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PinturaBiografía

Tiziano (1490-1576).

Vecellio Tiziano.

Pintor italiano, nacido en Pieve di Cadore en 1490 (antes se creía que había nacido en torno a 1475, dato rebatido por la critica moderna) y muerto en Venecia en 1576. Su nombre completo era Tiziano Velleci.

Tiziano fue una de las figuras más destacadas de la escuela de pintura veneciana del siglo XVI, pese a que su actividad superó con mucho los límites de Venecia. Trabajó para los príncipes de toda Italia y las monarquías europeas, hecho que ha determinado que su obra se pueda contemplar en casi todos los grandes museos del mundo. Además la carrera de Tiziano muestra otras grandes características: su dilatación en el tiempo, su enorme producción, y su capacidad continua de renovación.

Hijo de Gregorio Vecellio, fue el segundo de cinco hermanos de una de las familias más importantes de Pieve. A los nueve años, junto a su hermano Francesco, fue enviado a Venecia. Ingresó en el taller de Giovanni Bellini con el que recibió su primera educación artística, y posteriormente en el de Giorgione, cuya influencia se deja sentir en una de sus primeras obras, Orfeo y Eurídice.

De 1508 data la primera intervención conocida de este artista, colaboró con el maestro en los frescos de Fondaco dei Tedeschi, de los que sólo quedan algunos fragmentos como la Justicia, donde Tiziano se muestra ya con una personalidad formada, su fuerte temperamento se inclinaba más a un tono heroico que al lirismo propio del maestro.

Una epidemia de peste en 1510 obligó al artista a abandonar Venecia y pasar a Padua. Así se produce su primera obra individual fechada en 1511, los Milagros de San Antonio de Padua, de la Scuola del Santo en Padua, donde además de la influencia de Giorgione muestra el conocimiento de Durero, que había estado en Venecia unos años antes.

En 1513 rehusó la invitación de Pietro Bembo para pasar a Roma, y volvió a Venecia donde la muerte de Giorgione en 1510 le había dejado dueño del ambiente pictórico. Allí abrió su propio taller. De esta primera época de juventud son obras de gran aire monumental en las que Tiziano muestra su superación de la pintura de Giorgione, aunque no olvida, ni esconde, su influencia; entre ellas destacamos San Pedro y el Obispo Pesaro, conservada en Amberes, San Marcos y cuatro santos, de Venecia, o el Noli me tangere de Londres. A ellas se podrían añadir otras que la crítica vacila en atribuir a Tiziano o a Giorgione, como La adúltera, de Glasgow, el Concierto, de Pitti, o el Concierto campestre, del Louvre. Estas obras son propias de la temática de Giorgione, aunque su realización se caracteriza por una composición más dinámica y enérgica, y un sentido cromático suntuoso y expresivo, propio de Tiziano.

Giorgione había muerto demasiado joven para cosechar todos los éxitos conseguidos con su pintura, y sus experiencias son llevadas a las máximas consecuencias por Tiziano. Giorgione era delicado e introspectivo, Tiziano tenía un carácter sanguíneo inmediato que se traslucirá en su obra. No busca la paz del mundo, sino las fuerzas que lo animan, representando al amor, la inteligencia y las pasiones. Se muestra apegado a la vida en todas sus manifestaciones. Al ser comparado con Rafael, se ha dicho que, mientras éste nos muestra una visión de la Antigüedad clásica como un mundo de placer y diversión donde los dioses ejercen su actividad benéfica sobre los hombres, Tiziano insiste más en sus placeres sensuales e incluso eróticos, y contrapone la serenidad rafaelesca con la pasión y el movimiento.

Su estudio cromático y lumínico está heredado de las obras de Giorgione, supera los cánones que había impuesto Rafael e iguala en el color la maestría de Miguel Ángel en el dibujo. Esta característica le permitirá desdeñar todas las reglas tradicionales de la composición, y contar exclusivamente con el color para restablecer la unidad rota aparentemente.

La obra tizianesca va a evolucionar desde la serenidad clásica de las primeras obras hasta una inquietud propia del gusto manierista. En ella se pueden distinguir seis fases diferenciadas.

