Mariano Domingo Traggia y Uribarri (s. XVIII-XIX): Un Marqués del Palacio en la Guerra de Independencia

Mariano Domingo Traggia y Uribarri (s. XVIII-XIX): Un Marqués del Palacio en la Guerra de Independencia

Introducción y primeros años de Mariano Domingo Traggia y Uribarri

Mariano Domingo Traggia y Uribarri nació en Zaragoza en la segunda mitad del siglo XVIII. Su vida estuvo marcada por una dedicación a la defensa de España durante la Guerra de Independencia, así como por su participación activa en la política y en las instituciones literarias y académicas de su tiempo. Hermano de Manuel de Santo Tomás Traggia, quien también se distinguió como caballero de Santiago y gobernador militar en 1793, Mariano inició su carrera en un contexto familiar donde el servicio a la corona española era un valor central.

Desde sus primeros años, Mariano mostró una inclinación hacia el ámbito militar, involucrándose en la defensa del territorio español en tiempos de conflicto. A lo largo de su vida, fue testigo de los grandes cambios políticos y bélicos que se dieron en España, especialmente durante la invasión napoleónica. Su papel como defensor de la causa fernandina y su capacidad de tomar decisiones en momentos críticos lo convirtieron en una figura relevante en la historia militar y política de la época.

Carrera militar y política en los primeros años de la Guerra de Independencia

Nombramiento como gobernador y mariscal de campo

A medida que la situación en España se deterioraba con la invasión francesa, Mariano Domingo Traggia y Uribarri desempeñó un papel cada vez más importante en la defensa del territorio. En 1808, fue nombrado gobernador militar y político de Mahón, una posición clave para garantizar la seguridad de las Islas Baleares, especialmente de Menorca. Como parte de su estrategia, Traggia se alineó con las fuerzas británicas, ya que Inglaterra estaba comprometida en la lucha contra Napoleón, y firmó un tratado con ellos el 27 de junio de 1808, en el cual se comprometían a la conservación y defensa recíproca de la isla. Esta acción le valió la calificación de aliado tanto de los ingleses como de los españoles.

Además de su labor en Mahón, Traggia también fue nombrado mariscal de campo, un rango que le permitió asumir mayores responsabilidades en el ámbito militar. Su capacidad para organizar la resistencia contra las fuerzas napoleónicas fue destacada por varios contemporáneos, quienes reconocieron su liderazgo en un momento crítico de la guerra.

La defensa de la causa fernandina

Durante estos años, Traggia no solo desempeñó una función militar, sino también una función política importante. El contexto político de la época estaba marcado por la invasión francesa y la imposición del hermano de Napoleón, José I, como rey de España. Mariano Traggia se alineó firmemente con la causa fernandina, defendiendo la restauración del legítimo rey, Fernando VII. En su correspondencia, Traggia se calificaba como un «español incorruptible», dejando claro su posicionamiento frente a los invasores franceses y su determinación por preservar la soberanía española.

Una de sus intervenciones más notables fue en respuesta a los «insidiosos papeles» del conde de Ezpeleta, quien había cuestionado la lealtad de ciertos sectores de la sociedad española. Traggia no dudó en defender la postura pro-ferdinandista y la necesidad de resistencia a la ocupación extranjera. Este tipo de intervenciones políticas le permitió ganar apoyo y consolidar su figura como un líder decidido en tiempos de crisis.

La junta de Lérida y sus esfuerzos en Cataluña

Nombramiento como Capitán General de Cataluña

A medida que la guerra avanzaba y la situación se volvía más incierta, Mariano Traggia asumió responsabilidades aún más importantes en el campo de la defensa territorial. En julio de 1808, fue nombrado Capitán General de Cataluña por la Junta de Lérida, cargo desde el cual se trasladó a Tarragona para continuar con sus esfuerzos bélicos. Su nombramiento como líder de las fuerzas de Cataluña le otorgó una notable influencia en la lucha por la defensa de la península.

Desde Tarragona, Traggia continuó promoviendo la cooperación con los ingleses y reforzó la resistencia contra las tropas francesas. En su carta fechada en Vilafranca el 10 de octubre de 1808, Traggia mostró su preocupación por la suerte de fray Baudilio de San Boy, un religioso que había sido arrestado por los franceses, y destacó su compromiso con la resistencia católica frente al invasor. Esta carta fue publicada más tarde en los periódicos, lo que ayudó a consolidar la imagen de Traggia como un líder comprometido con la causa nacional.

