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PolíticaEconomíaBiografía

Suances y Fernández, Juan Antonio. Marqués de Suances (1891-1977).

Político y economista español, nacido en El Ferrol el 20 de mayo de 1891 y muerto en Madrid el 6 de diciembre de 1971, que fue fundador y primer presidente del Instituto Nacional de Industria (INI), a cuyo frente permaneció durante veintidós años, desde su creación en 1941 hasta 1963, fecha en la que presentó su dimisión al general Franco, Jefe del Estado en aquel momento, por discrepancias con la política industrial emprendida por el reciente cambio de Gobierno.

Emprendió muy joven la carrera militar de marino, muy natural en su caso por la vinculación a la Armada de su familia. Era hijo de Saturnino Suanzes Carpeña, que perteneció al Cuerpo General de la Armada e intervino en la guerra de Cuba, y también los antecesores de su madre, Blanca Fernández Antón, pertenecían a otra conocida estirpe marinera.

Retirado tempranamente, el padre de Suanzes se dedicó a la enseñanza, estableciendo un centro de preparación al ingreso en la Escuela Naval, por el que pasarían el que habría de ser Jefe del Estado tras la Guerra Civil, Francisco Franco, y el propio Juan Antonio Suanzes. Ingresó en 1903 como aspirante en la Escuela Naval de El Ferrol con sólo doce años de edad, aunque la señalada era entre 13 y 17 años. Su buena preparación y precoz talento seguramente no excluyen la influencia de su propio padre, a lo que contribuyó el hecho de que debido a las pérdidas españolas en la guerra de Cuba se había duplicado el número habitual de plazas para aspirantes.

El inicio de la vida militar de Suanzes estuvo marcado por las consecuencias del desastre del 98 y el proceso de recuperación que España penosamente trataba de impulsar. Desde el punto de vista naval coincide con la Ley de Organizaciones Marítimas y Armamentos Navales de 1907, aprobada finalmente en 1908 como “Ley Ferrándiz”, que contemplaba la construcción de una nueva escuadra con tres acorazados y otros tres destructores, veinticuatro torpederos, cuatro cañoneras y diez guardacostas. El concurso abierto para la amplia tarea fue adjudicado, no sin polémica, a un grupo industrial vasco, respaldado por la inglesa Vickers, que acabaría creando al efecto la Sociedad Española de Construcción Naval. La Naval, como se la conoció más tarde, sería andando el tiempo el núcleo de la experiencia industrial de Suanzes.

Durante su vida militar ocupó diversos destinos en el Cuerpo General de la Armada; en 1912, su actuación en el incidente del buque Reina Regente, que estuvo a punto de hundirse frente a las costas de Marruecos, le mereció el ser distinguido con la Cruz del Mérito Militar y la Cruz del Mérito Naval, ambas con distintivo rojo y de primera clase. El desarrollo del programa naval de la Ley Ferrándiz llevó a restaurar el antiguo Cuerpo de Ingenieros de la Armada, creado en 1770. Para poder atender las nuevas necesidades se constituyó en 1914 la Academia de Ingenieros y Maquinistas de la Armada, a cuyo ingreso podían acceder los oficiales del Cuerpo General. Suanzes se acogió como alférez de navío a esta facultad y, así, ingresó en 1915 en la nueva Academia. De su promoción formaría parte el también marino Nicolás Franco Bahamonde, hermano del que habría de ser más tarde Jefe del Estado. Completados sus estudios en 1917, causó baja en el Cuerpo General y fue promovido al empleo de capitán del Cuerpo de Ingenieros de la Armada.

Ocupó como tal diversos destinos, entre ellos el de profesor de la Escuela Naval. Contrajo matrimonio con una de las hijas del almirante Pedro de Mercader y Zufía, Joaquina. Atraído por las posibilidades de la nueva arma submarina solicitó realizar el curso de especialistas en esta materia en la escuela existente en Cartagena, a donde llega ya como comandante de Ingenieros. La demanda de especialistas capacitados que genera la restaurada construcción de buques, a la que la nueva Ley Miranda, complementaria de la anterior Ferrandis, incorporó dos acorazados y dos cruceros ligeros, hace a los astilleros españoles fijar sus ojos en las hombres más capacitados de la Armada. La Naval no dejó escapar la oportunidad de incorporar a un hombre que venía ya precedido de prestigio desde sus años de formación como ingeniero y le propuso hacerse cargo de la dirección de su astillero en Cartagena. Se originó así una estrecha relación que se extendería hasta 1934 y sólo se interrumpió por las reticencias de Suanzes a la que consideraba excesiva influencia del socio inglés de la compañía en detrimento de los intereses españoles. Fue precedida de cierto escándalo al no privarse Suanzes de airear sus diferencias, un rasgo muy propio del carácter y la independiente personalidad del futuro presidente del INI.