Primera fase: 1510-1515

En una primera fase, que alcanza hasta aproximadamente 1515, sus obras, incluidas las de juventud ya reseñadas, estarán llenas de un sentimiento lírico y sereno, que denota la profunda influencia de Giorgione. Sin embargo, en ellas ya aparece una identidad propia, mediante la confrontación de los modelos antiguos y los contactos con los grandes maestros, Rafael y Miguel Ángel. Esta época culmina con el tratamiento dado a temas alegórico-profanos como Las tres edades del hombre, de 1513, o Amor sacro y Amor profano, de 1514. En esta última, realizada con ocasión de las bodas de Nicolo Aurelio y de Laura Bagarato, mezcla elementos paganos con elementos cristianos, e interpreta de una forma muy personal el arte de Giorgione, con una mayor riqueza expresiva y una gama cromática más cálida. Está considerada una de las obras maestras de Tiziano, donde destacan características propias de la pintura de este artista, una equilibrada composición, formas ampulosas y una densa atmósfera cromática.

Adoración de los pastores. Tiziano. Italia.

Segunda fase: 1516-1530

En su segunda fase Tiziano se muestra totalmente libre y afirmado en su propia personalidad frente al maestro. Todas las pinturas de este período desprenden una fuerte carga vital, sus imágenes vibran con dramática potencia, hermosas y dotadas de brillantes colores. Entre 1516 y 1518 pintó, por encargo del prior de la iglesia veneciana de Santa María Gloriosa dei Frari, escenas como Conversación Sagrada o la Anunciación, de 1518, obra que consagró a Tiziano, entre sus contemporáneos, como el más grande de los pintores de la República de Venecia. En ella, el artista abandonó la blandura de las formas de Giorgione para conseguir un clasicismo más robusto y formas de expresión más vitales y personales. También se aprecian en este período formas monumentales, influidas por los avances que en ese momento están realizando en Roma figuras como Rafael o Miguel Ángel, que muestran un temperamento grandioso y dramático en las posturas y gestos de las figuras, armonizado con las sinfonías del color. Este espíritu aparece en sus dos Bacanales, Ofrenda a Venus y Los Andrii, conservadas en el Prado de Madrid, y pintadas entre 1518 y 1519 para Alfonso de Este, duque de Ferrara, que le había encargado varios cuadros de tema mitológico y profano.

La Bacanal es un tema que le sirve como pretexto para pintar el desnudo con un concepto pagano y sensual. Esta obra, junto a la anterior, fueron regalada en 1639 a Felipe IV por el cardenal Ludovico Ludovisi.

En 1523 realizó su tercera Bacanal, Baco y Ariadna (o el Triunfo fe Baco), conservada en la National Gallery de Londres. Perteneciente a la serie de obras paganas de Alfonso de Este, pone en evidencia su profunda cultura clásica, ya que se inspira en Catulo y Ovidio; refleja un plasticismo inspirado en Miguel Ángel, que vuelve a aflorar de forma más evidente en el Políptico Averoldi, del mismo año. Al mismo tiempo el artista se va afirmando como un retratista inigualable; en un primer momento sigue las directrices de Giorgione, para luego crear una forma propia de hacer retratos: figuras individuales, de media figura y con las manos visibles, en los que plasma la profundidad psicológica en un plano ideal, además de dejar clara su posición social. De este momento son El Caballero de Malta, Vicenzo Mosti (1520; Pitti) o el Hombre del guante.

Tiziano. Baco y Ariadna (1523).

En 1525 contrajo matrimonio con Cecilia, con la que mantenía relaciones amorosas desde hacía tiempo y con la que ya había tenido dos hijos: Pomponio y Orazio. En 1526 terminó la Virgen de la familia Pesaro, encargada en 1519 por Jacopo Pesaro para Santa María dei Frari, donde desarrolla un esquema de gran monumentalidad y donde los componentes de la familia Pesaro, donantes en torno a la Virgen, son auténticos retratos, captados con una extraordinaria naturalidad, que recogen todas sus experiencias sobre el retrato.

Tercera fase: 1530-1540

Su tercera fase se extiende de 1530 a 1540. Frente a la vitalidad de su etapa anterior, el artista parece replegarse sobre sí mismo, como en una especie de pausa contemplativa; sus temas testimonian una tranquila observación. Abundan los retratos y escenas narrativas sin pasiones dramáticas.

El año 1530 es decisivo para la vida y la obra de Tiziano, conoce al emperador Carlos V en Bolonia, con motivo de la coronación imperial. Carlos V se convierte en el gran mecenas del pintor que, a su vez, realizará importantes retratos del monarca. El primero de ellos, realizado en 1530, según cuenta Vasari, no se conserva. De 1532 es Carlos V con su perro (Museo del Prado), en el que aparece ya una idealización heroica propio del rango del retratado.