Correspondencia con Duhesme y fray Baudilio de San Boy

La correspondencia de Traggia con figuras clave del conflicto, como el general francés Duhesme, fue un testimonio de su estrategia tanto militar como diplomática. En una de sus cartas, se hacía eco de los esfuerzos por salvar a fray Baudilio de San Boy, lo que no solo reflejaba su compromiso con la resistencia, sino también su vinculación con la iglesia y las instituciones religiosas, que desempeñaron un papel central en la lucha contra la ocupación francesa.

En diciembre de 1808, la Junta Central designó a Traggia para que defendiera la entrada de los enemigos en Andalucía, lo que dejó claro que su habilidad para gestionar operaciones de gran escala lo había convertido en una figura fundamental en la estrategia militar española.

El reconocimiento a José I y el plan para levantar las provincias del interior

A pesar de su firme postura en defensa de Fernando VII, en 1809 se sugirió que Traggia reconoció a José I, el rey impuesto por Napoleón. Sin embargo, este episodio no mermó su reputación entre aquellos que aún apoyaban la causa de la independencia española. Al contrario, Traggia propuso un plan para levantar a los pueblos de las provincias de Soria, Guadalajara, Señorío de Molina y Aragón. Este plan tenía como objetivo reunir a los soldados dispersos y desertores que se encontraban en la región para formar un ejército con el que expulsar a las fuerzas invasoras.

Esta propuesta de levantamiento popular mostró su capacidad para movilizar y organizar a los recursos humanos disponibles, un esfuerzo crucial en un momento en el que las fuerzas españolas se encontraban dispersas y debilitadas por la invasión francesa.

La controversia y la marcha hacia la defensa de Andalucía y Valencia

Plan para levantar los pueblos del interior de España

A medida que la guerra se extendía por la península ibérica, la situación de España se volvía cada vez más desesperada. Mariano Traggia, consciente de la necesidad de reforzar las fuerzas patriotas, presentó un ambicioso plan para levantar a los pueblos de las provincias de Soria, Guadalajara, el Señorío de Molina y Aragón. El objetivo era reunir a los soldados y oficiales dispersos y desertores en esas regiones, con la esperanza de formar un ejército capaz de hacer frente a las fuerzas napoleónicas.

El plan de Traggia, aunque basado en una idea de resistencia popular, no contó con el apoyo necesario para ser ejecutado con éxito. A pesar de sus esfuerzos, la falta de recursos y coordinación entre los distintos frentes bélicos hizo que la propuesta de Traggia fuera vista con escepticismo por algunos sectores de la sociedad y las autoridades militares.

Su visión de la guerra y su lucha contra la ocupación francesa

Mariano Traggia no solo se dedicó a la organización de fuerzas, sino también a la motivación del pueblo español para que se uniera en la lucha. En sus proclamas, se mostró como un firme defensor de la causa española, tanto en términos militares como religiosos. En sus mensajes, Traggia elevó la lucha contra los franceses a una guerra de principios, en la que España no solo defendía su territorio, sino también su fe y sus valores cristianos.

Un ejemplo de esta perspectiva es su famosa proclama de 1811, en la que hablaba con fervor de la «guerra de religión» y exhortaba a los valencianos a confiar en el gobierno legítimo y a combatir con todas sus fuerzas. En ella, Traggia apelaba al sacrificio y a la perseverancia, destacando el espíritu heroico de las regiones de Aragón, Valencia y Cataluña. Con una fuerte carga de patriotismo y religiosidad, concluía su discurso con un enérgico «O vencer o morir», lema que representaba su actitud ante la invasión.

Los conflictos internos y la pérdida de la confianza en su liderazgo

La crisis de 1810 y su arresto

A pesar de su ferviente lealtad a la causa española y de su constante lucha en el frente militar, Mariano Traggia experimentó una serie de conflictos internos que afectaron su carrera. En octubre de 1810, durante un período de tensión política, Traggia fue nombrado regente suplente del Reino en un acto simbólico que reflejaba el caos que reinaba en las instituciones españolas. Sin embargo, su juramento al cargo estuvo marcado por condiciones que sus superiores no aceptaron, lo que resultó en su arresto y la destitución de su cargo.

