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HistoriaPolíticaBiografía

Vázquez Rosas, Tabaré (1940-2020).

Político y oncólogo uruguayo nacido el 17 de enero de 1940 en Montevideo y fallecido ibídem el 6 de diciembre de 2020. Fue elegido presidente de la República tras las elecciones celebradas en octubre de 2004. Candidato de la coalición izquierdista Encuentro Progresista-Frente Amplio, su triunfo representó un cambio político histórico para el país después de 170 años de alternancia en el poder de las formaciones clásicas: el Partido Colorado y el Partido Blanco. Tomó posesión del cargo el 1 de marzo de 2005, para sustituir en la jefatura del Estado a Jorge Luis Battlle.

Tabaré Ramón ocupaba el cuarto lugar de cinco hermanos en una familia modesta de La Teja, una barriada muy popular de Montevideo. Su infancia discurrió envuelta en no pocas estrecheces después de que su padre, funcionario y enlace sindical, perdiera el empleo por participar de forma activa en las protestas laborales de 1951 y el cáncer afectara, casi de forma simultánea, a tres miembros de la familia. Tras finalizar los estudios secundarios y para colaborar con la maltrecha economía de su casa, se empleó en diversas ocupaciones, como mozo de almacén, aprendiz de carpintero, vendedor de prensa y auxiliar de laboratorio en una compañía licorera.

En 1961 retomó su formación en el Instituto Alfredo Vázquez Acevedo y, dos años más tarde, se matriculó en la Facultad de Medicina. En aquella época concentró todos sus esfuerzos en su preparación académica y en 1965 se unió a varios compañeros para poner en marcha una policlínica y un comedor popular en La Teja, su barrio natal. Era un estudiante vocacional con afición declarada por el deporte, fundamentalmente el fútbol, y, al menos de momento, se mantenía alejado de los círculos políticos que bullían por la Universidad. Concluyó la carrera en 1969 y desarrolló su primer trabajo como flamante doctor en la Jefatura de Policía de Montevideo. En 1972 se graduó en Oncología y Radioterapia y la Clínica Barcia reclamó sus servicios.

Uruguay vivía por entonces una de las épocas más convulsas de su historia contemporánea. El movimiento tupamaro había recrudecido sus acciones de guerrilla urbana contra el Estado y las campañas represivas de las Fuerzas Armadas conculcaban sin miramientos los derechos constitucionales. El estado de violencia permanente desembocó en el alzamiento militar de 1973, una asonada consentida por el propio jefe del Estado, el presidente colorado Juan María Bordaberry, que se avino a suspender el Parlamento y entregar el poder de facto a los cuarteles. En junio de 1976, pocos meses antes de concluir su mandato, Bordaberrry fue destituido por los militares y sustituido por el jurista Aparicio Méndez.

Mientras tanto, Tabaré Vázquez continuaba con su carrera profesional. Recibió una beca del Gobierno francés para ampliar estudios en el Instituto Gustave Roussy de París, centro pionero en investigaciones oncológicas, y a su regreso a Uruguay trabajó en el Hospital Casa de Galicia y en el Hospital Británico. Ya en 1981 ganó por concurso-oposición la dirección del Departamento de Radioterapia del Instituto Nacional de Oncología. En 1986 también ganó plaza de profesor titular en la Universidad y puso en pie su propio centro clínico, el Centro de Oncología y Radioterapia.

Su acercamiento a la política llegó en esos primeros años ochenta, cuando el general Álvarez Armellino ostentaba la dirección del último Gobierno castrense. Vázquez se afilió al Partido Socialista [integrado desde 1971 en la coalición progresista Frente Amplio para eludir la ilegalización] en 1983 y no tardó en dejarse oír entre los cuadros superiores de la formación. Corrían los años finales de la dictadura, el candidato colorado Julio María Sanguinetti ganó las elecciones de 1984 y el 1 de marzo de 1985 juró el cargo con la responsabilidad de restaurar la democracia en el país. En 1987, Tabaré Vázquez ingresó en el Comité Central del partido y en 1989, el Frente Amplio [que había sufrido escisiones y nuevas incorporaciones] le designó candidato a la alcaldía de Montevideo. Ganó la plaza al tiempo que el candidato del Partido Blanco, Luis Alberto Lacalle, tomaba el relevo a los colorados en la presidencia de la República.

