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LiteraturaBiografía

Vasconcelos, Jorge Ferreira de (¿-1585).

Lo que se sabe de la vida de este autor portugués no es demasiado. De hecho, su identidad ha llegado a ser confundida con la del poeta Jorge de Vasconcellos (de Vasco Gonçelos, según otras fuentes), incluido dentro del Cancionero de Resende. Como lugar de nacimiento de este autor se barajan las ciudades de Lisboa, Coimbra, Montemor o Velho. Sabemos que fue mozo de cámara del Infante D. Duarte hasta la muerte de éste en 1540, pues figura en la Relaçam dos Moradores que se realizó con tal motivo. Después, parece haber pasado a formar parte de la casa del Príncipe D. Juan, al que dedicó su Comedia Eufrósina y sus Triunfos de Sagramor. Tras la muerte de D. Juan en 1564, estuvo al servicio del que sería rey D. Sebastián, al que dedicó unas Obras Moraes que no han llegado a nosotros.

Fue escribano del tesoro y de la Casa de la India. Según Barbosa Machado, autor de la Biblioteca Lusitana, habría pertenecido a la Orden de Cristo y habría estado casado con Dª. Ana de Sousa (de Souto o de Silva, según otras fuentes), de la que habría tenido dos hijos: Paulo (muerto en el desastre de Alcazarquivir) y Briolanja, que se habría casado con D. Antonio de Noronha. Aunque las noticias de Barbosa Machado no son de fiar, sí que podemos atestiguar la existencia de Noronha, editor de las obras de su suegro. Asimismo, parece ser cierta la muerte del hijo en Alcazarquivir, toda vez que la no publicación de Aulegrafia en vida del autor se debe, según Noronha, a una desgracia que no menciona por ser sobradamente conocida. La magnitud del desastre de Alcazarquivir, así como las fechas, han hecho pensar a la crítica en la posibilidad de que, en efecto, el hijo del autor estuviera entre los desaparecidos en la batalla. Se especula también con la posibilidad de que nuestro autor estudiara en Coimbra. Es evidente su presencia en esta ciudad, aunque parece que no estuvo en ella como estudiante, sino como servidor de la casa de Aveiro.
De su obra destacaremos, en primer lugar, las tres comedias que redactó dentro del estilo de La Celestina de Fernando de Rojas. Son éstas: Comedia Euprósina (1551), ya citada, la Comedia Ulyssipo (1618) y la Comedia Aulegraphia (1619), que suponen el trasvase de la materia celestinesca a la lengua portuguesa. De ellas, la primera, que ha sido la más estudiada por la crítica, dividida en cinco actos subdivididos en numerosas escenas, como corresponde al género, fue traducida al español por el capitán Fernando de Ballesteros y Saavedra, que figuró en la edición como simple editor. Presenta Eufrósina un mundo abigarrado y complejo al que corresponde una lengua plagada de dichos, refranes y cantares, algunos de ellos, los de la escena equivalente a la del huerto de Melibea, en español. Es interesante señalar que la diferencia de clase entre los dos enamorados, supuesta por parte de la crítica para la obra de Rojas, está explícitamente tratada en la obra que nos ocupa. Así, la inferior clase del galán le lleva a tratar de llegar a su amada a través de una prima suya que la sirve, en lugar de enviarle una tercera que, fuera del ambiente alucinado en que vive el Calisto de Rojas, hubiera resultado poco menos que increíble.
En consonancia con tal forma de plantear la situación, el final no es trágico, sino moral: frente al matrimonio feliz de los personajes virtuosos, Eufrósina y Zelótipo, el burlador y tercero Cariófilo será obligado a casarse con una muchacha con la que ha sido sorprendido y de la que se ha enamorado. Con ello, se separa Vasconçelos del sentido trágico del original para mostrar un enredo principalmente amoroso. Forma parte de ello la frecuente apelación a elementos de la teoría amorosa del Renacimiento a lo largo de las conversaciones entre el galán y su confidente, aspecto que, casi ausente del original de Rojas, será retomado por Lope de Vega para La Dorotea. También se acerca la obra de Lope a la de Vasconçelos en el hecho de disminuir la importancia del papel de la tercera, que en el presente caso se disuelve en cuatro personajes: la tercera Filtra, utilizada por Cariófilo para conseguir amores de poca monta, el propio Cariófilo, que suple con su atrevimiento la cortedad de Zelótipo; Silvia, criada de Eufrósina y prima de Zelótipo, que media en sus amores de forma honesta, dada la buena familia de la que procede; y, finalmente, Filotimo, amigo del padre de Eufrósina ,que convence a éste para que case a los enamorados. En dos de los personajes precedentes perviven rasgos de algunos otros de las Celestinas previas. Así, Silvia recuerda a la Poncia de la de Feliciano de Silva, en tanto que Cariófilo retoma aspectos del bravucón Centurio en la obra de Rojas.
Las otras dos mantienen parecida división y, asimismo, parecido ambiente. En la tercera resultan destacables tres personajes españoles burlescos que hablan en nuestra lengua. Son los tales una joven prostituta (Sevillana), que debe bastante de su creación a la Areúsa de Fernando de Rojas, un lacayo hablador y un hidalgo pobre. No es otro el caso de lo que acontecerá con los portugueses en nuestro teatro: la utilización de tópicos caricaturescos será constante a lo largo de ambas centurias. Resulta de interés, por cuanto supone una convivencia de ambas literaturas, el hecho de que tanto en Euphrosina como en Ulyssipo utilizara Ferreira de Vasconçelos materiales procedentes de las Cartas de Refranes de Blasco de Garay y de La Celestina de Feliciano de Silva. No obstante, debemos tener en cuenta que la escritura de Vasconçelos supone un doble rechazo: en primer lugar, y dentro del elogio del vulgar propio del XVI, al latín y, en segundo, frente a la invasión de las letras portuguesas por parte del castellano, lengua utilizada por poetas como Camoêns o Sâ de Miranda. De esta manera, Vasconçelos realiza una obra que permitirá al portugués despegarse de la moda castellanizante y caminar por senderos propios mucho antes que el resto de las restantes lenguas peninsulares, toda vez que al apego por el vernáculo no se sigue un apego temático o formal, como sucederá en el caso de la literatura catalana, sino que busca crear una literatura como la que conoce y admira, en castellano. No es de extrañar, por tanto, que en Ulyssipo mencione elogiosamente a Garcilaso de la Vega, al tiempo que hace de Encina, Mena o Garcí Sánchez de Badajoz las misma críticas que se podían hacer en España a la poesía del XV.
Son también obra suya unas Obras Moraes, que no han llegado hasta nosotros y que parecen haber contenido un Coloquio sobre o Psalmo 60 y un Diálogo das grandeças de Salomâo. Tampoco han llegado a nosotros una comedia titulada Peregrino, el Memorial das proezas da segunda Tavola Redonda y un Colloquio sobre perros. Sí que tenemos, en cambio, su libro de caballerías Triunfos de Sagramor (1554), que parecen ser una segunda versión del perdido Memorial.

Bibliografía

  • LIDA DE MALKIEL, Mª. Rosa, La Originalidad artística de "La Celestina". Buenos Aires, 1962.

  • MENÉNDEZ Y PELAYO, Marcelino, Orígenes de la Novela, T. IV, Madrid, 1968.

  • SUBIRATS, Jean, Jorge Ferreira de Vasconçelos; visages de son oeuvre et de son temps, 2 vols., Coimbra, 1982.

Gerardo Fernández San Emeterio.

Autor

  • G.F.S.E.