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HistoriaReligiónBiografía

Sin, Jaime Lachica (1928-2005).

Eclesiástico filipino, nacido en Nueva Washington (provincia de Aklan, Panay) el 31 de agosto de 1928 y muerto el 21 de junio de 2005 en Manila. Como arzobispo de Manila -máxima autoridad religiosa de las Filipinas- ejerció un importante papel en la vida pública del país durante las últimas décadas, coincidiendo con la dictadura de Ferdinand Marcos, la consolidación democrática y el recrudecimiento de las tensiones sociales y religiosas.

Nacido en el seno de una familia de comerciantes chinos establecidos en Panay, Jaime Lachica Sin fue el decimotercero vástago de un total de quince hermanos. Realizó su formación sacerdotal en el seminario San Vicente de Paúl de la ciudad de Jaro (Panay), recibiendo la ordenación el día 3 de abril de 1954. Su primer destino fue la diócesis de Cápiz, una de las más inaccesibles y atrasadas de la isla de Panay; la labor misionera llevada a cabo durante varios años en esta región contribuyó a forjar su personalidad, sensible a los problemas de la sociedad filipina y con un grado alto de tolerancia hacia las minorías étnicas y religiosas. En 1957 fue nombrado rector del seminario San Pío X de Roxas, también en su isla natal, un centro donde permaneció diez años desempeñando labores académicas y administrativas. En junio de 1970 pasó a la Archidiócesis de Jaro, primero en calidad de administrador apostólico y después como titular de la sede (octubre de 1972).

El 24 de mayo de 1974 fue nombrado arzobispo de Manila, convirtiéndose en la cabeza visible de la Iglesia filipina, y el 24 de mayo de 1976 fue nombrado cardenal por el pontífice Pablo VI. Aunque en un principio Jaime Sin se mostró condescendiente, cuando no abiertamente favorable, respecto al régimen dictatorial de Marcos, a comienzos de los años ochenta fue el artífice de un cambio sustancial en la postura oficial de la jerarquía eclesiástica, que empezó a manifestar cierta sintonía con las demandas de la oposición. En este sentido, resultó fundamental su llamamiento para celebrar unas elecciones verdaderamente democráticas en las que el voto libre, dictado sólo por la propia conciencia, sustituyese a la coacción y a los mecanismos tradicionales de patronazgo.

Jaime L. Sin vio reforzada su posición con ocasión de la primera visita al archipiélago del papa Juan Pablo II en febrero de 1981 -volvió a recibir al sumo pontífice en una segunda vista en 1995- y especialmente tras el asesinato del senador Benigno Aquino (agosto de 1983), suceso que le condujo a pedir públicamente la dimisión del dictador. Como presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas articuló un eficaz apoyo social en plena sintonía con la oposición política, de modo que su firme respaldo a la candidatura de Corazón Aquino y después a la revolución de 1986 está considerado sin lugar a dudas un factor fundamental en el triunfo de la transición democrática en Filipinas.

A finales de la década de 1990 volvió a desempeñar un importante papel político dentro del movimiento opositor que propició la caída del presidente Joseph Estrada. El cardenal Sin también se destacó por su talante dialogante con otras comunidades religiosas del archipiélago, aunque por el contrario los sectores progresistas le achacaron un excesivo conservadurismo en materias como el control de la natalidad y la permisividad doctrinal hacia otras iglesias cristianas. El 21 de noviembre de 2003 cedió el báculo de su iglesia al arzobispo Gaudencio Rosales, su sucesor en la diócesis de Manila. En su última ceremonia oficial, a la que asistió la presidenta Gloria Macapagal, el llamado papa de Asia realizó un llamamiento a la responsabilidad de los políticos.

Entre otros méritos y nombramientos, el cardenal Sin ostenta los de doctor en Derecho por la Universidad Adamson y doctor de Humanidades por la Universidad De La Salle, y ha asistido a numerosas conferencias y asambleas de la jerarquía católica, entre otras a varias de las Asambleas Ordinarias del Sínodo de los Obispos celebradas en Ciudad del Vaticano, (septiembre-octubre de 1977) y la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (México, enero-febrero de 1979). En mayo de 1981 fue nombrado asimismo miembro del Consejo de Cardenales para el Estudio de los Problemas Organizativos y Económicos de la Santa Sede.

No pudo asistir por motivos de salud al cónclave que en abril de 2005 elegió al nuevo papa de la Iglesia Católica, Benedicto XVI.

Autor

  • MAH ; 5-2-2003.