Son numerosas las obras realizadas durante estos años para la corte de Mantua, para la que pinta La Virgen del conejo, del Louvre, o Isabel de Este, retrato conservado en Viena, así como para las cortes de Urbino y Ferrara, con obras como Magdalena Penitente y La Bella. En ellas se ha reducido la influencia del clasicismo romano y emergen recuerdos de la educación con Giorgione, como se muestra en la Venus de Urbino, modelo inspirado directamente en la Venus de Giorgione, que combina doradas armonías con sfumatos en los contornos, y una palpitante sensualidad en la resolución del desnudo.

Tiziano. Andrés Gritti. Dux de Venecia en 1535.

Cuarta fase: 1540-1550

La cuarta fase se abre en 1540. Tiziano denota un alejamiento del naturalismo ilusionista, y se dedica a un arte espontáneo en el que el color se sobrepone a todo; abandona la concepción equilibrada y el sentido del color solar del Alto Renacimiento. Busca idénticos efectos de dramatismo y vigor realizados a través de una síntesis de color y luz que termina por absorber en sí el valor plástico y espacial. Técnicamente manifiesta un cambio y las obras pasan a ejecutarse con la técnica de manchas de color. Los claros y armoniosos colores que siempre había utilizado pasan a utilizarse con estridentes contrastes. De este período son importantes retratos como Carlos V a caballo y Paulo III con sus nietos, así como la serie de poesías pintadas para el rey Felipe II, de las cuales se conservan algunas en el Prado, como Venus y Adonis, Dánae, Diana y Andrómeda, reproducidas con frecuencia.

Período manierista: 1541-1545

En los últimos años se ha revalorizado en gran medida el período manierista. Tiziano, abierto a todas las experiencias y con una obra en continua evolución, no pudo ignorar por completo el movimiento manierista; pero hay que tener en cuenta que Tiziano es un hombre consciente y decididamente del Renacimiento, tanto por gusto como por cultura. Durante un breve espacio de tiempo, 1541-1545, cultiva un manierismo derivado de la versión más viril de Miguel Ángel. Cultiva nobles ensueños a la vez que construye realidades terrenales robustas que participan de violentas sensualidades. Ciertamente, no es inmune a la crisis espiritual que atormenta a la intelectualidad renacentista, crisis que hará que florezcan las manifestaciones manieristas, pero la superará en busca de espléndidos mitos que serán, más tarde y durante muchos años, un himno a la belleza y a la serenidad de la vida. De este período son obras como La visión de San Juan Evangelista, pieza central del techo de la Scuola de San Giovanni, y tres escenas bíblicas, procedentes del panel del Santo Spirito a Isola.

En 1545, Tiziano aceptó una invitación para marchar a Roma. Allí se puso en contacto directo con el arte clásico a través de las ruinas de la ciudad, y trabajó sin descanso. Pese al cálido recibimiento que le depararon y la multitud de atenciones, Tiziano no estaba a gusto y en 1546 volvió a Venecia. De esta etapa romana es la Dánae (1545, Nápoles), primera de toda una serie de este tema, y el Retrato de Paulo III con sus sobrinos.

En 1547 se traslada a Augsburgo, llamado por el emperador Carlos V, en esta ciudad, ayudado por su hijo Orazio, por su pariente Césare Vecelli, por Lamberto Sustris y Cristóbal Amberger, establece un activo taller para atender los encargos que le solicitaban los altos personajes reunidos en la ciudad con motivo de la Dieta. De este momento es el retrato de Carlos V en la batalla de Muhlberg y Carlos V sedente, donde abandona la retórica, en busca de una extrema sobriedad y sencillez y un acusado interés psicológico y expresivo. De este momento es también el magnifico retrato de Isabel de Portugal (1548), realizado sobre un modelo flamenco, cuando la emperatriz ya había muerto.

Tiziano. Carlos V en la batalla de Muhlberg. 1548.

Tiziano. Emperador Carlos V.

En octubre de 1548 Tiziano vuelve a Venecia y, a finales de ese año, pasa a Milán para retratar al futuro Felipe II. En 1550 nuevamente vuelve a Augsburgo, donde realiza un nuevo retrato de Felipe II.

La mayor fama de Tiziano entre sus contemporáneos se debe a su abundante producción como retratista. Realizados de forma sencilla y sin esfuerzo aparente, frente a los que se habían pintado anteriormente, sus retratos muestran personajes misteriosamente vivos, como en el Caballero inglés, o escenas de época como en Paulo III con sus nietos. En un primer momento define la tipología, de medio cuerpo y con giro de tres cuartos, mostrando las manos, para luego pasar a codificar la de cuerpo entero, presente en retratos como Calos V y Felipe II. Igualmente aborda el género del retrato de niños, tema totalmente abandonado por sus contemporáneos.