Los años previos a la guerra, entre 1934 y 1936, ejerció como director de una sociedad de Estudios, Proyectos y Reparaciones, creada por él mismo al cesar en La Naval, y también como Director General de Boetticher y Navarro, una importante empresa madrileña. El comienzo de la guerra civil sorprendió a la familia Suanzes en Madrid. Detenido poco después, fue liberado gracias a un gestión del general Masquelet, leal a la República, tras lo cual se refugió en la Embajada de Polonia. En marzo de 1937 pudieron Suanzes y otros refugiados abandonar en compañía del propio embajador la sede diplomática para dirigirse a Valencia, donde embarcó en un carguero francés con destino a Marsella. Tan pronto como pudo pasar de nuevo a España se presentó en Salamanca a Franco, su paisano y amigo de la infancia. A partir de aquel momento se iniciaría una colaboración que habría de tener amplias repercusiones en el diseño de la política industrial del futuro Régimen.

Su primer encargo tuvo por objetivo colaborar con el almirante Cervera en la reconstrucción de la flota, afectada de graves daños al iniciarse la guerra y bajo control, en su mayor parte, del gobierno republicano. Esta tarea le llevó a Italia en busca de colaboraciones técnicas. Allí tuvo ocasión de conocer la presencia del Estado en la iniciativa industrial a través del IRI, Istituto per la Ricostruzione Industriale, que con seguridad tendría presente al plantearse la creación del Instituto Nacional de Industria finalizada la guerra española. Según Suanzes dejó dicho durante una conferencia dictada en Burgos en 1961, parece que estas preocupaciones, compartidas por Franco, no se veían postergadas por la actividad en los frentes y ocupaban buena parte de los Consejos de Ministros.

Al oficializarse por la Junta de Defensa Nacional la constitución del primer Gobierno nacional, pasa Suanzes a ocupar el creado Ministerio de Industria y Comercio el 2 de febrero de 1938, en cuya cartera cesa en 1939 para hacerse cargo de la Dirección de Industrias Navales Militares del Ministerio de Marina. Aunque Suanzes se mostraría posteriormente identificado con el pensamiento de José Antonio Primo de Rivera, su fundador, y formó parte del Consejo Nacional del Movimiento, estaba mucho más cercano a los grupos católicos y monárquicos que habían apoyado el Alzamiento. Desde los sectores más activos de la Falange obtuvo, sin embargo, el máximo respaldo en sus frecuentes enfrentamientos con los representantes bancarios y empresariales más caracterizados del tradicional capitalismo español.

No debe ignorarse aquella vinculación por cuanto, tanto católicos como monárquicos, se mostraban afines antes de la guerra a las ideas corporativistas del Estado italiano y a su concepción de la autarquía para la reconstrucción nacional. Tal vez por ello la concepción industrial de Suanzes nunca dejó de estar influida por planteamientos autárquicos, que entroncaban directamente con un regeneracionismo que hundía sus raíces en la Restauración. Esta actitud se traduciría después, durante la presencia de Suanzes en el INI, en su estímulo a la investigación y en la proyección de sus empresas hacia zonas de poca o nula tradición industrial para fomentar el desarrollo regional.

El Instituto Nacional de Industria, que puede considerarse su obra fundamental y su máximo legado, fue creado por Ley de 25 de setiembre de 1941. Suanzes fue su primer presidente, cargo que simultaneó durante seis años con el desempeño por segunda vez de la cartera de Industria (1945-1951). Su mandato se extendió hasta 1963 y sirvió tanto para consolidar la institución como para trazar las líneas principales de su política industrial, marcada durante sus primeros años por las directrices autárquicas a las que, de todas formas, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la postguerra y el subsiguiente aislamiento internacional de España, no dejaban otras alternativas viables.

Gestionó el Instituto con estilo personalista e independiente, para cuyos cargos buscó profesionales de su confianza -compañeros muchos de arma o carrera, o provenientes de sus experiencias en la vida civil-, elegidos en función de sus capacidades y no de sus tendencias políticas.

