Adam Smith (1723–1790): El Pionero de la Economía Moderna y la Filosofía Moral

Adam Smith (1723–1790): El Pionero de la Economía Moderna y la Filosofía Moral

1. Orígenes y primeros años de vida

Adam Smith nació el 5 de junio de 1723 en Kirkcaldy, un pequeño pueblo costero en Escocia. Su vida comenzó bajo circunstancias marcadas por la tragedia, pues su padre, quien era juez y oficial de aduanas, falleció poco antes de su nacimiento. Este acontecimiento dejó a su madre, Margaret Douglas, como única figura parental en su infancia. La ausencia de su padre no impidió que Smith recibiera una educación de alta calidad, pues su madre se dedicó por completo a su crianza, lo que permitió que, desde temprana edad, Adam tuviera acceso a un ambiente que favorecía el aprendizaje.

Las condiciones excepcionales de su niñez facilitaron que, a los 14 años, Smith ingresara a la Universidad de Glasgow, una de las instituciones más prestigiosas de Escocia en ese entonces. La ciudad de Glasgow, en pleno auge intelectual y comercial, le ofreció un caldo de cultivo idóneo para su desarrollo académico. Durante su estancia allí, fue alumno de Francis Hutcheson, un filósofo escocés que influyó de manera decisiva en su visión moral y ética. La enseñanza de Hutcheson, con su enfoque en la moralidad y la naturaleza humana, marcaría profundamente las ideas de Smith en su futuro trabajo.

2. Educación temprana y primeros estudios

Smith continuó su formación académica cuando, en 1740, consiguió una beca para estudiar en el Balliol College de la Universidad de Oxford. Durante su estancia en Oxford, que se extendió hasta 1746, Smith tuvo la oportunidad de conocer diferentes corrientes filosóficas, pero también se enfrentó a la rígida estructura académica de la institución, la cual, a menudo, le pareció limitada y desconectada de las innovaciones intelectuales que se estaban gestando en otros lugares. Aunque la experiencia en Oxford fue importante, Smith consideraba que su educación no fue tan inspiradora como la que había recibido en Glasgow, donde la enseñanza era más dinámica y abierta a nuevas ideas.

Tras finalizar sus estudios en Oxford, Smith regresó a Escocia, donde inició una etapa de reflexión y preparación que lo llevaría a formular sus ideas más innovadoras. Durante la segunda mitad de la década de 1740, Smith se trasladó a Edimburgo, donde coincidió con otros pensadores destacados de la Ilustración escocesa, entre ellos el filósofo David Hume, con quien desarrolló una profunda amistad. La relación con Hume influyó en la evolución de sus ideas filosóficas y económicas, estableciendo una base sólida para el trabajo que Smith realizaría en los años venideros.

3. Regreso a Escocia y contacto con David Hume

Tras su paso por Oxford, Smith regresó a Escocia y se estableció en Edimburgo a finales de la década de 1740. En la capital escocesa, se acercó al círculo intelectual que se formaba alrededor de David Hume, un filósofo con quien compartía muchas inquietudes sobre la naturaleza humana y la moralidad. La influencia de Hume en la vida de Smith fue profunda, ya que ambos compartían una visión crítica respecto a la religión tradicional y la moral establecida, además de ser defensores de un enfoque más racional y empírico para abordar cuestiones filosóficas.

Durante esta etapa, Smith continuó con sus estudios y con su reflexión sobre temas de ética, política y economía. Fue en este contexto en el que se dio cuenta de que las cuestiones económicas, como el comercio y la distribución de la riqueza, estaban fuertemente vinculadas a las estructuras morales y sociales de la sociedad. Smith comenzó a desarrollar la idea de que la economía debía ser vista no solo desde una perspectiva técnica, sino también como una extensión de la conducta humana en sociedad.

4. Carrera académica en la Universidad de Glasgow

En 1751, Smith comenzó a dar clases en la Universidad de Glasgow como catedrático en lógica, pero fue un año después, en 1752, cuando asumió la cátedra de filosofía moral. Esta nueva asignatura abarcaba no solo ética y filosofía política, sino también economía y teología natural, lo que permitió a Smith integrar en su enseñanza las cuestiones económicas que tanto le interesaban. Fue a partir de esta cátedra que empezó a ganar reconocimiento entre sus colegas y estudiantes.

En su tiempo en Glasgow, Smith también comenzó a publicar trabajos que, aunque inicialmente no estaban estrictamente orientados hacia la economía, contenían las semillas de muchas de las ideas que más tarde se plasmarían en su obra más influyente. Su primer gran trabajo fue «Teoría de los Sentimientos Morales» (1759), en el que abordaba cuestiones sobre la moralidad, la empatía y los juicios éticos. En esta obra, Smith postulaba que la simpatía —la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás— era la base de la moralidad. Aunque no era un texto económico per se, sentaba las bases de lo que más tarde se desarrollaría en su obra sobre la economía de las naciones.

5. El Gran Tour y su encuentro con el pensamiento económico europeo

En 1762, Smith tomó una decisión importante para su carrera: aceptó el cargo de tutor del Duque de Buccleugh, un noble escocés, quien le ofreció la oportunidad de acompañarlo en un «Gran Tour» por Europa. El Gran Tour era un viaje educativo típico de la aristocracia europea, donde los jóvenes nobles viajaban por varios países para perfeccionar su educación y adquirir conocimientos sobre las culturas europeas más avanzadas.