Tiziano. Duque de Alba.

Quinta fase: 1551-1559

La quinta fase de su pintura se inicia con su regreso de Augsburgo en 1551. En esta época tratará grandes temas religiosos y mitológicos, cuya expresividad de color coloca, a veces, en un segundo plano la búsqueda del dramatismo y la composición; los extraordinarios efectos de luz denotan influencias manieristas.

Al igual que Carlos V, Felipe II fue admirador de Tiziano al que encargó importantes obras, en 1552 Santa Margarita (conservada en el Escorial), o San Jerónimo, así como obras de tema mitológico, por ejemplo Venus y Adonis y Dánae (1553-1554; Museo del Prado), la primera inspirada en las Metamorfosis de Ovidio, y la segunda dentro del ciclo de Dánaes, donde alcanza las máximas cuotas de representación del desnudo femenino.

Tiziano. Alegoría de Lepanto y Felipe II. Museo del Prado. Madrid.

En 1559 realiza otra serie de pinturas mitológicas como El rapto de Europa (Museo Gardner, Boston), Diana y Acteón, y Diana y Calixto, donde comienza a despegarse de los detalles formales para iniciar una investigación en el proceso de desmaterialización de la luz y del color. Ésta va a ser la característica de su siguiente y último periodo.

Sexta fase: 1560-1576

La sexta fase corresponde al último período de su vida; en ella Tiziano, anciano, muestra una excepcional capacidad de renovación y superación de sí mismo y de la tradición establecida por él. Sus pinturas de los años más tardíos pierden poco a poco la materialidad y anticipan la técnica empleada por el impresionismo, con escenas en las que la antigua potencia de color parece como deshecha y corroída en su interior, mediante el contacto con la atmósfera. El espacio representará una visión personal, irracional, mística y religiosa.

La muerte de su esposa y de su íntimo amigo Pietro Aretino dejaron al pintor dentro de una angustiosa soledad que se va a reflejar en las obras de su último período, presente en obras como El entierro de Cristo (1566) o la Coronación de espinas (1570), donde abandona definitivamente los esquemas renacentistas por una atmósfera desolada y trágica.

De este momento son también obras como La ninfa y el pastor (1570), Adán y Eva (1570), Tarquinio y Lucrecia (1570), Marsias desollado o la Piedad de Santa María dei Frari, iglesia donde el pintor quería ser sepultado. Tiziano murió en Venecia el 27 de agosto de 1576, victima de la peste. Su última obra quedó interrumpida y fue terminada por Palma el Joven.

Tiziano. Cabeza de Vecchio.

Obras

Bacanal

El cuadro, pintado por Tiziano entre 1520 y 1521 y conservado actualmente en el museo del Prado, pertenece a una serie de tres bacanales, encargada al pintor por Alfonso d'Este, duque de Ferrara, para quien Tiziano había trabajado en 1516. La serie estaba formada por: Culto a Venus (1518-1519); Bacanal (1520-1521) y Baco y Ariadna (1522-1523).

El tema está sacado de las Immagini de Filóstrato, hecho importante ya que en la pintura veneciana no se había practicado la rememoración de obras admiradas en la antigüedad. La elección de las fuentes dependió del gusto del Duque de Ferrara. En la Bacanal se representa a los habitantes de la isla de Andros, dominados por Baco, según la descripción aportada por Filóstrato, y, siguiendo la tradición clásica, se representa a la Música y al Amor, en relación con la embriaguez.

Existen referencias a la escultura clásica, especialmente en el espléndido desnudo de mujer que aparece en primer plano, al tiempo que a la pintura del Alto Renacimiento. Una de las figuras masculinas está sacada de la Batalla de Cascina de Miguel Ángel.

Retrato ecuestre de Carlos V

Obra pintada por Tiziano durante su estancia en Augsburgo. De enero a octubre de 1548 Tiziano sólo realizó retratos, entre ellos el retrato ecuestre de Carlos V dirigiéndose a la batalla de Mühlberg, el 24 de abril de 1547, contra las tropas protestantes.

Se representa al retratado en una composición lateral propia del Renacimiento, en medio del paisaje. Tiziano muestra el ímpetu y la resolución del emperador, en una imagen majestuosa, en la que la dignidad imperial está magnificada por la alegoría de la lanza, referencia a la que hirió a Cristo, que identifica al emperador como miles christianus, salvador de la fe católica, atributo al tiempo de los emperadores romanos, por lo que Carlos V aparece también como el gran defensor del Imperio.
El rico colorido de la pintura veneciana se presenta en todo su esplendor a lo largo de la armadura y del paisaje, repleto de matices de una riquísima gama cromática.

