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PinturaBiografía

Tufiño Figueroa, Rafael (1922-VVVV).

Pintor, grabador y cartelista puertorriqueño, nacido en Brooklyn (Nueva York) el 30 de octubre de 1922. Siendo muy pequeño, su familia se trasladó a Puerto Rico y vivió en la barriada La Perla, del viejo San Juan.

Plasmó en sus lienzos las escenas y los rostros de los desposeídos en una vida cotidiana marcada por la pobreza como consecuencia de la Gran Depresión norteamericana de la década de 1930 y la situación política de la isla colonizada por Estados Unidos.

Ya en la adolescencia demostró su magnífico talento pintando rótulos comerciales en el taller de Juan Rosado, lo que hacía para ayudar a su familia.

En 1943, ante el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, fue reclutado, como miles de boricuas, para servir en el ejército norteamericano; fue asignado a Panamá.

Tres años después, regresó a Nueva York y de allí decidió marcharse a México, tierra fecunda en grandes artistas de fama internacional, como Rivera, Orozco, Siqueiros, etc. Se matriculó en la Academia de San Carlos, y asistió a los cursos de dibujo del maestro Rodríguez Luna, y de pintura y grabado con Chávez Morado, Leopoldo Méndez y Alfredo Zalce.

En 1950 regresó a Puerto Rico y entró a formar parte del Taller de Artes Gráficas de la División de Educación a la Comunidad. Ese mismo año, colaboró con la organización del Centro de Arte Puertorriqueño, puntal en la historia de la gráfica puertorriqueña. A los pocos meses, Tufiño obtuvo un premio por su cuadro La Perla, en el Concurso de Arte Puertorriqueño celebrado en marzo de 1951. Posteriormente se incorporó a los talleres del Instituto de Cultura Puertorriqueña, fundado en 1957 y dirigido hasta 1973 por el prestigioso Lorenzo Homar. Fue el comienzo de muchos otros galardones y triunfos y sobre todo el reconocimiento por parte del pueblo y las instituciones culturales de sus obras como expresiones auténticas de la nacionalidad puertorriqueña.

Sus lienzos, grabados, ilustraciones, dibujos y carteles expresan imágenes de la tierra puertorriqueña, ambientes, tradiciones y la figura del puertorriqueño común y trabajador, escenas que le fueron tan familiares desde su infancia.

Su obra se distingue por la fuerza del color y la línea, y su estricto concepto de la composición y el equilibrio. Su creación pictórica y gráfica son indudablemente el reflejo del alma puertorriqueña.

Autor

  • Sánchez