Su gestión quinquenal al frente de la corporación municipal tuvo un marcado carácter descentralizador e inversor, aunque sus detractores, más alineados con la política neoliberal del presidente Lacalle, tacharon de populistas gran parte de sus iniciativas. El Frente Amplio sumó nuevos socios para afrontar la campaña electoral de 1994 y presentó sus listas bajo el paraguas de la coalición Encuentro Progresista. De este modo, Tabaré Vázquez, candidato del FA, se reconvirtió en candidato presidencial del EP. Abandonó su responsabilidad en la alcaldía para concentrarse en la campaña y logró la victoria individual en los comicios aunque, con la aplicación de la ley electoral vigente [Ley de Lemas], la suma de las candidaturas del Partido Colorado concedían el triunfo y la presidencia a Julio María Sanguinetti. Los resultados también fueron muy favorables para la coalición izquierdista en las legislativas y el EP-FA logró un nivel de representación parlamentaria similar al obtenido por colorados y blancos.

Tabaré Vázquez estaba convencido de que reorientando la tendencia de su bloque político hacia posiciones de centroizquierda, su fórmula electoral rompería con el tradicional bipartidismo y colocaría a un político progresista en la jefatura del Estado uruguayo. No se equivocó a largo plazo aunque, en el camino hacia ese objetivo, fueron muchas las crisis internas desatadas entre posiciones casi irreconciliables dentro de la coalición. En diciembre de 1994, Vázquez fue elegido presidente del EP y, dos años después, también asumió la presidencia del Frente Amplio. En noviembre de 1998, el líder de la izquierda uruguaya, a quien las encuestas colocaban como el político mejor valorado del país, fue reelegido presidente del FA. En los meses siguientes, y tras imponerse con autoridad en las primarias del partido, la Convención Nacional del EP-FA le proclamó candidato a las presidenciales de 1999, las primeras que iban a disputarse a doble vuelta y por candidatura única, tras la reforma electoral que eliminó la Ley de Lemas.

Pese a su condición de claro favorito, Vázquez tenía difícil ganarse la confianza de las clases medias-altas del país y el entramado empresarial, que aún recelaban del discurso izquierdista del candidato. Disputada la primera vuelta el 31 de octubre de 1999, el socialista se impuso con el 38,5% de los votos, más de 7 puntos por encima del candidato colorado, Jorge Luis Battlle, y 17 más que el blanco Lacalle. La victoria fue dulce pero insuficiente porque, tal y como pronosticaron los expertos, el voto útil conservador se concentró de forma masiva en la lista de Batlle y Vázquez perdió el mano a mano de la segunda vuelta. Los colorados mantuvieron el control de la presidencia pero las legislativas y municipales impulsaron la presencia de los progresistas en las instituciones del Estado.

De nuevo la conquista del electorado centrista y de la izquierda moderada se imponía como condición necesaria para, al tercer intento, lograr la banda presidencial para Tabaré Vázquez. El trabajo de captación fructificó en diciembre de 2002 con el ingreso del partido socialdemócrata Nuevo Espacio en el EP y la firma del acta fundacional de la ampliada coalición EP-FA-NM [Nueva Mayoría]. Aquel año resultó especialmente complicado para el Gobierno uruguayo y su política monetaria, afectada por los efectos colaterales de la debilidad financiera de sus vecinos argentinos y brasileños. Esta circunstancia, salvada in extremis con una aportación extraordinaria del FMI, dejó tocada de muerte la popularidad del presidente Batlle.

El 21 de diciembre de 2003, y por tercera vez consecutiva, Vázquez presentó su candidatura a la presidencia de la República al frente, esta vez, del EP-FA-NM. El programa electoral sostenido sobre siete pilares para el desarrollo de un país social, productivo, estable, innovador, democrático, integrado y cultural convenció mayoritariamente a los uruguayos que en la primera vuelta de los comicios de 2004 concedieron a Tabaré Vázquez una victoria indiscutible. En la jornada del 31 de octubre, el líder del EP-FA-NM se adjudicó el 50,7% del sufragio y dejó sin opciones a sus máximos rivales, el blanco Jorge Washington Larrañaga y el colorado Guillermo Eduardo Stirling. La euforia progresista se desató aún más tras el recuento de las legislativas, que concedían a la coalición una mayoría absoluta histórica en las dos cámaras parlamentarias.

Además de a su perfil político, Vázquez debe buena parte de su popularidad a su faceta como directivo deportivo. Ferviente seguidor del Club Atlético Progreso, presidió el club entre 1979 y 1989.

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  • 0606 ISC