La obra, conservada actualmente en el museo del Prado, llegó a España traída por María de Hungría y pasó a formar parte de las colecciones reales. Durante un tiempo estuvo en la Casa del Tesoro (1600) y el Pardo (1614), para en 1636 formar parte de las obras que adornaban el Salón Nuevo del Alcázar real.

Venus con un organista y Cupido

Fue realizada por el autor en torno a 1548, momento en que llega a Augsburgo y se la entrega al emperador Carlos V.
Es una obra en la que se mezcla el carácter alegórico con el mitológico, en ella se entrelazan dos temas que habían sido ya tratado por el pintor. Por una parte, la visión de Venus como símbolo del amor carnal, por otra la representación de los sentidos de la vista, mediante la representación del organista que admira a Venus, y del oído, por su dedicación a la música. El mito de Venus se entremezcla con la alegoría del disfrute de la belleza mediante los sentidos.
Esta misma temática había sido expuesta en la Venus de Urbino, posteriormente en la Venus de los Uffizi, en la versión de Berlín, donde el organista admira a Venus pero no toca música, y finalmente en la versión de Cambridge, en la que el organista se trasforma en un tañedor de laúd.
La preocupación por la belleza, tan propia de la cultura renacentista, en la que se había concedido la máxima supremacía al sentido de la vista, como órgano receptor de esa belleza, está aquí equilibrado con el de la vista, mediante la representación de la música, otra de las bellas artes.
Pero en este lienzo Tiziano no sólo plantea una discusión sobre la cultura estética, sino también una representación de la sensualidad, la mirada del organista, la desnudez de Venus, las figuras del jardín, todo hace referencia al amor carnal y sensual. La propia composición del cuadro y el colorido están en función de esa permanente referencia.

Carlos V regaló este cuadro al cardenal Granvela, y su sobrino, el conde Cantecroix, se lo vendió al emperador Rodolfo en 1600, quien a su vez se lo ofreció al rey de España Felipe III. En 1636 ya se encuentra en el Alcázar formando parte de las colecciones reales.

Alegoría a la batalla de Lepanto

El encargo de este gran cuadro fue hecho por Felipe II a Tiziano para conmemorar la victoria de las tropas españolas en la batalla de Lepanto, el 7 de octubre de 1571, y el nacimiento del príncipe Fernando heredero de la corona (falleció en 1578). Las medidas debían de ser las misma que el retrato ecuestre de Carlos V, ya que ambos lienzos, alegorías de victorias de monarquía, deberían colocarse enfrentados.
Si embargo en el lienzo se representa ante todo el nacimiento del príncipe y con él la exaltación de la monarquía. La alegoría de la batalla queda en un segundo plano, mientras que en el primero se muestra al rey, ante una rica mesa y en un solemne escenario arquitectónico, tomando a su hijo en los brazos y ofreciéndoselo a la victoria alada, que lleva la corona y la palma de la victoria. Panofsky puso de manifiesto cómo se representa en las miniaturas litúrgicas, en las que el primer domingo de Adviento, el sacerdote levanta un niño desnudo, que es el alma, a Dios. Felipe II, posiblemente el autor de la alegoría, se muestra en una metáfora bíblica, el rey como sacerdote.

Obra

Galería multimédia

Enlaces a Internet

http://sgwww.epfl.ch/RB/ICHIM97/english/titien.html: Tesoros artísticos.
http://www2.iinet.com/art/artists/artists1.htm: 65 obras de la artista.

Bibliografía

  • ALIAGA, J.: Tiziano. Alcobendas, 1995.

  • BALLESTEROS ARANZ, E.: Tiziano. San Sebastián de los Reyes, 1982.

  • CECCHI, D.: Tiziano y Venecia. Una vida y una ciudad. Barcelona, 1959.

  • CHECA CREMADES, F.: Tiziano y la monarquía hispánica: usos y funciones de la pintura veneciana en España (siglos XVI y XVII). Madrid, Nerea, 1994.

  • MARIAS FRANCO, F.: Tiziano. Madrid, 1994.

  • VALCANOVER, F. y CAGLI, C.: La obra pictórica completa de Tiziano. Barcelona, 1971.

  • WILDE, J.: La pintura veneciana: de Bellini a Tiziano. Madrid, Nerea, 1988.

E. Alegre Carvajal.

Autor

  • Esther Alegre Carvajal. modificado