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Simonov, Kiril Mijailovich o "Konstantin Simonov" (1915-1979).

Poeta, narrador, dramaturgo, periodista y político soviético, nacido en San Petersburgo en 1915 y fallecido en Moscú en 1979. Aunque su verdadero nombre era el de Kíril, adoptó como pseudónimo el de Konstantín, por el que ha pasado a la historia de las Letras rusas contemporáneas. Considerado como uno de los escritores más destacados de la denominada "literatura de guerra" (la referida a la participación de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial), dejó una interesante producción impresa que, aunque sin brillar especialmente por sus méritos literarios, gozó del aplauso general de los lectores de su tiempo.

Su innata vocación literaria le inclinó, en sus años juveniles, al cultivo de la poesía, género con el que irrumpió en el panorama cultural soviético hacia mediados de los años treinta, y al que volvió después con una interesantísima recopilación de poemas líricos agrupados bajo el título de Contigo y sin ti (1944), todos ellos caracterizados por su encendida pasión amatoria. Entre las composiciones que conforman este volumen de versos figura la titulada "Espérame", que en su época se convirtió en uno de los poemas más célebres de la literatura soviética.

Tomó parte activa en la contienda bélica sin abandonar por ello su oficio de escritor, ya que ejerció como corresponsal de guerra en los distintos frentes abiertos en numerosas regiones de la URSS, lo que le permitió configurar una interesante historia de las primeras líneas de combate que quedó recogida en el libro Diario de guerra. Al mismo tiempo, con estas experiencias vividas al pie mismo de las trincheras supo configurar una amena producción narrativa que quedó inaugurada con la publicación de la novela titulada Días y noches (1944), una de las mejores epopeyas escritas acerca de la batalla de Stalingrado, acontecimiento histórico que también configuraba el trasfondo ambiental del poemario citado en el parágrafo precedente (Contigo y sin ti). Se trata de una narración lastrada por las deficiencias técnicas de su autor, quien demostró no estar aún capacitado para aligerar la exposición de los hechos de abundantes digresiones que, en ocasiones, provocan el tedio del lector; pese a ello, la obra puede leerse con todo el interés que cabe esperar de una relación fidedigna de la vida cotidiana bajo los bombardeos aéreos, contada por alguien que la ha vivido in situ.

La épica estalinista que domina esta primera narración de Konstantin Simonov desapareció en las novelas publicadas por el escritor de San Petersburgo después de la muerte de Stalin. A partir de entonces fue posible ofrecer una visión muy distinta de la guerra y -sobre todo- del Ejército Rojo, una visión en la que tenían cabida las tensiones existentes dentro de las tropas, sometidas a la delación, la inseguridad, la prepotencia de ciertos oficiales, etc. Todo esto quedó plasmado en las novelas tituladas La guarnición (1956), Los vivos y los muertos (1959), No se nace siendo soldado (1963) y El último verano (1970), obras que, desde el punto de vista formal, constituyen uno de los mejores escaparates de la corriente estilística denominada "realismo socialista". Particularmente interesantes son Los vivos y los muertos y No se nace siendo soldado, dos novelas en las que Konstantin Simonov relata las vicisitudes de un oficial de infantería "depurado" en un campo de concentración.

Mientras se dedicaba a la redacción de estas obras, el escritor soviético no abandonó la profesión periodística, en la que alcanzó una cierta notoriedad merced a sus trabajos como redactor jefe en la revista Novy Mir (1946-1950) y, posteriormente, de Literaturnaya Gazeta (1950-54). Además, probó fortuna en la vida política de su pueblo, y en varias ocasiones se presentó con candidato al Comité Central del Partido Comunista. Pero, por encima de todo, Konstantin Simonov sobresalió en su faceta de narrador, desde la que produjo unas novelas que, en palabras de la crítica especializada, "pueden clasificarse como esa satisfactoria literatura de segunda categoría que en todos los países ejerce una considerable atracción sobre la masa de lectores" (Marc Slonim, Escritores y problemas de la literatura soviética, 1917-1967).

Menos interesante que su actividad novelesca (en la que se inspiraron varios realizadores de cine) resulta su labor como dramaturgo, plasmada en numerosas comedias que, pese a sus escasos valores literarios, gozaron del aplauso de los espectadores de su época. Se trata de una serie de piezas teatrales caracterizadas por un rígido esquematismo ideológico y un encendido fervor patriótico que, sin duda, fueron muy bien recibidos en medio de las tensiones de la guerra y -posteriormente- durante los primeros años de la "Guerra fría", pero que en la actualidad no consiguen ocultar la escasez de recursos dramáticos de Simonov. Entre sus títulos teatrales más conocidos, cabe recordar Una historia común (1940), Un joven de nuestra ciudad (1942), Gente rusa (1942), Bajo los castaños de Praga (1945), La cuestión rusa (1947), El buen nombre (1953) y El cuarto (1961).

Bibliografía

  • SLONIM, Marc. Escritores y problemas de la literatura soviética, 1917-1967. (Madrid: Alianza Editorial, 1974).

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • JR