A. Manual del librero hispanoamericano. [2ª ed.] Barcelona, 1948-1977.

  • Redactor general de España.

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  • ZÁRATE, J. "Guerra de la Independencia" en México a través de los siglos, México, 1951.

A. Gil Novales / M. Ortuño

Autor

  • Gil Novales / 0106 M. Ortuño