Su preocupación, de otra parte, por la doctrina social de la Iglesia, se reflejó en muchas actuaciones en favor de los trabajadores acometidas por el Instituto y sus empresas. Es poco conocido, en este sentido, el proyecto de participación de un cierto capitalismo popular en las sociedades del INI, siguiendo las orientaciones de la democracia cristiana alemana. Tampoco ha sido muy divulgada su colaboración en la creación de la Fundación March con el financiero balear Juan March, al que por razones estrictamente patrióticas respaldó durante su largo pleito con la Barcelona Traction. Este apoyo no sería suficiente, sin embargo, para eliminar los conflictos de intereses en el escenario catalán entre las empresas eléctricas ENHER, del INI, y FECSA, del grupo March.

Durante el largo mandato de Suanzes se crearon las principales empresas del INI, algunas de las cuales han quedado como referentes del desarrollo español: SEAT (fabricación de vehículos de tursimo), ENDESA y ENHER (electricidad), ENSIDESA (siderurgia), REPSOL (refino de petróleo), ENASA (fabricante de los camiones Pegaso), ENCE (celulosas), IBERIA y AVIACO (líneas aéreas), ENFERSA (fertilizantes), ENTURSA (turismo, promotora de los Hoteles Reyes Católicos en Santiago y San Marcos, en León, entre otros), CASA (aeronáutica), E.N. BAZAN (construcciones navales militares), SANTA BARBARA (armamento) por citar sólo algunas de las más importantes.

A partir de 1958 el nuevo rumbo de la política industrial del Gobierno permite al INI su salida de los presupuestos oficiales del Estado y su recurso a la financiación privada, lo que disminuye su autonomía al verse obligado a contar con el mercado financiero. Nuevos hechos, como el Informe del Banco Mundial, solicitado por el equipo ministerial pilotado por Mariano Navarro Rubio y Alberto Ullastres (1957), contribuyen a mermar la posición del Instituto. Ésta, finalmente, se ve aún más comprometida a partir del primer Plan de Estabilización (1958) -consecuencia directa del Informe citado- y el pase a manos de Gregorio López Bravo del Ministerio de Industria (1962).

La llegada de López Bravo a Industria fue especialmente significativa. El INI había dependido, desde su creación, de la Presidencia del Gobierno. Era un modo de garantizar su autonomía y propiciar la necesaria coordinación de sectores vinculados a diversos Departamentos. Tras el último cambio quedaba como organismo subordinado de uno de ellos, dirigido además por un hombre muy joven y sin demasiada experiencia, en opinión de Suanzes.

Definitivamente el Presidente del INI y su nuevo superior jerárquico no se entendieron. Aunque Suanzes, a punto de cumplirse los primeros veinte años de la creación del Instituto, había sido elevado al rango de Marqués de Suanzes por el Jefe del Estado (1960), se sintió obligado a presentar su dimisión directa al propio Francisco Franco. Las cartas cruzadas entre Suanzes y Franco son recogidas por A. Ballestero, biógrafo del primero. La larga amistad entre Suanzes y Franco, y su respeto a la suprema magistratura de éste, no son óbice para la dureza con que aquél se expresa, con fecha 9 de octubre de 1963, reiterándole una dimisión que, según afirma, ya había presentado un año antes. Si bien estas dimisiones no eran frecuentes, aún lo era menos que Franco las contestara. Acepta su renuncia en carta del día 11 del mismo mes, pero deja constancia de la vieja amistad que le une a su colaborador de tantos años, al que tampoco se priva de criticar “por su obstinación”. Preferiría, añade, “que nos hubiéramos caído de viejos en esta trascendente colaboración de tantos años; pero no te extrañará que ya no luche por retenerte”.

Aunque en los últimos tiempos había ejercido otros relevantes cargos, como los de presidente del Patronato Juan de la Cierva del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Comité Español de la Conferencia Mundial de la Energía, tras su cese en el INI Juan Antonio Suanzes se retiró prácticamente de la vida pública. Murió en Madrid en 1971, catorce años después, entristecido por la pérdida de su mujer otros cuatro años antes. Su numerosa familia constaba entonces de diez de los doce hijos que había tenido el matrimonio, cincuenta y cuatro nietos y casi otros tanto biznietos. Contaba ya ochenta y seis años de edad.

Bibliografía

  • BALLESTERO, Alfonso. Juan Antonio Suanzes, 1981-1977. (Madrid: 1993).

  • SCHWARTZ, P y GONZÁLEZ, J.M.. Una historia el Instituto Nacional de Industria, 1941-1976. (Madrid: 1978).

  • SUANZES, Juan Antonio. 8 Discursos. (Madrid: 1963).

Gonzalo Cerezo Barredo

Autor

  • Gonzalo Cerezo