La situación de Traggia se complicó aún más cuando las Cortes decidieron que había perdido la confianza de la Nación para ocupar el puesto de Capitán General de Aragón, un golpe significativo a su imagen y reputación. Sin embargo, a pesar de estas controversias, Traggia fue absuelto de los cargos y, ya en noviembre de 1810, recibió el nombramiento de Capitán General de Valencia.

Nombramiento como capitán general de Valencia

La designación de Traggia como Capitán General de Valencia representó una nueva oportunidad para reafirmar su posición en la lucha contra las tropas napoleónicas. En su nuevo puesto, Traggia continuó con su tarea de mantener la moral alta entre los valencianos y los soldados, y de mantener la unidad frente al invasor. Sus proclamas a la población y sus estrategias de defensa se hicieron más contundentes, buscando consolidar un frente resistente frente a las fuerzas francesas que cada vez ganaban más terreno.

Sin embargo, el desafío que enfrentaba Traggia no solo era militar, sino también social y político. Su estilo de liderazgo, a veces autoritario, y sus decisiones en materia económica y logística no fueron bien recibidos por todos. En particular, sus exigencias a la provincia de Extremadura y los altos gastos asociados con su administración crearon cierto descontento entre la población local y las fuerzas bajo su mando.

El final de su carrera y sus últimos años

Relaciones con las Cortes y la Inquisición

A lo largo de su carrera, Traggia mantuvo una relación estrecha con las instituciones políticas de su tiempo, en particular con las Cortes de Cádiz, que desempeñaron un papel crucial en la organización de la resistencia española frente a Napoleón. Fue uno de los firmantes de la «Representación de los militares en favor de la Inquisición», un documento que mostró su lealtad tanto a la causa nacional como a la Iglesia Católica.

A pesar de sus esfuerzos por mantenerse en el centro de la política y la lucha contra la invasión, Traggia fue constantemente objeto de críticas. Algunos lo acusaron de ser un hombre de grandes ambiciones y de actuar en su propio beneficio, más que por un verdadero compromiso con la causa nacional.

Su discurso en Extremadura y los escándalos financieros

La situación de Traggia empeoró cuando asumió el cargo de Capitán General de Extremadura. Su discurso de inauguración fue considerado por muchos como una muestra de excesivo amor propio y de una falta de conexión con la realidad de la región. En su discurso, Traggia pidió nuevos sacrificios a la población, pero a la vez, hizo alarde de su posición social, mencionando que solo tomaría lo que le correspondía para mantenerse, a pesar de que su familia era numerosa.

Además, durante su mandato en Badajoz, se generaron rumores sobre su gestión financiera. Traggia fue acusado de tomar una gran cantidad de dinero para su propio beneficio, mientras que el ejército sufría carencias. Los pasquines que aparecieron en las paredes de la ciudad en diciembre de 1812 denunciaban su comportamiento, señalando que había tomado medio millón de reales y disfrutado de un trato de lujo mientras las tropas pasaban penurias. Estos escándalos mancharon su reputación y contribuyeron a su caída.

Vida personal y legado

Su matrimonio con Rita Gil y Rojas y su título de Marqués del Palacio

En el ámbito personal, Mariano Domingo Traggia se casó con Rita Gil y Rojas, marquesa del Palacio desde 1792, lo que le permitió adoptar dicho título nobiliario. La unión con Rita, viuda en 1816, dejó una huella en su vida, ya que fue parte de su ascenso social y de la consolidación de su figura dentro de la nobleza española. Su vida familiar estuvo marcada por la conexión con los círculos de poder y la búsqueda de un estatus elevado en la sociedad.

El impacto de su carrera y su legado en la historia de España

A pesar de los altibajos y las controversias que marcaron su carrera, Mariano Domingo Traggia y Uribarri jugó un papel relevante en los primeros años de la Guerra de Independencia española. Su esfuerzo por organizar la resistencia, su lealtad a la causa de Fernando VII y su participación en diversas instancias políticas y militares dejaron un legado que, aunque oscurecido por los escándalos de su administración, sigue siendo un capítulo importante en la historia de España durante la invasión napoleónica.

Su figura, como marqués y militar, fue central en un período de profunda agitación, y aunque sus errores de gestión fueron notables, su contribución al esfuerzo bélico no puede ser pasada por alto.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Mariano Domingo Traggia y Uribarri (s. XVIII-XIX): Un Marqués del Palacio en la Guerra de Independencia". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/traggia-y-uribarri-mariano-domingo-marques-del-palacio [consulta: 2 de octubre de 2025].