Este viaje, que tuvo lugar entre 1764 y 1766, resultó ser un punto de inflexión en la vida de Smith. A lo largo de su estancia en Europa, tuvo la oportunidad de conocer y conversar con algunos de los más grandes pensadores de la época, en especial con los representantes de la fisiocracia, como François Quesnay, y otros economistas y filósofos franceses como Turgot y D’Alembert. Estos encuentros tuvieron una profunda influencia en el desarrollo del pensamiento económico de Smith, quien comenzó a adoptar una visión más crítica sobre las teorías económicas de la época, especialmente las que defendían el control estatal sobre la economía, como el mercantilismo.

6. Regreso a Kirkcaldy y trabajo en su obra más influyente

Tras su enriquecedora experiencia en el Gran Tour, Smith regresó a su ciudad natal de Kirkcaldy en 1766, donde estableció su residencia permanente. Fue en este período de tranquilidad relativa que pudo concentrarse en la obra que lo haría célebre en todo el mundo: «Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones» (1776). Este libro se considera la piedra angular de la economía moderna y consolidó a Smith como uno de los pensadores más influyentes de su tiempo.

La obra, escrita a lo largo de varios años, es una crítica profunda al mercantilismo y la fisiocracia, corrientes que en su época dominaban el pensamiento económico. En ella, Smith defendió la idea de que la verdadera riqueza de una nación no reside en la acumulación de metales preciosos, como proponían los mercantilistas, sino en la capacidad productiva de sus ciudadanos. Para Smith, la riqueza provenía del trabajo y de la habilidad de las naciones para crear productos y servicios que pudieran intercambiarse en un mercado libre.

7. Pensamiento económico: crítica al mercantilismo y la fisiocracia

Smith fue un crítico feroz tanto del mercantilismo como de la fisiocracia, dos corrientes económicas que dominaban la época. El mercantilismo, que consideraba la acumulación de metales preciosos como un objetivo central de las políticas económicas, se basaba en la idea de que el gobierno debía intervenir activamente en la economía para asegurar un superávit comercial. Sin embargo, Smith rechazó esta teoría, argumentando que las políticas proteccionistas, como los aranceles y las restricciones comerciales, solo creaban distorsiones en el mercado y perjudicaban el bienestar general.

Por otro lado, la fisiocracia, que consideraba que la agricultura era la única fuente legítima de riqueza, también fue rechazada por Smith. Aunque reconocía la importancia de la agricultura, consideraba que el comercio y la industria jugaban un papel igualmente fundamental en la creación de riqueza. La visión de Smith era mucho más holística y dinámica, entendiendo la economía como un sistema interconectado donde la libertad económica, la especialización y el intercambio comercial eran esenciales para el progreso de una nación.

8. Teoría del valor y la distribución de la riqueza

Uno de los conceptos más influyentes introducidos por Smith fue la teoría del valor. En «La riqueza de las naciones», Smith hizo una distinción crucial entre el «valor de uso» y el «valor de cambio». El primero se refería a la utilidad directa de un bien, mientras que el segundo correspondía al precio de mercado que los bienes alcanzaban en el comercio.

Smith también introdujo la idea de que el valor de cambio de los bienes y servicios estaba determinado por la cantidad de trabajo necesario para producirlos. Para él, el trabajo era la medida básica del valor, aunque reconocía que otros factores, como la tierra y el capital, también influían en la producción. Sin embargo, Smith fue más allá al introducir la idea de un «precio natural», que representaba el valor intrínseco de los bienes, el cual, bajo condiciones de mercado libre, debía coincidir con el precio real de los productos.

Este concepto de valor fue clave para el desarrollo de la teoría económica clásica, que influyó en economistas posteriores como David Ricardo y John Stuart Mill. Smith no solo se centró en el valor de los bienes, sino también en la distribución de la riqueza, subrayando la importancia de la división del trabajo y la especialización como motores de la prosperidad económica.

9. Filosofía moral y el concepto de simpatía

Además de sus contribuciones a la economía, Smith también dejó una profunda huella en la filosofía moral. Su obra «Teoría de los Sentimientos Morales» (1759) aborda la moralidad humana desde la perspectiva de la simpatía, entendida como la capacidad de ponerse en el lugar del otro y experimentar sus sentimientos. Según Smith, la simpatía es la base para la formación de juicios morales, ya que nos permite comprender las emociones y acciones de los demás, promoviendo la cooperación y el entendimiento mutuo en la sociedad.

Para Smith, la moralidad no era un conjunto de reglas abstractas, sino un proceso dinámico basado en la interacción social. Las expectativas recíprocas de los individuos, al tratar de ganar la aprobación de los demás, generaban una armonía social que beneficiaba a todos. Esta visión de la moralidad, centrada en la libertad individual y en el intercambio social, es un reflejo de su pensamiento más amplio sobre la economía y la sociedad.

10. Legado y últimas actividades

La carrera de Adam Smith culminó con varios logros importantes en los últimos años de su vida. En 1778, fue nombrado Inspector de Aduanas de Escocia, un cargo que le permitió tener un contacto más directo con la administración pública, aunque continuó con su labor académica y filosófica. En 1787, fue nombrado rector de la Universidad de Glasgow, un reconocimiento a su contribución al pensamiento académico.

Smith murió en Edimburgo el 17 de julio de 1790, dejando un legado que perduraría a lo largo de los siglos. Su obra «Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones» sigue siendo un pilar fundamental de la economía moderna, mientras que sus ideas sobre la moralidad, la libertad y el comercio continúan siendo de gran relevancia en el debate filosófico y económico contemporáneo. El «padre de la economía moderna» sigue siendo una figura central no solo para economistas, sino también para filósofos y sociólogos que buscan comprender las dinámicas de la sociedad y la economía en un mundo globalizado.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Adam Smith (1723–1790): El Pionero de la Economía Moderna y la Filosofía Moral". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/smith-adam [consulta: 6 de octubre de 2025].